La valoración de las obras antiguas
Juan Manuel Vera CurveloApuntes5 de Junio de 2016
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A lo largo de su evolución, la humanidad ha mostrado siempre una manifiesta tendencia a proteger y conservar lo que por diversos motivos le resulta especialmente valioso. Sin embargo, el proceso se ha ido transformado a lo largo de la Historia por el cambio en los distintos significados, religiosos, culturales y políticos atribuidos a las producciones y pertenencias. A esto se debe que el interés conservador haya tenido un sentido y un alcance diferentes en cada periodo histórico. Puede decirse, por lo tanto, que la historia de la conservación y de la restauración del patrimonio es un fenómeno cultural, determinado por las ideas religiosas, filosóficas, estéticas y políticas vigentes en un momento determinado.
El teatro de Marcelo es un teatro edificado en la Antigua Roma, parcialmente conservado. Fue promovido por Julio César y acabado por Augusto entre los años 13-11 a. C.
El Patio del Belvedere o Cortile del Belvedere, es un pequeño palacio o casino (en el sentido prístino de este otro italianismo: una pequeña casa) también llamado el palazzetto o el Belvedere diseñado por Donato Bramante en 1506 para el Papa Julio II;
Por ejemplo el teatro de marcelo y el beldevere de bramante eran completamente diferentes. Sin embargo para la terminación del beldevere, bramante ordeno a sus tallistas que copiaran los capiteles del teatro.
La valoración de las obras antiguas son mas que todo instrumentales, sin dejar atrás el valor económico, tipológico, espacial, decorativo y constructivo. Aunque se admiraban las obras antiguas, están no eran protegidas.
Con el desarrollo del humanismo renacentista se despierta el interés por los monumentos artísticos de la antigüedad clásica. Sin embargo, este interés no reflejó una preocupación por el cuidado de las obras, que a veces fueron aprovechadas de manera utilitaria para las nuevas construcciones de la época. Durante el Renacimiento se efectuaron salvajes destrucciones del arte del pasado.
¿Qué es valor artístico y que es valor histórico?
Llamamos histórico a todo lo que ha existido alguna vez y ya no existe. Según los conceptos más modernos, a esto vinculamos la idea de que lo que alguna vez ha existido no puede volver a existir, y que todo lo que ha existido constituye un eslabón imprescindible e indispensable de una cadena evolutiva, o lo que es lo mismo, que todo está condicionado por lo anterior y no habría podido ocurrir como ha ocurrido si no le hubiese precedido aquel eslabón interior.
Aquí es verdaderamente importante tener presente que todo monumento artístico sin excepción, es al mismo tiempo un monumento histórico pues representa una fase determinada de la evolución de las artes plásticas para el que, en sentido estricto no se puede encontrar ninguna sustitución equivalente. Y a la inversa todo monumento histórico es también un monumento artístico, pues incluso un monumento escrito tan insignificante como, por ejemplo una hojita de papel, la escritura, los materiales para escribir, etcétera, contiene toda una serie de elementos artísticos; la forma externa de la hojita, la forma de las letras y el modo de agruparlas.
El humanista, el poeta el filósofo y el arquitecto promueven el contacto con el testimonio greco-latino, reclamando la atención sobre el mundo clásico y sobre los testimonios artísticos especialmente en Italia, donde la Iglesia Católica jugó un papel muy importante. Los artistas del Renacimiento vuelcan sus miradas a lo antiguo y a los restos de los monumentos romanos, a la escultura decorativa y figurativa, al testimonio pictórico, en búsqueda de inspiración para transmitir un lenguaje de renovada clasicidad.
Sin embargo, en esa época existía una gran contradicción entre los mismos artistas y en modo particular en los arquitectos, que mientras utilizaban como modelo, la arquitectura antigua, no les importaba la destrucción del original, arquitectura testimonial de una época y lo más grave, en muchos casos, esta destrucción era por propia iniciativa, cuando tenían que sustituir el edificio antiguo por uno moderno. Las exigencias de la vida social imperante determinaban la función de su arquitectura, no conciliándose la civilización renacentista con aquella propia de la antigüedad. No era pues el período del anfiteatro y del teatro romano, ni del templo pagano, ni del palacio imperial, ni de la terma colosal; que pertenecía a otro modo de vida y que de acuerdo con la vivencia de la época no tenían puntos de contacto.
Los edificios que no servían para su fin original, eran transformados o utilizados como cantera de construcción, tal fue el caso, por ejemplo, del mármol que era trasplantado y utilizado para las construcciones de aquella época.
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