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MARTIRES DE LA CIENCIA


Enviado por   •  7 de Octubre de 2013  •  1.549 Palabras (7 Páginas)  •  306 Visitas

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Un mártir es aquel que muere defendiendo su causa como un testimonio de su fe en ella. Mientras los mártires católicos se sacrificaron para probar ideas metafísicas, los mártires de la ciencia perecieron en la búsqueda de progresos tangibles y fundamentales en la comprensión del mundo. Se enfrentaron a circunstancias inéditas y promovieron el cambio de paradigmas que distingue a las revoluciones científicas. Situados siempre en una dimensión humana que opone el poder del intelecto, la observación y la reflexión al oscurantismo de los prejuicios, sus historias relucen en las páginas del santoral laico.

En el transcurso de la historia occidental, el desarrollo de la ciencia ha sido un proceso muy irregular, difícil y accidentado. Sus impulsores, los científicos, han corrido graves riesgos por su propia actividad y el contexto histórico en que vivieron. En los casos más extremos el precio que pagaron fue el de sus propias vidas.

Cuando escuchamos hablar de las víctimas de la ciencia lo primero que se nos viene a la mente son las personas y los animales usados en los experimentos. Un ejemplo es en el doctor alemán Joseph Mengele y sus crueles experimentos médicos con prisioneros en los campos de concentración nazi. También en el más inocente de todos los sujetos experimentales, la perrita Laika lanzada al espacio en noviembre de 1957a bordo del Sputnik 2. En ambos casos se plantean graves interrogantes sobre ética de la investigación científica.

El otro gran grupo de investigadores-mártires está conformado por los científicos que perdieron la vida en el curso de sus investigaciones. En algunos casos sus muertes fueron provocadas por peligros para su salud que no llegaron a advertir, como le ocurrió a Marie Curie, ella usaba las radiaciones para curar el cáncer, pero nunca llegó a suponer que podían provocarlo. También están aquellos que sabían del peligro de lo que estaban haciendo, pero por un error metodológico, no tomaron las precauciones necesarias. Eso le pasó a Berthold Schwarz, investigador de la pólvora.

Se pueden mencionar además a quiénes pusieron en juego su vida para realizar un experimento, como los casos de Jesse Lazaer y Clara Maass, quienes a propósito se inocularon el virus de la fiebre amarilla.

Hipatia de Alejandría

Ya muy cerca de nosotros, el caso de Alan Turing ejemplifica la injusticia de la persecución contra los homosexuales.

sin embargo, el sacrificio de estas figuras audaces, adelantadas para su tiempo y dispuestas a dar la vida por el conocimiento, no fue inútil. Sus jueces y verdugos yacen hoy en el máximo olvido de la historia. En contraste, quienes fueron perseguidos por el poder lograron trascender la injusticia y la torpeza de sus enemigos: cuatrocientos años después del juicio de Galileo, la iglesia le concedió la razón. Quienes murieron por razones inherentes a sus indagaciones, obtuvieron conocimientos útiles y positivos en beneficio de la humanidad y contribuyeron de modo significativo a construir el mundo moderno.

Materiales radiactivos

Después de la muerte de su esposo Pierre Curie en 1906, Marie Curie

siguió estudiando la radioactividad. Reconocida en los círculos científicos más importantes de su tiempo, en 1911 recibió por segunda ocasión el Premio Nobel, ahora el de Química. Su constante exposición a las radiaciones le provocó anemia aplástica, enfermedad en que la médula osea no produce suficientes glóbulos rojos y le causó la muerte el 4 de julio de 1934. Su médico el Dr. Tobe, describió el mal como un padecimiento de desarrollo rápido y febril. Los Curie desconocian los efectos nocivos de las radiaciones y no diseñaron adecuados protocolos de seguridad: se cuenta que ella cargaba probetas con materiales radioactivos en los bolsillos de su ropa. Esta teoría fue objeto de cuestionamientos, ya que la anemia aplástica puede ocurrir por otros factores; sin embargo, en 1937 su hija Eva aseguró: "Los síntomas anormales y los análisis de sangre, diferentes de todos los casos conocidos de anemia perniciosa, acusaron al verdadero criminal: el radio". Su otra hija Irene Joliot-Curie, prosiguió con su línea de investigación y logró sintetizar nuevos elementos radioactivos junto a su marido Fréderic Joliot. Por su trabajo recibieron en 1935 el Premio Nobel de Química. Ella falleció el 17 de marzo de 1956, de leucemia provocada por exposición a las radiaciones.

El invento del Dr. Guillotin

Antoine-Laurent Lavoisier

No es exagerado afirmar que el francés Antoine-Laurent Lavoisier, nacido en 1743 es el padre de la química moderna. Inicialmente estudió derecho, luego se interesó más por la ciencia, ámbito en el que hizo sus mayores aportes. Empleó el método experimental para estudiar el aire, la

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