ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Luxemburgo


Enviado por   •  13 de Agosto de 2013  •  1.703 Palabras (7 Páginas)  •  320 Visitas

Página 1 de 7

Los orígenes de Luxemburgo

El nombre de Luxemburgo (Lucilinburhuc) aparece por primera vez hacia el año 963 en un acta de intercambio con la abadía de San Maximino de Tréveris, que reflejaba la adquisición, por parte del conde Sigfrido, de un fortín situado sobre un afloramiento rocoso dominando el valle del Alzette, conocido popularmente como el Bock. Esta fortificación se convirtió en la base de operaciones desde la que los condes de Luxemburgo emprendieron una reunificación territorial a lo largo de los siglos XI, XII y XIII. A finales del siglo XIII, el Condado de Luxemburgo ocupaba una amplia extensión entre el Mosa y el Mosela

De la casa de Luxemburgo a la dinastía de los Habsburgo

A principios del siglo XIV, la casa de Luxemburgo sube al trono imperial, desempeñando un papel clave en la escena europea. En 1308, el conde Enrique VII es elegido rey de Alemania por los príncipes electores. Fue coronado emperador en Roma por un legado del papa en 1312. Su hijo,

Juan el Ciego, se convirtió en rey de Bohemia. Tres otros miembros de la dinastía de los Luxemburgos llevarían sucesivamente la corona real o imperial, en su caso: Carlos IV (1346-1378), Venceslao (1376-

1400) y Segismundo (1410-1437). En 1354, Carlos IV elevó el Condado de Luxemburgo a la categoría de ducado.

El linaje de los Luxemburgos se extinguió por parte masculina tras la muerte del emperador Segismundo en 1437. En 1443, el duque de Borgoña, Felipe el Bueno, conquistó la ciudad de Luxemburgo. El Ducado de Luxemburgo se convirtió así en una provincia de los Países Bajos, siguiendo la estela política de este conjunto territorial durante los siguientes cuatro siglos. El Ducado pertenecería, sucesivamente, a los Borgoñones (siglo XV), a los Habsburgo españoles (siglos XVI

y XVII) y a los Habsburgo austríacos (siglo XVIII), con un breve lapso de dominio francés entre

1684 y 1697. En el damero europeo, Luxemburgo ocupaba un lugar estratégico destacado. La ciudad de Luxemburgo fue transformándose, progresiva- mente, en una temible fortaleza, lo que le valió el apodo de «Gibraltar del Norte», siendo disputada por las potencias europeas. En 1795, los ejércitos revolucionarios franceses conquistaron la plaza fuerte. El país fue anexionado a Francia, convirtiéndose en el «département des Forêts» (Departamento de los Bosques).

Hacia la creación de un estado independiente

El desmoronamiento del Imperio napoleónico en 1815 repercutió también en el estatus de Luxemburgo. Las grandes potencias europeas, reunidas en el Congreso de Viena ese mismo año, decidieron crear un gran Reino de los Países Bajos, cuyo objeto era contrarrestar posibles ambiciones por parte de Francia. Elevado al rango de gran ducado, Luxemburgo era autónomo en teoría, aunque se hallaba personalmente unido a Guillermo I de Orange-Nassau, rey de los Países Bajos y gran duque de Luxemburgo. Al mismo tiempo, la adhesión a la Confederación Germánica supuso el acantonamiento de una guarnición prusiana en la fortaleza.

Cuando en 1830 estalló la Revolución belga, una parte de la población luxemburguesa combatió al lado de los insurgentes belgas, manifestando así su oposición a la política seguida por Guillermo I. Las grandes potencias decidieron, entonces, crear en 1831 el Reino de Bélgica para separar a belgas y holandeses. Sin embargo, la solución para Luxemburgo se hizo esperar. A falta de un acuerdo entre el Parlamento belga y Guillermo I, la ciudad- fortaleza se puso bajo autoridad holandesa, mientras que el resto del país estuvo administrado por el Gobierno provisional belga.

Finalmente, el Tratado de Londres del 19 de abril de 1839 determinó el reparto del Gran Ducado de Luxemburgo entre ambos países. Esta fecha se considera el punto de partida para la creación de un Estado luxemburgués independiente. La parte francófona del antiguo Ducado pasó a Bélgica, fijándose así las fronteras del Gran Ducado que han permanecido inalterables desde entonces.

La ausencia de toda relación territorial con los Países Bajos obligó al rey gran duque a otorgar una administración autónoma a Luxemburgo. Una Carta Constitucional en 1841 y tres Constituciones sucesivas en 1848, 1856 y 1868 confirieron una base institucional al joven Estado y garantizaron los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. El régimen político adoptado fue el de una democracia parlamentaria con una monarquía constitucional.

A partir de entonces empezó a gestarse un sentimiento nacional, patente en la aparición de cánticos patrióticos y en el desarrollo de una literatura en lengua luxemburguesa.

De 1839 a la Primera Guerra Mundial

Tras la firma del Tratado de Londres en 1839, el Gran Ducado de Luxemburgo siguió unido a Alemania por su pertenencia a la Confederación Germánica y a los Países Bajos por la vinculación dinástica (Orange-Nassau).

Luxemburgo era un país agrícola con una emigra- ción importante, incapaz de vivir autárquicamente. Por ello, en 1842, Guillermo II, hijo de Guillermo I, integró al país en una unión aduanera con Alemania, el Zollverein. Desde la segunda mitad del siglo XIX, el país experimentó un poderoso crecimiento económico con el descubrimiento de yacimientos mineros y la construcción de ferrocarriles para transportar el carbón. Las necesidades de mano de obra provocaron un fuerte movimiento inmigratorio hacia finales del siglo XIX.

El Tratado de Londres de 1867 consolidó el estatus internacional del Gran Ducado. Luxemburgo se convirtió en un Estado permanentemente neutral y

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.9 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com