Margaret Mead

Margaret Mead

Hacia el siglo XX nos encontramos con varios personajes que comienzan a influir cambios en la manera de concebir y acercarse a la humanidad y a la variedad de grupos contenida en ella. Margaret Mead representa una voz fuerte e innovadora en la disciplina antropológica, pero empezare por esbozar mi principal discrepancia. En la introducción de Coming of Age in Samoa, Mead muestra que su bagaje conceptual sigue conteniendo elementos jerarquizantes al expresar la existencia de civilizaciones “complicadas” y “simples”. Según Mead, en estas ultimas, “el antropólogo es guiado por el conocimiento de que el análisis de una civilización mas simple es mas posible de realizar”1. En este sentido, las sociedades europeas, mas “complejas”, necesitarían de años para desvelar “las fuerzas que actúan dentro de ella”. De modo que Mead revela aun una concepción eurocéntrica del mundo, criticada desde inicios de siglo por Franz Boas, al expresar que las culturas occidentales europeas realizan una construcción “ortogenética” del mundo, poniendo a los europeos como la representación cultural hacia la que las demás culturas primitivas tienden2. Se revela así, el legado de la ciencia y antropología decimonónica.

En contraste, Margaret Mead representa una corriente de cambio en lo referente al trabajo de campo antropológico, que es importante para el empleo de una metodología mas rigurosa y cuidadosa. En su libro, hace un detallado análisis de como los impulsos biológicos pueden ser experimentados de diferentes y relativas maneras acorde al entorno social. esto seria expresada nuevamente por Ruth Benedict cuando habla de como el individuo es “plástico para la fuerza moldeadora de la sociedad en donde nace”3. En otras palabras, Mead esboza la relatividad de experiencias que se creían uniformes y homogéneas dentro de los múltiples grupos sociales y culturales humanos, en este caso la adolescencia. la antropóloga norteamericana no parte de una premisa u hipótesis de que la universalidad de la experiencia humana esta sustentada en factores biológicos psicológicos que en este caso, reflejarían la “rebeldía” y agitación sexual de la adolescencia como una consecuencia directa del cambio hormonal y físico de los adolescentes. No obstante, Mead revelara la ausencia de estos comportamientos en las niñas samoanas, indicando la existencia de diferentes experiencias sociales de la adolescencia humana.

El rompimiento del horizonte antropológico que realiza Mead es poner atención a actores sociales en especifico, pues estos, mas que ser expresiones subyacentes de una cultura supra-orgánica (Kroeber)4, para darle importancia a los actores culturales como tal, pues son estos los que moldean elementos tan simples como los sentimientos acorde a su entorno social. De modo que la critica del trabajo de Mead cuestiona la concepción y comportamientos atribuidos a la adolescencia como un expresiones eminentemente occidentales. En este sentido, la autora realiza una innovación importante en materia de trabajo y metodología de campo, al abordar estos fenómenos culturales identificando y enfocando su observación hacia un actor social especifico, las niñas adolescentes de Samoa. Así, contrastando sus falencias teóricas, nos encontramos con una gran riqueza documental en el trabajo de Mead. La autora hace una gran innovación, en el sentido en que emplea, consciente o inconscientemente, un ejercicio de mimesis para comprender la dinámicas de las adolescentes samoanas. Así,  en su investigación se encarga de compartir con ellas y hasta cierto punto vive como ellas. Son los actores sociales en especifico las fuentes de la documentación e investigación antropológica, que muestran la plasticidad de los humanos para experimentar los impulsos biológicos articulados con el entorno social y cultural especifico y dan lugar a la comprensión de “otras formad de vida que otros han encontrado gratificantes y satisfactorias”5.

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