La decadencia del porfiriato. Las huelgas

La decadencia del porfiriato

Dentro de los problemas que se generaban en la dictadura de Porfirio Díaz eran las mayorías no beneficiadas por su régimen, ya que se exigía justicia y respeto a los derechos más elementales, así como en ese entonces la censura era una de las partes más notorias dentro del porfirismo hacia los periodistas.

A principios del siglo XX se empezó a manifestar un desgaste en el poder político de Porfirio Díaz. En su gabinete se generaron disputas entre los bandos: científicos, dirigidos por José Ives Limatour, secretario de hacienda, y militares jóvenes, encabezados por Bernardo Reyes, secretario de guerra, debido a que era demasiado evidente que Díaz y sus allegados estaban envejeciendo, lo cual hacía necesario plantear quien tomaría el poder del país.

Para el periodo de 1900 a 1904, el mismo Porfirio Díaz alentó a ambos secretarios para que pudieran contender a la presidencia del siguiente periodo, pero la campaña política que tuvieron fue tan escandalosa que acabo desprestigiando a ambos personajes y así se esfumaron sus anhelos para tomar el poder; esto produjo que a la falta de quien pudiese tomar el poder para el año 1904, Díaz volviese a tomar el poder, generando a su vez un cambio en el periodo presidencial de cuatro años a seis años, así como colocar nuevamente el puesto de vicepresidente en la nación el cual fue tomado para ese momento por Ramón Corral y así empezó el sexenio el cual empezaría a notarse de manera más fuerte los conflictos políticos y sociales del país por el régimen de Díaz.

Cabe mencionar que otro de los factores para la decadencia del porfiriato era la opresión de las manifestaciones a las poblaciones, por ejemplo: una de las que más sufrió fueron los indígenas Yaquis de Sonora, en la masacre de tomochic, quienes básicamente estaban siendo exterminados por el desalojo de sus tierras así como para ser vendidos en las haciendas henequeneras de Yucatán, para este tipo de revueltas la muerte de las personas era segura.

Otra de las huelgas más importantes fue la de Cananea, la cual fue hecha por los mineros de Cananea Consolidated Copper Company estaban secundando las resoluciones del Partido Liberal Mexicano y exigieron la garantía de un salario mínimo así como la reducción de la jornada laboral. Este movimiento contaba con tintes nacionalistas que el gobierno no supo manejar. Gracias a la cercanía de la empresa con la frontera, solicito apoyo de estadounidenses armados para proteger las instalaciones, finalmente el conflicto desembocó en demasiada violencia y muerte.

Dentro de las peticiones de los mineros eran las siguientes:

Salario mínimo de $5.00 por 8 horas laboradas.

Que la mina estuviera ocupada por tres cuartas partes de mexicanos y una cuarta por extranjeros.

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