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Las cruzadas.


Enviado por   •  4 de Abril de 2016  •  Síntesis  •  2.495 Palabras (10 Páginas)  •  348 Visitas

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LAS CRUZADAS

a) Las cruzadas: origen, causas, desarrollo y consecuencias

Fueron expediciones militares que realizaron los cristianos de occidente para liberar el santo sepulcro y el reino de Jerusalén y estaban en poder de los turcos musulmanes s. XI y XIII.

A principios del s. XI los turcos seléucidas abandonaron el Turquestán y se lanzaron hacia el oeste sobre los territorios árabes del Asia Menor, pregonaban el islamismo.

Aprovechando la decadencia de lo árabes ocuparon Bagdad apoderándose del califato abasida de esta manera el gobierno político y militar quedó en manos de los sultanes turcos, en tanto que los califas árabes se limitaron a ejercer funciones religiosas.

Incursionando al oeste vencieron a los bizantinos en la batalla de Manzikert (1.071) imponiendo su dominio en el Asia Menor. En 1.078 ocuparon Jerusalén, Palestina y Siria.

En el Imperio romano de oriente los turcos establecieron su capital en Nicea cerca de Constantinopla. Ante este hecho Alejo Commeno (emperador bizantino) se dirigió al Papa Urbano II solicitando la ayuda de los cristianos de occidente para luchar contra el enemigo común.

Este movimiento tuvo múltiples causas que fueron:

• En lo económico, desde que las invasiones bárbaras habían causado una recesión en la producción, en el s. IX, paulatinamente se iba saliendo de ese estado de estancamiento; por otra parte, la supremacía musulmana en oriente había cortado las vías de conexión con los países productores de especias y otros requeridos en Europa, habiendo entorpecido completamente el trato comercial directo.

• En lo político, el mundo conocido en aquel momento estaba dividido entre dos potencias radicalmente enfrentadas: el Imperio cristiano latino y el Imperio musulmán; Bizancio servía de Estado amortiguador entre aquellas dos hegemonías, que intentaban a su turno tener el control mundial.

• En lo religioso, los turcos, de creencia islámica, estaban enfrentados con los emperadores europeos de fe cristiana. Se consideró una situación favorable para lograr la unidad católica y terminar con el cisma que la separaba de la iglesia oriental. El espíritu religioso mezclado con el afán de desarrollo del comercio con oriente y el deseo de reivindicación de los territorios tomados por los turcos incitaron estas expediciones.

• En lo social, el feudalismo había reducido las clases subalternas de Europa a simples instrumentos de producción y las castas gobernantes sus beneficiarios; por ello veían como una forma de evadir las obligaciones serviles, alistándose en las expediciones, y por su parte, los señores feudales como una manera de demostrar su valor y fe.

Pedro el Ermitaño, había logrado mover la conciencia de los europeos, después de su regreso de Tierra Santa. Predicaba la necesidad de recuperar los Santos Lugares en poder de los musulmanes. El maltrato que los sarracenos daban a los peregrinos occidentales les había insuflado un sentimiento de venganza.

b) Primera Cruzada

El Papa Urbano II, convocó al concilio de Clermont (1095), donde los participantes vieron la necesidad económica, política y religiosa de enviar una expedición a Palestina para recuperar los territorios sagrados para el cristianismo del poder de los musulmanes.

Con el lema "Dios lo quiere" y la cruz latina como emblema, la Primera Cruzada partió el 15 de agosto del 1.096. Toda persona que asistiese a esa gran movilización cristiana conseguía el perdón de todos sus pecados y la remisión de todas sus penitencias.

Gentes de todas las condiciones se alistaron en la campaña: campesinos deseosos de escapar de su condición de servidumbre; monjes aburridos de cumplir las estrictas normas de sus monasterios; hidalgos deseosos de laureles y aventuras; en fin, motivaciones altruistas y apetitos no satisfechos se mezclaron.

Obligaron a Pedro el Ermitaño y a su lugarteniente Gualterio el Pobre, a avanzar desde Francia. Una multitud de centenares de miles de hombres, a su paso por Alemania, Hungría, Polonia, saquearon las Colonias judias y las comunidades eslavas y magiares recién convertidas al cristianismo. La reacción no se dejó esperar; los agredidos emprendieron con los expedicionarios y los masacraron. Llegó una reducida fracción a las riveras del Bósforo; frente a Constantinopla fueron exterminados por los turcos.

El fracaso de aquella movilización descontrolada, fue una experiencia que debía ser evitada si se quería cumplir con el objetivo. Tras una cuidadosa preparación, al año siguiente, Godofredo de Buillón, partió hacia Constantinopla. Cerca de 600 mil combatientes entre caballería e infantería, marcharon a la reconquista de Tierra Santa.

Llegando a la capital bizantina, encontraron los restos de los aventureros de Pedro el Ermitaño, quienes se les unieron para continuar. Empero, para proseguir su camino, Godofredo, requería de la ayuda del Emperador Alejo I; muy susceptible éste, detuvo a semejante ejército y se negó a proporcionarles facilidades para el logro de la empresa. La Iglesia Ortodoxa Griega desde su separación de la Iglesia Cristiana Latina no había mantenido relaciones cordiales con occidente; razón ésta que influía en la disposición del monarca del Imperio de Oriente.

El Patriarca Griego de Jerusalén se entendía mejor con los musulmanes que con los latinos. Los cruzados se vieron entre bizantinos y turcos, disputando con ambos. Finalmente, después de juramentos de fidelidad y el compromiso de que los territorios ganados a los turcos en la campaña pasaran a poder de Bizancio, pudieron los cruzados de Godofredo de Bullón, pasar el estrecho del Bósforo, en embarcaciones proporcionadas por Alejo I.

El 20 de junio de 1.097, tomaron la ciudad turca de Nicea derrotando al Súltan Soliman. Los cristianos siguieron a Siria, en el camino fueron interceptados por una alianza de ejércitos árabes y turcos, muchas veces superior a la de los cristianos y, en Dorilea, en julio del mismo año, la batalla se decidió a favor de los europeos. Sin mayores contratiempos siguieron hasta Tarsis, donde empiezan las descensiones entre los jefes cruzados Tancredo y Balduino.

Con muchas dificultades de abastecimiento, en octubre llegaron a Antioquía, capital de Siria. Sitiaron la ciudad durante ocho meses hasta que al año siguiente tomaron la misma. Confiados de no tener contendores a la vista, se entregaron a la holganza; sin advertir que un ejército musulmán iba a sitiarlos dentro la ciudad. La mortandad causada por los musulmanes a los cristianos por hambre y peste fue atroz. El hallazgo de una punta de lanza, de la que, se dijo que era la misma que penetró en el costado de Cristo en el monte Calvario de Jerusalén, insufló nuevos bríos a los expedicionarios; abrieron una brecha en el cuerpo del ejército enemigo y terminaron derrotándolos.

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