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Macrocefalia Urbana

javierbermudez12 de Noviembre de 2013

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Macrocefalia urbana: se le llama macrocefalia urbana a la tendencia, en muchos países, a la concentración del poder político, económico y la administración en la ciudad capital por lo general.

La macrocefalia es un fenómeno que se da en los países cuya red urbana está muy desequilibrada por el predominio de una gran ciudad que concentra a gran parte de la población urbana.

La marginación puede definirse como segregación social, incluso en términos espaciales o geográficos,3 aunque el término segregación se aplica más comúnmente para planteamientos políticos de discriminación o intolerancia de tipo racial, sexual, étnico discriminación cultural, religioso (intolerancia religiosa) o ideológico (represión política).

La marginación consiste en la separación efectiva de una persona, una comunidad, o un sector de la sociedad, respecto al trato social; el proceso puede mostrar diferentes grados y mecanismos, desde la indiferencia hasta la represión y reclusión geográfica, y con frecuencia trae aparejada la desconexión territorial. Su carácter definitorio, sin embargo, no es el aspecto geográfico, sino el aislamiento social.

Uno de los principales factores que permiten la marginación entre la humanidad es la pobreza. A pesar de que estar en el siglo XXI, las tazas de pobreza aumentan y la mayor parte de las familias no están recibiendo la ayuda económica necesaria. La falta de viviendas y de alimentación es la principal causa de pobreza, lo cual afecta a los grupos sociales más desprotegidos, marginándolos y generando una gran brecha entre las distintas clases sociales. Así, estos grupos quedan excluidos, de una posible mejora a su calidad de vida.

Las restricciones en el acceso a los servicios e ingresos necesarios para tener un nivel de vida mínimo que resultan de la exclusión social hacen que exista una alta correlación entre pobreza y exclusión social.

La pobreza es una situación social y económica caracterizada por una carencia marcada en la satisfacción de las necesidades básicas. Las circunstancias para especificar la calidad de vida y determinar a si un grupo en particular se cataloga como empobrecido suelen ser el acceso a recursos como la educación, la vivienda, el agua potable, la asistencia médica, etc.; asimismo, suelen considerarse como importantes para efectuar esta clasificación las circunstancias laborales y el nivel de ingresos.

Proceso modernizador en las principales capitales latinoamericanas

Todos los países latinoamericanos, en mayor o menor medida, están viviendo profundas transformaciones derivadas de los avances de los procesos de reestructuración socioeconómica y de difusión y adopción de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, como partes constitutivas del fenómeno de la globalización. La mayor parte de los estudios sobre los efectos urbanos y territoriales de estos procesos tienden a coincidir en que uno de los más significativos ha sido la recuperación de la importancia de las grandes ciudades y de su crecimiento, y el consecuente desencadenamiento de nuevas modalidades de expansión metropolitana, donde la suburbanización, la policentralización, la polarización social, la segregación residencial, la fragmentación de la estructura urbana, etc., aparecen como rasgos destacados de una nueva geografía urbana.

Sin duda, en el despliegue de este conjunto de tendencias y fenómenos tuvieron decisiva incidencia los cambios en las reglas del juego para la gestión urbana, que acompañaron a las políticas de liberalización y desregulación en el marco de los procesos de reestructuración; concebidas en consonancia con el principio de subsidiaridad estatal e impuestas como respuesta a la crisis fiscal del Estado keynesiano, estas políticas significaron una disminución tanto de la intervención como de la inversión pública, e hicieron que el capital privado se ubicase como el protagonista central del desarrollo urbano. En los hechos, esta nueva concepción desplazó definitivamente a las propuestas del urbanismo y la planificación urbana normativa racionalista que habían dominado la fase anterior –como las preconizadas por la Carta de Atenas¾ dando paso a los nuevos discursos y concepciones de la governance y de la planificación estratégica, mucho más preocupadas en estimular el papel del mercado y del capital privado en el desarrollo y configuración de la ciudad. Al ser concebidos de esta manera, los nuevos enfoques de la gestión pública ¾y en particular de la gestión urbana¾ se tradujeron en la remoción de muchos de los obstáculos que habían sido establecidos en la fase anterior al despliegue de una dinámica estrictamente capitalista en la producción de la ciudad; de esta manera, contribuyeron a mejorar las condiciones para la afirmación de una lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano, otorgando a la plusvalía urbana el rango de criterio urbanístico básico.

Si bien se acepta habitualmente que los principales cambios en los territorios metropolitanos han sido consecuencia del impacto de las transformaciones asociadas a la globalización, en algunas discusiones entre especialistas en cuestiones urbanas que han tenido lugar en el último tiempo, esta relación causal ha comenzado a ser puesta en duda. Los contradictores de ésta suelen esgrimir argumentos como los siguientes para fundamentar su cuestionamiento: a) los principales cambios se deberían predominantemente a factores endógenos, específicos a estas formaciones metropolitanas, los que tendrían más fuerza transformadora que la globalización; b) gran parte de los cambios atribuidos a la globalización ya habían aparecido en pleno período fordista, mucho antes de que se hablase de este fenómeno, de modo que lo que se estaría observando ahora sería solamente la culminación de antiguas tendencias; y c) cada una de las grandes ciudades continúa manteniendo su identidad esencial, afectada sólo marginalmente por la globalización.

Para avanzar en esta discusión, parece importante tratar de detectar cuáles serían los cambios que realmente estarían asociados a los avances de la globalización, y cuáles a condicionantes endógenos. Para ello podemos considerar los cambios observables en diversas ciudades latinoamericanas. Esto es, en esencia, lo que se propone hacer este número de Eure, dedicado al análisis de las mutaciones que afectan a las grandes ciudades latinoamericanas, para lo cual ha reunido un conjunto de estudios sobre los casos de Buenos Aires, Ciudad de México, Lima, Montevideo y Santiago de Chile.

Para comenzar esta discusión se podría aceptar, como afirman Marcuse y Van Kempen (2001) cuando analizan el tema de los impactos urbanos de la globalización, que "[...] (casi) todas las ciudades son tocadas por el proceso de globalización, y [...] su involucramiento en este proceso no es cuestión de estar o en lo más alto o en lo más bajo del mismo, sino más bien de la naturaleza y alcance de la influencia del proceso" (263). En esa dirección, se podría discutir la hipótesis de que estos procesos están afectando la organización, el funcionamiento e incluso la imagen de las principales áreas metropolitanas de esta región, a medida que ellas van siendo influidas por la globalización.

Esto, sin embargo, no implica afirmar que de esta manera desaparece o se esfuma un conjunto de rasgos inherentes a la identidad básica de cada una de ellas; por el contrario, existe evidencia acerca de que en virtud de estos procesos cada ciudad se transforma, pero preservando muchos de los rasgos establecidos y consolidados a lo largo de su historia, que son los que la distinguen de otras ciudades de su mismo ámbito geográfico. Sería esto lo que preservaría las notorias diferencias que existen, por ejemplo, entre Río de Janeiro y Buenos Aires, o entre Londres y París. Se trata de permanencias que están relacionadas con la identidad histórica de cada ciudad (en la que sin duda tienen gran importancia la idiosincrasia de sus habitantes, la morfología original del lugar de emplazamiento, las modalidades de la vida urbana cotidiana que fueron siendo establecidas, etc.), identidad que seguramente permanecerá más allá de los impactos de la globalización.

A partir de los aportes de los trabajos incluidos en este número de Eure, y en especial de las principales mutaciones que ellos consideran como derivadas de la globalización para las ciudades escogidas, podemos proponer cinco grandes áreas de cambios, cada una de ellas relacionada, directa o indirectamente, con una línea de transformación socioeconómica asociada a este proceso.

Una primera área sería la que concierne a los cambios en la organización y el funcionamiento de la ciudad, que estarían apareciendo de manera generalizada en las ciudades más "tocadas por la globalización", y que se derivarían de la formación y consolidación de una nueva base económica metropolitana, altamente terciarizada, y de la consecuente estructuración de una nueva arquitectura productiva ¾–el "modelo celular en red" de que habla Veltz (2000)¾, en cuya dinámica económica comienzan a predominar redes transfronterizas de todo tipo, articuladas en el marco de un espacio mundial de acumulación, donde los capitales se valorizan en un número creciente de lugares y de actividades.

En concreto, esta transformación económica estaría incidiendo en la formación de un nuevo tipo de ciudad que reemplazaría a la ciudad fordista ¾ciudad industrial¾desarrollista en el caso latinoamericano¾, de la misma forma que en el pasado nuevos tipos de ciudad se establecieron sobre los cimientos de las que las habían precedido, expresando las mutaciones impuestas por la

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