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Los Egipcios En Los Tiempos De La Adversidad


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  4.947 Palabras (20 Páginas)  •  398 Visitas

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Manetón, sacerdote egipcio que habría vivido en el siglo III a.C., nos ha legado una valiosa "Historia de Egipto" para cuya redacción habría utilizado la información de que disponían los archivos de los templos. Según los anales de los faraones que se incluyen en esta obra, después de Pepi II, ya situados en los tiempos de la VII dinastía, Manetón nos ha transmitido una noticia que sugiere la situación de colapso en que se encontraba la monarquía egipcia en ese momento. Según el sacerdote, en un periodo de solamente 70 días habrían reinado en Egipto nada menos que 70 reyes. ¿Cómo es posible? ¿Qué sucedió en las tierras del Nilo en los años que siguieron al reinado del longevo Pepi II?. Todo parece indicar que el país se había fragmentado y esos 70 reyes no serían sino los cabecillas locales que ostentaban un poder de tipo feudal en sus respectivas provincias. El estado centralizado de los faraones habría sucumbido y la nobleza de los nomos estaría alcanzando un poder independiente en unos tiempos en que, además, las fuentes nos dicen que las tierras del Delta habrían sido ocupadas por invasores asiáticos.

Tiempos de convulsión

Durante estos momentos históricos, que hoy conocemos como Primer Periodo Intermedio, los egipcios hubieron de contemplar como la tradicional fortaleza física y espiritual de su país caía derrumbada por las adversidades. Los textos que se han conservado recogen las consecuencias que ese deterioro de las instituciones egipcias produjeron sobre las creencias y la vida cotidiana de los hombres. Atónitos ante lo que estaba sucediendo los egipcios llegarían a cuestionarse el orden establecido y en ese contexto de agitación los hombres dudarán, incluso, de las creencias tradicionales que sobre la religión y la vida de ultratumba imperaban en el país.

Los documentos que nos hablan de las penalidades sufridas por los egipcios en este momento de su historia suelen estar fechados en tiempos posteriores, en el Reino Medio, pero se piensa que se trata de copias de textos anteriores que habrían surgido en estos momentos de convulsión. Son escritos que nos hablan del conflicto que se está desarrollando en Egipto entre el bien y el mal, entre el orden y el caos. Maat, la divinidad de la justicia y del equilibrio, parece haber sido vencida por el caos y los hombres ansían que se produzca la restauración del poder de una monarquía poderosa que como en los tiempos pasados del Reino Antiguo actúe como garante de la estabilidad a la que los egipcios desean retornar.

Los antecedentes de la crisis podrían remontarse a los tiempos de la VI dinastía. Diversos historiadores piensan que la decisión de Pepi I de desposar con dos de las hijas de un noble de Abidos, a fin de cuentas un particular, habría introducido un germen de disolución en la estructura política egipcia. Se trataba de dos mujeres que no pertenecían al linaje real y otros nobles del país debieron reivindicar la concesión de privilegios al monarca, coincidiendo con unos momentos en que se acusa el aumento de poder de las aristocracias locales.

La situación se habría complicado en el reinado de Pepi II, que según las fuentes habría ejercido el poder durante nada menos que 94 años, sin duda demasiado tiempo. Su avanzada edad y la blandura de su carácter debieron favorecer la pérdida de poder de la realeza. En los últimos momentos de su reinado, coincidiendo con los ataques de los pueblos vecinos (nubios, asiáticos y beduinos) sobre las fronteras de Egipto, el poder de la nobleza de los nomos debió fortalecerse de manera importante.

Además, con independencia de las singularidades de los reinados de estos dos faraones, lo cierto es que en Egipto se estaban produciendo dos circunstancias que habrían de facilitar la situación de progresiva anarquía. De un lado, llama la atención en estos tiempos la excesiva dedicación de recursos económicos a los muertos, que estaría produciendo una situación de ruina entre los vivos. En efecto, las riquezas se acumulaban en los ajuares improductivos de las tumbas y los gastos de los cultos funerarios y de los templos consumían buena parte de los recursos disponibles en el país. De otro lado, en estos momentos de fines del III milenio se estaba agudizando el proceso de desecación de las tierras de Egipto y de su entorno, con el consiguiente descenso del volumen de crecida del Nilo y con la ruptura del anterior equilibrio natural. Esta doble circunstancia habría de producir una situación de carestía y hambruna en el pueblo egipcio, en unos momentos en que, además, las tribus nómadas del entorno estaban padeciendo igualmente el deterioro de sus hábitats tradicionales, lo que las obligaba a presionar sobre las tradicionalmente ricas tierras del Delta en busca de medios de subsistencia.

Inscripciones de Ankhtyfy

El Primer Periodo Intermedio se desarrolla entre las dinastías VII y XI. En el primer momento, hasta la dinastía VIII, es cuando se produce el derrumbe de la monarquía menfita. Son tiempos de anarquía generalizada en que el caos, el hambre y la incertidumbre se han adueñado del país. El Delta está ocupado por los asiáticos.

En un segundo momento, durante las dinastías IX y X, los señores de Heracleópolis consiguen hacerse con el poder en el Egipto Medio (entre Menfis y Tebas) proporcionando una cierta estabilidad a estas tierras. Finalmente, con la dinastía XI, los señores de la familia tebana de los Mentuhotep conseguirán unificar nuevamente Egipto, restaurando la seguridad en el país, cuya capital reposará desde ahora en Tebas.

Vemos, así, que Egipto en el entorno del año 2150 a.C. ofrecía tres focos de poder: las tierras del Delta, ocupadas por los asiáticos; el Egipto Medio, dominado por los señores de Heracleópolis, y el Alto Egipto, estructurado bajo el poder de Tebas. Tiempo después, hacia el 2050, Mentuhotep, príncipe de Tebas, habría conseguido reunificar nuevamente todo el país.

En las inscripciones de la tumba de Ankhtyfy, uno de los gobernantes del nomo de Hierakómpolis, encontramos referencias precisas acerca de la crítica situación de hambruna que padecía entonces su pueblo. Seguimos la versión de Serrano Delgado:

"He dado pan al hambriento y vestidos al desnudo. He ungido a aquel que no lo estaba. He calzado al que iba descalzo. He dado esposa al que no tenía mujer. He alimentado a Hefat y Her-Mer... El cielo estaba entre nubes y la tierra entre (vientos, y todas las personas morían) de hambre sobre el banco de arena de Apopi. (El sur venía) con su gente; el norte llegaba (con) sus hijos. Yo traje este... a cambio (?) de cereal del sur (?). Hice que el cereal del sur fuera rápido corriente arriba hasta alcanzar el país de Uauat, y corriente abajo hasta alcanzar el nomo de Tinis.

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