La Vision De Los Vencidos
Enviado por halconnocturno40 • 7 de Octubre de 2014 • 1.460 Palabras (6 Páginas) • 308 Visitas
2 DE OCTUBRE DE 2014
HECTOR ENSASTIGA PEREZ
Contexto socio-económico de México.
El libro de la visión de los vencidos es la crónica del antropólogo e historiador mexicano Miguel León Portilla, el cual para poder realizar la obra se apoyó de los análisis y estudios que se realizaron en diversos códices así como de narraciones que pasaron de boca en boca para poder interpretar los testimonios de los indígenas que relatan los sucesos que acontecieron en México a la llegada de los españoles, comandados por el conquistador Hernán Cortes.
Lo interesante de este texto es que la narración de la conquista es desde el punto de vista de los conquistados, que nos ayuda a tener una idea más concreta de cómo fue que sucedió y por qué.
Plasma el engaño que sufrieron los indígenas por parte de los españoles, las batallas que libraron, las enfermedades que sufrieron, mismas que fueron importadas de los mismos conquistadores, sus temores ante la incomprensión de lo que ocurría, en fin todo lo relacionado a la triste historia de la conquista de México.
La obra lleva un cierto orden cronológico, pues inicia con los presagios acerca de la llegada de los españoles, y concluye con la destrucción del imperio azteca.
Al principio del libro habla sobre los “presagios funestos” que tuvieron los mexicas años antes que llegaran los españoles a las tierras de México-Tenochtitlan como son: una “llama” de fuego en el cielo; el que la “casa de Huitzilopochtli” ardiera en llamas de forma espontánea; que en el templo de Xiuhtecuhtli cayera un rayo; la caída de un fuego dividido en tres partes; que el viento hiciera hervir el agua de una laguna; el lamento de una mujer , el que Motecuhzoma viera en un pájaro parecido a la grulla, observando en esta la llegada de los españoles, por lo que lo tuvo como un mal presagio.
Después nos cuentan de las primeras noticias acerca de la llegada de los españoles a las costas del golfo de México, según los nativos en unos “cerros” que flotando venían del mar en ellos venían gentes extrañas de carnes muy blancas y que tenían la barba larga
La reacción de Motecuhzoma agobiado por las dudas y los presagios ante la noticia fue de miedo, dado que él pensó que la llegada de los españoles era la leyenda del retorno de su dios Quetzalcóatl, por tal razón les mando a personas que les atendieran, les dieran cosas de comer (tanto para ellos como para sus caballos), ofrendándoles diversos objetos valiosos, provocando con esto de forma inocente la avaricia de los españoles.
Motecuhzoma tenía miedo de los españoles, pero por su forma de pensar y su religiosidad que era tan fuerte que el creyó que si mandaba a sus sabios ellos los detendrían y se irían, pero fue más su ingenuidad que lo que en realidad pudieron hacer estos. Cuando pensó que ya nada podía hacer prácticamente se rindió si haber peleado, solo dejo que las cosas pasaran, permitiendo que los españoles llegaran sin ningún problema hasta la gran Tenochtitlan.
Mientras que los españoles se ganan la confianza de los tlaxcaltecas para hacer frente a un enemigo en común.
Ante la inevitable llegada de los españoles, los tlaxcaltecas y demás tribus aliadas, y ya con sus alianzas militares formadas, solo hay temor por parte de Moctezuma, al cual, no le queda de otra más que recibirlos favorablemente.
Los españoles se muestran asombrados por la forma en la que los reciben, pues es un recibimiento tan faustoso, en donde sin saberlo, solo están instando a que los españoles se aprovechen de ellos, por su ingenuidad y temor.
Moctecuhzuma tiene una plática con Hernán Cortes en la cual le muestra un gran respeto y admiración, la cual fue recíproca, en gran parte influenciado por las predicciones del retorno de Quetzalcóatl, Cortes se muestra complacido no dando muestras él de avaricia alguna, no así de su sequito el cual al contemplar gran parte del tesoro, conformado por piezas de oro, joyas, ropajes y adornos muy elaborados con plumas, solicitan cuanto quieran, pues los mexicas se lo entregan inmediatamente, ya que su rey, esta rendido ante ellos.
Estando ya establecidos en la cuidad de Tenochtitlan, Hernán Cortés se ausenta de la ciudad para ir a combatir a Pánfilo de Narváez en el golfo de México, que había venido a aprehenderlo por orden de Diego Velásquez, gobernador de Cuba, quedando al mando Pedro de Alvarado, a quien los mexicas lo
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