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Litosfera


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  4.697 Palabras (19 Páginas)  •  215 Visitas

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GUERRAS Y REFORMAS EN EL SIGLO XX LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Causas de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial que estalló en 1914 puso fin a un período de paz que había durado casi medio siglo y en el curso del cual Europa había alcanzado un poder y una riqueza sin precedentes. Europa se había convertido en centro del mundo y su influencia se había extendido sobre todo el planeta. La I Guerra Mundial marca el comienzo de un período de profundas transformaciones que cambiarían la faz del mundo entero. Europa perdería su supremacía y su lugar sería ocupado por las superpotencias continentales Estados Unidos y Rusia. Dada la importancia de la I Guerra Mundial muchas veces se ha planteado la pregunta: ¿Cuál fue la causa de la guerra? ¿Quién fue responsable de ella? ¿Quién tuvo la culpa? La I Guerra Mundial estalló como consecuencia de numerosas causas mediatas e inmediatas. Durante el siglo XIX el nacionalismo se había convertido en una de las principales fuerzas del desarrollo histórico. El nacionalismo había impulsado al pueblo alemán y al pueblo italiano a luchar por su unidad política y había llevado a todos los pueblos europeos a buscar por encima de todo la gloria y el poder de la propia nación. Si bien la idea nacional era una fuerza fecunda, implicaba también serios peligros. Los esfuerzos por aumentar el poder nacional se tradujeron en una verdadera competencia entre las naciones. Francia no podía olvidar ni perdonar su derrota en la guerra contra Alemania en los años 1870 y 1871, quería recuperar las provincias de Alsacia y Lorena y no aceptaba que Alemania se pudiese convertir en la primera potencia militar y económica del continente. Alemania, bajo su ambicioso emperador Guillermo II, ya no se quería contentar con desempeñar un papel preponderante en la política europea, sino que quería colocarse a la altura de Gran Bretaña e intervenir en la política mundial. Con este fin Guillermo II empezó a convertir a Alemania en gran potencia naval lo que provocó la creciente oposición de Inglaterra. El nacionalismo empezó a tomar fuerza entre los pueblos de la Europa centro oriental, los polacos, checos, eslovacos, eslovenos, croatas, que, sometidos a los grandes imperios plurinacionales Austria-Hungría y Rusia, carecían de independencia y que ahora iniciaron la lucha por su autonomía y emancipación. Las rivalidades entre los Estados europeos repercutieron en el mundo entero. La expansión europea durante la época del Imperialismo había servido durante algún tiempo para suavizar las tensiones en Europa. Pero una vez repartido el mundo, las tensiones reaparecieron y aun aumentaron ya que las rivalidades y los antagonismos se producían ahora a escala mundial.

La competencia entre los Estados se tradujo en una febril carrera armamentista. Cada nación aprovechó las posibilidades que ofrecía la tecnología moderna para armarse hasta el máximum. Apenas una nación aumentaba sus contingentes militares o construía un nuevo acorazado, las otras trataban de igualarla y aun superarla. El afán de aumentar la seguridad propia llevó a los gobiernos a buscar el apoyo de otros Estados. En los años que precedieron la I Guerra Mundial Europa quedó dividida en dos bloques: la Triple Alianza y la Triple entente. La Triple Alianza estaba formada por las tres potencias de la Europa central: Alemania, Austria-Hungría e Italia: la Triple Entente se componía de Francia, Rusia e Inglaterra. Las relaciones entre las potencias rivales se tornaron tan tensas que la ruptura se podía producir en cualquier momento. Uno de los principales focos de la tensión internacional eran los Balcanes. Austria-Hungría y Rusia se disputaban el predominio sobre esta península y trataban de extender su dominio sobre los Estados que se habían formado allí a raíz de la decadencia del Imperio turco. Servia, uno de estos Estados, quiso reunir dentro de sus fronteras a todos los "yugoslavos", los eslavos del sur. Como en la vecina Austria vivían numerosos servios, las relaciones entre los dos Estados se tornaron hostiles. Una organización anarquista Serbia, la Mano Negra, quiso acelerar la desintegración del imperio austro-húngaro mediante actos terroristas. Uno de sus miembros, el estudiante Gavrilo Princip asesinó en Sarajevo al príncipe heredero de Austria-Hungría Francisco Fernando y a su esposa Sofía. El gobierno austríaco hizo responsable del asesinato a la misma Servia y le declaró la guerra. El atentado de Sarajevo puso en movimiento todo el complicado sistema de alianzas y compromisos de las potencias europeas. Rusia solidarizó con Serbia y movilizó su ejército lo que a su vez provocó la movilización del ejército de Francia, aliada de Rusia. Alemania acudió en ayuda de Austria y declaró la guerra a Rusia y Francia. Gran Bretaña no se pudo mantener neutral frente al conflicto en el continente y, tomando el partido de Francia y Rusia, declaró la guerra a las potencias centrales. El incidente en los Balcanes había dado origen a un conflicto general europeo.

Guerra de movimiento y guerra de trincheras

La guerra en el frente occidental: las potencias aliadas occidentales disponían de inmensas reservas humanas y económicas. Pero Alemania contaba en los comienzos de la guerra con un ejército más numeroso y mejor organizado. El Estado Mayor alemán decidió aprovechar la ventaja inicial y asestar un golpe mortal a Francia antes de que Gran Bretaña pudiera enviar ayuda y antes de que Rusia pudiera montar su pesada máquina militar. Los ejércitos alemanes, violando la neutralidad de Bélgica, avanzaron a través del territorio belga y el norte de Francia. Su meta era París. Mas, a orillas del río Marne el general francés Joffre logró detener el avance alemán. Había fracasado el plan estratégico alemán de una victoria rápida. La guerra en el frente occidental se estancó. A la guerra de movimiento siguió la guerra de trinchera, una guerra cruel y mortífera que se prolongó durante tres años, desde 1915 hasta 1917, sin que ninguno de los dos bandos hubiese podido irrumpir a través de las líneas enemigas. Fracasaron las innumerables ofensivas locales lanzadas por cada lado.

A fines del invierno de 1916 los alemanes concentraron todo su poder bélico en el fuerte de Verdún, el punto más poderoso de la línea francesa. Durante cuatro meses se sucedieron los ataques ininterrumpidamente. Pero los franceses bajo el general Pétain resistieron. Cuando el comando alemán decidió poner fin a la ofensiva, habían muerto 275.000 soldados franceses y 240.000 alemanes. Los aliados lanzaron una contraofensiva a lo largo del río Somme en el verano de 1916. Pero a pesar de que introdujeron el tanque como arma nueva tampoco pudieron romper las filas enemigas.

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