MÉXICO DECIMONÓNICO: ENTRE LA SUPERVIVENCIA Y LA EXTINCIÓN

MÉXICO DECIMONÓNICO: ENTRE LA SUPERVIVENCIA Y LA EXTINCIÓN

Por: Enrique López y López.

                Se ha visto y comprobado que la historia puede ser manipuladora y manipulable, es una ciencia social que debe tomarse con bastante cuidado y al tiempo con un criterio amplio, es decir, conocer ambas caras de la moneda, para evitar caer en polaridades fanáticas dignas de mitos, que a su vez generan traumas colectivos, mismos que sirven de instrumento para los oportunistas de todo tipo, desde políticos hasta presuntos literatos. En pocas palabras, ser objetivo, imparcial y realista, con un toque de cinismo.

Ahora bien, en el presente ensayo, se procura llevar a cabo una reflexión sobre el siglo XIX mexicano, el cual ha sido el periodo más polémico y dogmático; criticado y defendido; mitificado y cuestionado por los historiadores de la época y por posteriores.

Este siglo en particular, resulta interesante porque dentro de él, podemos encontrar muchas respuestas a las costumbres, prácticas y problemáticas del presente; y contrastes entre los personajes que le dieron vida, mientras unos enviados al Olimpo de los héroes, los otros, desterrados al averno, sin reparo alguno. Un tiempo en el que una nación se debatía entre la vida y la muerte; como un gato patas arriba o un animal herido y acorralado por diversos cazadores, enemigos que venían del exterior, lo cual resultaba ser común denominador debido al imperialismo rampante de la época, pero lo peor era que el enemigo también estaba dentro del sistema.

La centuria que nos atañe comprende varios eventos y procesos que se estudian de manera somera, sin dejar la objetividad de lado. Por ello, se hace la siguiente subdivisión: los movimientos de independencia (como antecedente); el Primer Imperio Mexicano y la primera República Federal (las dificultades para la consolidación de un proyecto de nación); los conflictos internacionales: amenaza de reconquista, separación y anexión de Texas a Estados Unidos; primera intervención francesa; la guerra con Estados Unidos; liberales vs conservadores, Constitución de 1857 y la Guerra de Reforma; el Segundo Imperio y finalmente la restauración de la República y los primeros años del Porfiriato.

Sin mayor preámbulo, iniciamos este viaje en el tiempo con muchos bríos y esperanzas de lanzar una perspectiva al océano de las versiones históricas.

La libertad, un ideal tan valorado y ambicionado por todos, ya lo decía el viejo caballero andante: “preciado tesoro es la libertad, que ni todo el oro del mundo podría comprar.” Por ella y en nombre de ella, la humanidad ha cometido toda una antología de actos heroicos y desinteresados, sin embargo, también encontramos los actos más sanguinarios y deleznables. Así pues, ante este panorama, demos inicio a la lucha de independencia de la Nueva España, posteriormente México.

Las desigualdades sociales, económicas y políticas en la estructura estamentaria de Nueva España, a la sazón del apogeo de las ideas ilustradas, más los ejemplos del vecino del norte y de la Revolución Francesa. Un grupo de novohispanos (autodenominados criollos) comenzaron a cuestionar a las reformas borbónicas, las cuales abrían más la brecha entre ellos y los peninsulares, y con ello casualmente brota un resentimiento por parte de los primeros hacia los segundos, además de un nacionalismo.

Una vez que se tienen los ingredientes en la olla a fuego lento, el liberalismo en España comienza a ganar adeptos y terreno, con ello vienen una serie de cambios sociales, derivados de intereses capitalistas burgueses, que veían al absolutismo y los estamentos como obstáculos para la modernización, el desarrollo y el progreso. A esto último, le sumamos la invasión de Napoleón Bonaparte a la “madre patria”, los peninsulares miraron con terror la amenaza que se cernían sobre sus privilegios, al tiempo que los criollos los vieron como la gran oportunidad de tomar el poder para ellos.

Entrando en materia, hay un proceso del que se habla poco: los autonomistas, con el Virrey Iturrigaray, el licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos, entre otros personajes prominentes del gobierno, que deseaban la independencia de una manera pacífica (al estilo de la Revolución Gloriosa), que desafortunadamente no prosperó debido a la rápida intervención de los peninsulares e Iglesia, para no permitir que los cambios en Europa contaminaran “la pureza” de la Nueva España, a parte que su lealtad era hacia el Rey y no hacia la nación.

No obstante, la llama de la libertad no se apagó e iniciaron diversas conspiraciones, entre ellas las de Querétaro y Valladolid, y por cuestión minera e industrial, era natural que ahí iniciara la revuelta armada, ya que los intereses económicos de los criollos empresarios estaban siendo lastimados por los Borbones y sus aliados. Inicia la lucha armada mediante un famoso clamor de libertad con un toque de manipulación hacia las masas y cierto nivel de nacionalismo inventado, ya que aquellas mayorías ignoraban lo referente a las ideas de los criollos y su verdadero alcance, en fin, el conflicto inicia con gran ánimo, pero al ser derrotados los dirigentes, sólo quedan algunos insurgentes dispersos por el territorio (guerra de guerrillas), hasta que aparece Iturbide, quien cuenta con el carisma con las masas y la sofisticación con los peninsulares, novohispanos y eclesiásticos, para negociar la paz e independencia que después de 11 años de cruenta lucha, tanto anhelan ambos bandos.

Un punto que resulta imperativo comentar, es la falta de identidad para el resto de la población de la nueva nación. Derivado de la costumbre virreinal, la gran desigualdad trajo como consecuencia rencillas y rencores que serían buen material para las futuras guerras fratricidas.

Así pues, Iturbide se convierte en el hombre fuerte y capaz de mantener unido al recién nacido país, pero no es suficiente, se necesitan de símbolos, una bandera y un nombre: la bandera Trigarante (Unión, Religión e Independencia) y México (un intento para identificar a la nación con el antiguo Imperio Mexica). El sueño del Primer Imperio no duraría mucho, debido a que las ambiciones de poder de los antiguos insurgentes no habían sido saciadas del todo. A partir de ahora, la nación tendrá vivir el horror de la guerra a lo largo del siglo XIX.

Tenemos que a la caída, exilio, regreso y ejecución del emperador, surge la Primera República Federal, y con ella, una serie de vicisitudes de división entre centralistas y federalistas, y a la sazón, varios intentos de reconquista, ya que España se negaba a reconocer la independencia de la joven nación; visitas de extranjeros prominentes como Alexander von Humboldt, quienes lograron explorar el país y detectar las grandes riquezas que ésta poseía, mismo que hizo girar los ojos de más de una nación poderosa: Estados Unidos, Reino Unido y Francia, las cuales se estudiarán más adelante.

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