Naugrafio ¿Valió la pena o fue en vano?

¿Valió la pena o fue en vano?

La forma en la que Gabriel García Márquez escribe, sin duda, capta la atención del público lector, ya que con los detalles, recrea con precisión lo que está contando, es por esto que, el relato de un naufrago, se convierte en un libro lleno de dudas acerca de si, es autentico o ficticio, al igual que por muchos años ha dado de que hablar debido a muchos temas que se pueden debatir tanto dentro como fuera de la historia.

Este acontecimiento del naufragio sucedió hace 63 años, cuando unos marineros se acercaban al puerto de Cartagena, y debido a una tormenta, el barco se accidenta y solo uno logra sobrevivir siendo este Luis Alejandro Velasco, marinero de la Armada Nacional.

A lo largo de los años se han descubierto diversas noticias acerca este naufragio, personalmente llegué a pensar que solo era una historia que se le había ocurrido a Gabriel García Márquez. Al principio del relato se muestra muy débil la historia porque percibo que es muy igual a otros inicios, hombres en un bar, problemas familiares, angustias, etc.

Pero a lo largo de la lectura, empieza a desarrollarse de una manera natural y se da a entender que un simple hombre se encuentra en una isla tratando de sobrevivir mientras encuentra como salir, claramente el tenia conocimientos de "supervivencia" ya que por ser marinero necesitaba saber las cosas básicas en caso de una emergencia y ésta era una de esas.

Algo que estuvo mal en la historia, o incluso en la realidad es que, si el barco era para cargamentos pesados, y había sobrepeso, qué hacían ellos movilizándose en ese, en lugar de buscar uno con menos peso o esperar un poco a que llegara otro buque y así evitar que ocurriera la tragedia.

Gabriel García Márquez, a mi parecer, exageró un poco al momento de redactar en algunos acontecimientos, como por ejemplo cuando Velasco esta "alucinando" con que ve amigos y cosas extrañas, pero a la vez es entendible que lo haya hecho porque cualquier relato debe tener su momento de altos y bajos, sino se tornaría aburrido.  

Ahora, ¿Por qué llegar a pensar que era mentira? Al principio se puede leer como un relato común y corriente, debido a que ya han existido naufragios, pudo haberse sentido inspirado para escribir acerca de ese tema, pero al final del relato se puede dar cuenta que es él quien lo entrevista y tiene la potestad de poder escribir su libro con total autoridad e idea.

Cuando Márquez logra presentar su artículo a la prensa, fue tan destacado que salió al publico por catorce días seguidos en El Espectador, en igual número de capítulos, y ante la gran acogida que tuvo entre el público lector, se hizo necesario hacer un suplemento especial que las reunió todas en donde además de los textos había avisos publicitarios y aparecía el héroe marinero tomando fécula El León, mostrando relojes, zapatos y toda clase de artículos para demostrar la bondad de los mismos, aun en los más difíciles momentos, como los que acaba de sufrir el marinero.

García Márquez tuvo cantidad de problemas jurídicos por derechos de autor y por problemas con el país al momento de saber si publicaría la historia o no; él fue un buen periodista porque supo cómo llegar al entrevistador sin que nadie lo descubriera, para poder obtener una fuente totalmente confiable y luego escribir su artículo. Pero eso condujo a que Velasco lo demandara a la editorial ya que sus abogados le llenaron la cabeza de cálculos exóticos sobre las regalías del libro y por consiguiente Márquez debía ir ante el Juzgado 22 Civil del Circuito de Bogotá.

Luis Alejandro Velasco, solo, en el mar, estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de belleza, hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre. Así resumió García Márquez esa aventura que con menos palabras se conoce como ‘Relato de un náufrago’.

Durante 20 días, García Márquez se sentó con el marinero, tomaba notas y le soltaba preguntas tramposas tratando inútilmente de encontrar contradicciones en el relato. Cuando le pidió que describiera la tormenta, Velasco respondió: “Es que no había tormenta”.

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