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Los Rituales cívicos Juaristas


Enviado por   •  18 de Diciembre de 2012  •  1.498 Palabras (6 Páginas)  •  819 Visitas

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Los rituales cívicos juaristas

Los rituales son muy importantes para la vida de un símbolo político, no tan sólo porque alrededor de si reúnen a la gente con base en un sentido de comunidad, sino también porque constituyen la vertebración del símbolo creado desde el Estado, le suministran la capacidad y la cualidad de poseer un espíritu comunitario. A medida que los rituales se perfeccionan y se repiten hasta formar una tradición, se estructura el perfil y la percepción del símbolo.

Los rituales juaristas, de acuerdo con los propósitos del Estado central, inauguraron en México la condensación del patriotismo emotivo tradicional con la ideología liberal., dando así pie a la conformación de una idea nacional más moderna, que encontró su cauce inicial durante el Porfiriato, en los significados de los ritos, imágenes, discursos estatuas, monumentos y emblemas juaristas, que fueron percibidos como valores nacionales y normas políticas y sociales a seguir.

Los rituales cívicos, por una parte, materializaron en hechos tangibles y actos de Estado la figura simbólica de Juárez; por la otra, la impulsaron por todo el país, establecieron una tradición cívica mediante las ceremonias del 18 de julio, a grado tal, que se convirtieron en punto de referencia básico para la inoculación del incipiente nacionalismo de corte liberal, que fijaría no sólo sentimientos patrióticos, sino también convicciones ideológicas y políticas.

Los rituales juaristas abrieron un espacio pedagógico para la expansión de la nueva idea nacional, que impacto el ámbito de la educación, espacio en el que las imágenes y las alegorías juaristas serían de gran influjo, sobre todo considerando que la instrucción pública se constituyó en un espacio cultural privilegiado, que fungió como correa de transmisión para sembrar y difundir la nueva idea liberal nacional.

La estructura del símbolo de Juárez se fortaleció desde un principio con los rituales cívicos, la escenografía y los discursos de las celebraciones del 18 de julio que, desde 1887, se convirtieron en centro de irradiación del culto a Juárez, A partir de esa fecha, año tras año surgieron por todo México estatuas, monumentos, biografías de Juárez, alegorías, leyendas, nomenclatura de su patronímico en calles, avenidas, edificios públicos, escuelas, ciudades y pueblos, elementos todos ellos con los que se inventaron las tradiciones del culto y el ritual juarista.

Los rituales cívicos en torno a la figura de Juárez fueron reclusos y mecanismos políticos para ampliar la referencia de las ideas nacionales con sentimientos, acciones y convicciones homogéneas, en calidad de basamentos y soportes de un nacionalismo en ciernes.

El ceremonial y ritual juarista, los discursos, los poemas, la escenografía, las estatuas, los mausoleos y la iconografía en honor a Juárez, constituirían, de manera creciente, una forma de socializar la ideología liberal y el discurso del Estado, teniendo como marco eventos cada vez más solemnes y fastuosos.

Los discursos políticos del 18 de julio estaban en consonancia con las circunstancias políticas del momento, para constituirse en mensajes del gobierno dirigidos al clero, a sus críticos, a los gobernadores y a los caciques, a la ciudadanía en general y a sus propios funcionarios. Los poemas y cánticos en honor a Juárez, propios del gusto de la época y muy populares en las escuelas, los asilos, las instituciones de beneficencia y la prensa, serían metáforas y semillas alegóricas del nuevo nacionalismo liberal que se intentaba construir.

Cabe destacar que el lenguaje y el pensamiento de los discursos de las ceremonias del 18 de Julio estaban cargados de emociones, por lo que en repetidas ocasiones sus argumentos y justificaciones no fueron claros ni consistentes, en virtud de que su propósito, envuelto en una retórica doctrinaria con pretensiones intelectuales, no era tanto explicar, sino convencer suscitando imágenes y sentimientos.

Los rituales cívicos de estas ceremonias se inauguran en 1887 y 1888, en seguimiento de los ritos fúnebres celebrados en 1872, en ocasión de la muerte de Juárez. La orientación de esas primeras ceremonias fue, como se ha mencionado, para propiciar la unidad liberal, para mediatizar a la oposición crítica ante la reelección de Díaz, por lo que, en consonancia con ese propósito, el ritual se circunscribió al ámbito lúgubre, en fidelidad con los ritos de 1872.

Los rituales y los discursos de tan mencionada fecha, que se llevaron a cabo de 1889 a 1892, consolidaron la tradición de realizarlos cada año; además, estimularon la competencia para su celebración en términos similares por toda la República. Los discursos de esos años también fueron instrumentos útiles para el culto a Díaz, lo

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