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Miguel León Portilla


Enviado por   •  12 de Agosto de 2014  •  3.038 Palabras (13 Páginas)  •  316 Visitas

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Algunos datos biográficos

La vocación de Miguel León Portilla, parece provenir de la rama familiar. Es sobrino de Manuel Gamio, conocido por sus trabajos arqueológicos en Teotihuacán y por fundar la moderna antropología mexicana. Además, por rama materna, es familiar de Manuel Gutiérrez Nájera el iniciador del modernismo en México. El peso de tales nombres no es llevado como lastre, como en tantos casos en los que se queda condenado a jamás florecer ante la sombra del pariente célebre. En Miguel León Portilla se asimilan las vocaciones familiares: el gusto por el pasado prehispánico, el interés antropológico y la pasión por la literatura.

Miguel León Portilla nace el 22 de febrero de 1926 en la colonia de Santa María la Ribera de la Ciudad de México. Es hijo de Luisa Portilla Nájera y Miguel León Ortiz. Es Doctor en filosofía por la UNAM, miembro de las academias mexicanas de la Historia y de la Lengua, de El Colegio Nacional y de la National Academy of Sciences, Estados Unidos, Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es autor de múltiples publicaciones sobre historia, lengua y escritura de los pueblos del México prehispánico y del México indígena contemporáneo. Sin duda, uno de sus mayores títulos es el de guardián de la antigua palabra.

Trascendencia de la labor de Miguel León Portilla

en la historia de la filosofía en México

Miguel León Portilla es el continuador directo de la obra iniciada por el padre Ángel María Garibay. La importancia no es poca cuando, valorando los trabajos de Garibay, notamos que, para el ciudadano común resultarían completamente extraños los nombres de cantores y sabios nahuas, de no ser por el interés que tuvo el padre y, posteriormente, León Portilla, por el rescate y divulgación del tlatolli o la antigua palabra de los pueblos nahuas. El interés de Garibay será toda una revelación en Miguel León Portilla pues, mientras estudiaba filosofía y preparaba su tesis de maestría en California llegan a sus manos las traducciones de los cantos nahuas que Garibay había publicado en la revista Ábside, así como la Poesía indígena de la altiplanicie y la Épica náhuatl, obras que el padre Garibay publicó en la Biblioteca del Estudiante Universitario, con el único interés de iniciar o incitar a los jóvenes lectores en el estudio de la sabiduría del Anáhuac.

León Portilla se encontraba preparando una tesis sobre Dos fuentes de la moral y la religión en Henri Bergson, la temática según el maestro era de interés antropológico e histórico así que las traducciones de Garibay no resultaban ajenas. Desde California León Portilla escribe a Manuel Gamio, su tío, contándole el encuentro con los textos nahuas, a lo que Gamio responde: “Debes hablar con Garibay”. Al retornar a México, en 1952, León Portilla se pone en contacto con el padre Ángel María a quien pide le haga partícipe en su proyecto de rescate de la antigua palabra. Garibay responde: “Lo primero que tiene usted que hacer es estudiar náhuatl”. León Portilla aprende el náhuatl en seis meses y se incorpora a trabajar con él. Pero dejemos que el padre Garibay nos cuente cómo fue el encuentro:

Cuando enviado por la Universidad se me presentó a preguntar si me hallaba en disposición de dirigir su tesis sobre la filosofía nahua, con que tenía la pretensión de hacer el doctorado, yo le hice esta pregunta: “¿Conoce usted la lengua mexicana de los antiguos?” No, fue la respuesta.

-Amigo mío, le dije: Bien me sé que hay quien habla de filosofía platónica, sin saber dos palabras del griego, y de la filosofía kantiana, sin conocer el alemán. Pero la seriedad científica de un doctorado pide algo muy distinto. Tiene usted que saber náhuatl. De otra manera, o niega lo que no conoce, como hacen tantos, o hará una preciosa novela de fantasías, como hacen muchos más, a base de datos incoherentes y vagos [León Portilla, 1984: 16].

La habilidad con que Miguel León Portilla aprende el náhuatl puede parecernos sorprendente, pero recordemos que sabe latín y griego, conoce el hebreo, habla francés, inglés, alemán e italiano. Talento que comparte con el padre Garibay. A partir del primer encuentro, León Portilla continuará trabajando al lado del padre Ángel María en lo que más tarde será su tesis doctoral: La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. El trabajo doctoral de Miguel León Portilla sigue el camino de Garibay, demostrar, en este caso, que existió una filosofía entre los antiguos nahuas. La tesis doctoral se presenta en agosto de 1956 alcanzando el calificado de summa cum laude, a petición del doctor Larroyo presidente del tribunal de examen.

El antecedente de la tesis de Miguel León Portilla, como ya se dijo, parece encontrarse en uno de los proyectos del padre Garibay: demostrar la existencia de una literatura náhuatl [Garibay K., 1954]. Pero también lo encontramos en el planteamiento, que hace Samuel Ramos, en 1943, al publicar su Historia de la filosofía en México. La intención de Ramos es contar con los documentos para impartir el primer curso de Historia de la filosofía en México, así que la pregunta o preguntas que surgirán en la planeación del curso serán: ¿Hubo filosofía entre los antiguos mexicanos? [Ramos, 1976], ¿en qué momento inicia la filosofía en México?, ¿con la introducción o implantación de la filosofía, llevada a cabo por el hispano? o ¿se puede hablar de una filosofía anterior a la conquista española?, de ser así ¿qué características tuvo? Iniciemos comentando, brevemente, los antecedentes.

Con la publicación en 1940 de su Poesía indígena de la Altiplanicie y la Épica náhuatl de 1945, Garibay se cuestiona sobre la posibilidad de que, entre los antiguos nahuas, existiera una literatura. Labor por demás difícil; afirmar tal existencia implicaba la presentación de pruebas y la inevitable comparación con otras grandes literaturas. El padre sale avante en su empresa, en 1953 presenta en su Historia de la literatura náhuatl las pruebas que le permiten afirmar que existió una literatura náhuatl. El problema que el padre entreveía, en la afirmación de la existencia de una literatura náhuatl, va a acompañar al trabajo de Miguel León Portilla, esto es, afirmar que existió una literatura de los pueblos nahuas, o que existió una filosofía náhuatl, siguiendo el caso de León Portilla, implica que se da por hecho la existencia, en algún momento, de ese objeto. Y si existió, como un objeto real creado y cultivado por muchos hombres, posee una historia y un término por el cual puede ser nombrado. Aquí encontramos la gran problemática que enfrentarán

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