Las Ideas De Keynes Para El Orden Económico Mundial
JuanEMosquera25 de Septiembre de 2014
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Las ideas de Keynes para el orden económico mundial
Keynes’ ideas for the worldwide economic order
Luis Orduna Díez
Universidad Complutense de Madrid
orduna@ccee.ucm.es
Recibido: mayo de 2005; aceptado: octubre de 2006
Resumen
El presente trabajo se refiere a las ideas propuestas por Keynes en 1944,
en su informe a la Conferencia de Bretton Woods, acerca de cómo debería
estructurarse el Orden Económico Mundial. Por contraposición a las ideas
de Keynes, se observa que el Orden Económico posterior a la Segunda
Guerra Mundial estuvo mediatizado por los intereses norteamericanos y por
la pretensión de Estados Unidos para hacer del dólar un poder hegemónico
mundial, al que quedarían supeditadas las aspiraciones de progreso y
desarrollo de todos los demás países del mundo. De estos hechos arranca el
agravamiento del problema del subdesarrollo, con sus lacras del hambre y la
miseria que afectan a dos tercios de la humanidad, lo que constituye, hoy, el
mayor problema del sistema mundial de convivencia. Aquí, se defiende la tesis
de que, si se hubieran aplicado las propuestas de Keynes, el agravamiento del
problema del subdesarrollo tal como hoy lo conocemos, hubiera podido ser
evitado o, al menos, el mundo hubiera evolucionado en una dirección distinta y
con mejores posibilidades de solución al respecto. Incluso, todavía en nuestros
días, la propuesta de Keynes sigue siendo válida y podría ser la pauta a seguir
en la puesta en marcha de un nuevo Orden Económico Mundial, capaz de
afrontar los problemas del subdesarrollo. Sin embargo, las dificultades que
en el presente momento histórico se oponen a la aplicación de la propuesta
reformista de Keynes, son tanto de carácter político como económico. Por eso
la conclusión sugerida en este trabajo consiste en proponer una vía de reforma
institucional que reviste caracteres constitucionales, y que tiene la pretensión
de hacer viables las ideas de Keynes para corregir los problemas económicos
fundamentales del mundo actual.
Palabras clave: Intervencionismo; Cooperación internacional; Integración
mundial; Estado universal; Constitución Política Universal.
Revista de Economía Mundial 16, 2007, 195-223
issn: 1576-0162
196
Abstract
The present paper deals with the ideas proposed by Keynes in 1944, in his
report to the Conference of Bretton Woods, about how the worldwide economic
order should be structured. Against Keynes’ ideas, the author notices that
the economic order after the Second World War was determined by North
American interests and by their intention to make the dollar become the ruling
world power, to which the expectations of progress and development of the rest
of the countries would be subordinated. Due to these facts, the situation of the
underdeveloped countries has worsen, with its scourges of hunger and misery
that affect two thirds of humanity. This situation constitutes, today, the major
economic problem of the world. The author supports the thesis that, if they had
applied Keynes’ proposals, the worsening of the underdeveloped countries,
as we know it today, could have been avoided or, at least, its development
would have taken another direction enabling them to find solutions to their
own needs. Even today, Keynes’ proposal is still valid and could be a guideline
to implement a new worldwide economic order, able to face the problems
of underdevelopment. However, the difficulties that in the present moment
impede the application of Keynes’ reformist proposal are both of political and
economic nature. For these reasons, the author arrives to the conclusion that
the way to apply Keynes’s ideas requires worldwide constitutional changes that
would enable to correct the main economic problems of the current world
Keywords: Interventionism; International Cooperation; Worldwide integration;
Worldwide State; Universal Political Constitution.
JEL Classification: P11.
1. Introducción
Al considerar las ideas de Keynes para el orden económico mundial conviene
fijarse, como cuestión previa, en la “trayectoria de su pensamiento”. En esta
trayectoria, se pueden considerar claramente diferenciadas tres etapas:
1. La primera, la de su “Treatise on Money” en la línea neoclásica
marshalliana.
2. La segunda, la más conocida, sería la de su “Teoría general”, (publicada
en 1936), y que ha sido aplicada por la mayoría de los gobiernos
en los años transcurridos. En su Teoría general, Keynes defendió
una modificación del concepto neoclásico de “equilibrio general”. Sólo
habría equilibrio, afirmó, cuando la oferta y demanda global, se igualaban
en la “posición de pleno empleo”. Y como este pleno empleo no
siempre se alcanzaba de modo automático, defendió que para lograrlo
era necesaria la “intervención del Estado”, a través de la política
fiscal y la política monetaria. Keynes puede considerarse, en este sentido
el “fundador de la moderna macroeconomía intervencionista”
3. La tercera etapa del pensamiento de Keynes es mucho menos conocida
porque nunca ha sido aplicada. Es la que se deduce de las propuestas
recogidas en su informe a la Conferencia de Bretton Woods
en 1944, que, como se sabe, no tuvieron éxito.
A mi juicio, los dos últimos planteamientos (la Teoría general de 1936 y las
propuestas a Bretton Woods de 1944) son complementarios. Trataban de resolver
los enormes problemas engendrados por la Gran Depresión, especialmente
el problema del “paro masivo”. Keynes había concluido en su “Teoría”
que la doctrina del “laissez-faire” era errónea, al menos, en el corto plazo. Por
eso, había concluido también que el “intervencionismo” debía ser el elemento
de acción central de su modelo. Sólo con la intervención del Estado en la
economía era posible llegar al “pleno empleo”. Las nuevas teorías de Keynes
suponían una descalificación para las doctrinas del “laissez-faire” que habían
imperado todo el siglo XIX y hasta la Gran Depresión.
Sin embargo, es sabido que Keynes en su “Teoría general”, sólo quiso considerar
la acción del estado a corto plazo. Pero el intervencionismo para lo-
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grar el equilibrio económico, se justificaba también porque existen razones
de fondo para la acción del estado en el largo plazo. En la última etapa de su
trayectoria, el mismo Keynes lo puso de manifiesto en su importante informe
formulado en 1944 ante la Conferencia de Bretton Woods . Fijémonos pues,
en la posibilidad de extrapolar algunos de los planteamientos interpretativos
de Keynes en una dimensión del orden económico de carácter mundial y de
largo plazo.
Por otra parte, en tanto en cuanto el intervencionismo hace referencia al estado,
debemos tener claras cuáles son las funciones económicas que incumben al
estado. El estado en cuanto es, por definición, la “síntesis de los derechos de
todos los ciudadanos” (Vecchio, 1969: 400) y el defensor de estos derechos
mediante la promulgación de un “estado de derecho” tiene entre sus funciones
fundamentales la de “coordinar” las actividades subjetivas de carácter político,
económico y social en pro del “bien común”. De ahí, que deba entenderse que
el estado está obligado a coordinar su acción con otros estados nacionales para
legislar adecuadamente, con vistas a la solución de los problemas económicos y
sociales en todos los ámbitos de la convivencia. Está obligado también a vigilar
y controlar el cumplimiento de estas leyes y, después, a facilitar los servicios
generales que la comunidad necesita, así como también a incentivar y premiar
Ponencia presentada por el autor en la VII Reunión de Economía Mundial, celebrada en la
Universidad Complutense de Madrid del 21 al 24 de abril de 2005. George, S. y Sabelli, F. describen
la posición de Estados Unidos a este respecto, del siguiente modo: “Los estadounidenses estuvieron
planificando este momento casi desde que comenzó la guerra. En la década de 1930 habían sufrido
en carne propia el problema de competir con los bloques comerciales; sobre todo con el bloque
de la libra esterlina, que sus primos británicos habían utilizado para mantener el control de los
mercados más lucrativos del mundo y de las materias primas. Estados Unidos trataba ahora de
obtener un acceso a ambos sin restricciones de ningún género. Incluso antes de que Estados Unidos
entrara en la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt ya había expresado claramente sus condiciones
a Churchill en la reunión que ambos líderes mantuvieron a bordo de un barco, frente a las costas
de Terranova, en agosto de 1941. El presidente dijo al primer ministro que después de la guerra
sería necesario el libre comercio para garantizar la paz: no más acuerdos comerciales especiales,
en particular los del Imperio
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