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La Vigencia Del Pensamiento Marxista: La Acumulación De Capital Y La Pobreza De La Clase Trabajadora En El Salvador

karly270911 de Mayo de 2012

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Por: Asociación Estudiantes de Economía Alternativa

La historia de las ideas es una prueba palmaria de cómo cambia y se transforma la producción espiritual con la material. Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias de la clase dominante.

(Kart Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista)

Hace 140 años salía a la luz pública el tomo I de “El Capital”, la obra cumbre del filósofo, economista y sociólogo alemán Carlos Marx. Esta seria la primera parte de una obra extensa en la que se hace un análisis exhaustivo de las leyes económicas del modo capitalista de producción. Mucho tiempo y cosas han transcurrido desde aquel entonces, pero las ideas planteadas por Marx, se nos presentan cada vez, con una fuerza imperiosa para comprender los tiempos en que vivimos.

De ahí que, para entender la realidad que vive El Salvador recurramos a sus teorías. Uno de los rasgos fundamentales de la actual situación en que se encuentra el país, luego de la implantación del modelo neoliberal y por consiguiente del llamado “Consenso de Washington”, es la de un mayor deterioro en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Este hecho objetivo es resultado del nuevo proceso de acumulación de capital, llevado a cabo en el marco de un nuevo modelo económico, ya que como bien decía Marx: ““... La acumulación capitalista produce de manera constante... una población obrera relativamente excedentaria, esto es, excesiva para las necesidades medias del capital y por tanto superflua."<!--[if !supportFootnotes]-->[i]

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El factor clave entonces, para explicar la precariedad de la clase trabajadora es “El Proceso de Acumulación de Capital”, ya que a través de este, se evidencia la creciente disminución relativa en los requerimientos de fuerza de trabajo salvadoreña por parte del capital, la profundización de la tendencia a la disminución en los niveles de valor de la fuerza de trabajo, la reducción en la cobertura de los medios de vida necesarios de la clase trabajadora y el incremento de la exclusión y marginación social.

A partir del capitulo XXIII del tomo I del Capital, en el cual se plantea la “Ley General de Acumulación Capitalista”, Marx nos ilumina en el análisis, de un nuevo proceso de acumulación, iniciado en la década de los noventa, donde han aparecido en El Salvador, los fenómenos de concentración y centralización de capital, los cuales en consonancia con la tendencia mundial, no solo se manifiestan a nivel nacional sino regional.

Aunque El Salvador es un país pequeño, con una economía relativamente débil comparada con las de las grandes potencias, los fenómenos de concentración y centralización a partir de la nueva acumulación de capital iniciada con la transformación económica de fines de los ochenta, aparecen ahora con cada vez mayor claridad.

La nueva etapa de acumulación de capital iniciada en 1989, fue posible gracias a la instauración de una economía de libre mercado, en donde el capital salvadoreño y extranjero se beneficio de la apertura de nuevos mercados como el de las telecomunicaciones, la distribución de energía eléctrica, la banca y la administración de las pensiones; que anteriormente habían sido monopolios estatales. El comercio internacional también se abrió a los privados, con lo cual surgió una nueva rama importadora. Se crearon además nuevas ramas industriales como la maquila textil, la de televisión por cable e Internet.

La reconstrucción que el país necesitaba luego de sufrir una etapa de guerra, también favoreció la acumulación, en cuanto brindo a sectores como el de construcción y sus conexos, oportunidades de revalorizar los capitales.

Según Marx, mediante la acumulación de más plusvalía, los grandes capitales crecen más rápidamente que los capitales pequeños, obteniendo una mayor ventaja en la producción. Este fenómeno al que llamo concentración se presenta por ejemplo, luego de la privatización de la banca salvadoreña. El crecimiento del capital financiero se observa a través de la transformación de simples bancos a conglomerados financieros, que incluyen banca, corredoras de bolsa, aseguradoras, administradoras de fondos de pensiones, emisores de tarjetas de crédito, etc. Que posteriormente se expandieron por Centroamérica para convertirse en autenticas transnacionales. Esto ha sido posible, porque a través del sector financiero se canalizan las remesas familiares que los salvadoreños en Estados Unidos envían a sus familiares en El Salvador, acelerando el ritmo de acumulación, ya que de esta forma se extrae plusvalía de los trabajadores y trabajadoras de la llamada diáspora.

Aunque el caso salvadoreño presenta esta singularidad, la realidad mundial actual demuestra que la tendencia a la concentración y centralización de capital son fenómenos que se dan de forma constante. El intelectual estadounidense de izquierda James Petras, en su artículo "La supremacía del capital financiero" sostiene que el sector financiero como ningún otro puede obtener beneficios sin parangón, ya que "los bancos consiguen su máximo rendimiento facilitando la concentración y la centralización del capital, operaciones que denominan 'fusiones y adquisiciones'"<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]-->.

En cuanto a la centralización, el profesor Aquiles Montoya plantea que “si bien la acumulación de capital presenta una tendencia concentradora esta va acompañada de una tendencia dispersora. Pero en la dinámica capitalista la dispersión es contrarrestada por la atracción”<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]-->, aclarando que esta no es una concentración idéntica a la de la acumulación, sino efecto de la unión de capitales ya existentes, para formar uno mas grande. Siguiendo con el caso del capital financiero salvadoreño, algunos capitales representados en las familias que se beneficiaron de la venta de la banca nacional, como Cristiani, Baldochi-Dueñas, Kriete, Bahaia, De Sola, Siman, y Poma, al mismo tiempo que se concentraban, extendiéndose a otros sectores, también iban centralizándose no solo en el país, sino también en Centroamérica, desplazando a algunas de las antiguas burguesías nacionales de los países de la región. Así tenemos, que estos capitales tienen intereses también en el comercio, la construcción, el turismo, el transporte, la industria y las telecomunicaciones.

Un capital emblemático en el fenómeno que Marx planteo hace 140 años, es el que representa el grupo Poma. Este grupo transnacional posee empresas distribuidoras de vehículos, hoteles de lujo, proyectos urbanísticos y de turismo, empresas metalúrgicas y fabricación de ventanas, centros comerciales y empresas de publicidad distribuidas en Centroamérica, Panamá, Republica Dominicana, México y Estados Unidos. Además esta asociado a otros capitales en la región como los del Grupo Mota, Grupo Taca y Carso del mexicano Carlos Slim<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]-->, considerado el hombre más rico del mundo, lo que da una idea de a que nivel juegan en la arena mundial.

Todo este proceso, que ha tenido lugar en los últimos 17 años, ha desembocado como Marx lo previo hace más de 140 años, en una creciente disminución relativa en los requerimientos de fuerza de trabajo salvadoreña por parte del capital.

Para Karl Marx el desempleo constituye un rasgo permanente o estructural del sistema capitalista, sin el cual este no podría existir, ya que es necesario para los capitalistas contar con un ejército industrial de reserva a su disposición. Marx trata el problema del empleo a partir del análisis del proceso de acumulación capitalista. Este genera un proceso de exclusión de mano de obra que tiende a formar una reserva permanente de personas, a través de una progresiva sustitución de mano de obra por maquinaria, ello a su vez posibilita frenar la tendencia alcista de los salarios. La acumulación genera un excedente de mano de obra, pero a la vez, precisa de él para continuar la acumulación: es una causa y condición de la acumulación capitalista. La búsqueda de mayor productividad no se basa en la cantidad de fuerza de trabajo, por esta razón, no se produce un aumento proporcional de la demanda de trabajo, sino por lo contrario, una disminución progresiva.

En El Salvador durante la última década ha existido una débil capacidad de generación de empleos e ingresos, esto sumado a las privatizaciones que se dieron como resultado del proceso de acumulación en el país, en los cuales no se generaron nuevos puestos sino que se absorbieron las plazas ya existentes y en la mayoría de los casos se desempleo a muchos. Esto se dio en un contexto de acelerada urbanización del país, que ha llevado a que el porcentaje de población urbana creciera de 48% a 60% entre 1991 a 2005<!--[if !supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]-->, y a una marcada terciarización de la economía, que se aprecia en el aporte del sector servicios, que representa más del 62% del valor agregado bruto.<!--[if !supportFootnotes]-->[5]<!--[endif]--> Lo que contribuye a generar una incapacidad de absorción de las legiones de trabajadores, que año con año invaden el mercado laboral. Como ejemplo podemos mencionar que en el período 2000-2005 el desempleo abierto disminuyó con respecto a la primera mitad de los años noventa, alcanzando un promedio de 6.9%, pero la tasa promedio de subempleo urbano superó el 31%; en 2005. El desempleo a nivel nacional alcanzó el 7.2% y el subempleo urbano fue de 32.1%.<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> En

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