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Nocion Del Desarrollo Imperante.


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2014  •  3.173 Palabras (13 Páginas)  •  433 Visitas

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LA NOCIÓN DE DESARROLLO IMPERANTE.

Erick Gutiérrez G., M.Sc.

Se ha dicho que el Desarrollo como práctica e ideología constituye el desafío latinoamericano por excelencia. Conviene entonces reseñar brevemente buena parte de lo que implica tal categoría. Podemos empezar señalando que la concepción dominante de Desarrollo constituye un conjunto de cuestiones teóricas y prácticas compartidas por los agentes interesados en impulsarlo Dentro las cuestiones teóricas compartidas, se encuentra un criterio ortodoxo acerca del Desarrollo, que lo considera como un asunto técnico u obvio; y no como la noción ético – política que realmente es

Es considerado como un asunto técnico, ya que el Desarrollo "se concibe como una cuestión de construir las estructuras físicas, sociales y económicas apropiadas; en gran medida una cuestión de acumular una serie de características familiares en la experiencia de las naciones desarrolladas”. O bien, es considerado como un asunto obvio, ya que el Desarrollo “se considera como una cuestión fundamentalmente no contenciosa de organizar vidas decentes para los pueblos del Tercer Mundo hoy desfavorecidos”( Preston)

Para justificar el significado del termino Desarrollo, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial se han propuesto toda una serie de teorías: del crecimiento, de la modernización, de la dependencia, la institucional, la marxista, la de la interdependencia global y la liberal de mercado. Ello nos permite observar que no existe unidad de criterio en el significado y uso de la palabra:“cada escuela, o mejor, cada autor o tratadista, emplea el concepto de acuerdo con la interpretación que él mismo le da en consonancia con la corriente que representa.

Más recientemente, en relación con su significado, el debate científico social acerca del desarrollo “ha estado dominado por la esperanza de una recapitulación de la experiencia histórica del Primer Mundo por parte del Tercer Mundo”(Preston). Si bien todas las culturas son etnocéntricas, con el dominio del Atlántico Norte a partir del Siglo XV, el etnocentrismo europeo es el único que pretende imponer - bajo criterios de universalidad- la Modernidad como nuevo paradigma de vida cotidiana, de comprensión de la historia, de la ciencia, de la religión, etc (Dussel).

El poder enunciador de la Modernidad y su centralidad ordenadora de discursos y prácticas nos hace compartir su caracterización en términos de Mito (Dussel) fundamental contenido en las concepciones imperantes sobre el Desarrollo.

El Mito de la Modernidad podría describirse en los siguientes términos (Dussel):

- La civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior;

- La superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos, bárbaros, como exigencia moral;

- El camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el seguido por Europa (es un desarrollo unilineal y a la europea, lo que determina la falacia desarrollista);

- Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis moderna debe ejercer en último caso la violencia si fuere necesario, para destruir los obstáculos de la tal modernización (guerra justa colonial);

- Por el carácter civilizatorio de la Modernidad, se interpretan como inevitables los sufrimientos (costos) de la modernización de los otros pueblos atrasados, de las otras razas esclavizables, etc.

Una segunda etapa de la Modernidad, y que añade nuevos elementos caracterizadores, comenzó con el Iluminismo y la Revolución Industrial, introdujo cambios en los Modos de Vida tradicionales europeos, los cuales fueron reconstruidos para hacerlos encajar en el Sistema capitalista industrial (Preston). Esta dinámica de absorción, se transplantó al Continente americano, generando procesos de “desmantelamiento y reensamblamiento” de los Modos de Vida previamente existentes en su territorio, lo cual configuró la condición posterior de los países.

En virtud de lo anterior, puede afirmarse que lo que puede denominarse Desarrollo moderno, es el proceso histórico en gran escala de desarrollo del sistema capitalista industrial del mundo (Worsley). Este proceso descarta a priori la idea de que las culturas indígenas tienen algún valor, y se apropia del futuro al afirmar la meta de la Modernidad según el estilo de Occidente. A través de los Modelos de Desarrollo imperantes se invalidan en la práctica las propias opciones de Desarrollo que puedan tener derecho de desplegar las sociedades indígenas en nuestro país (o etnodesarrollo).

En el concepto moderno del Desarrollo que se desea imponer, el bienestar de la sociedad en su conjunto depende exclusivamente del mejoramiento económico, del que se supone, se desprenderán los beneficios sociales. A su vez, este mejoramiento se deriva de la obtención del crecimiento y expansión económicos. Este concepto también comprende, la necesidad política de ocupación de espacios donde la presencia modernizadora se ha considerado históricamente débil.

Aunque no siempre es explicita, detrás del concepto existe una definición de cómo debe ser el mundo, de cómo deben ser las sociedades, de cómo deben ser los seres humanos. Ahora bien, junto con Andrés Bansart nos preguntamos:”¿Quien puede decretar como debe ser el mundo? Son los países autollamados desarrollados lo que, hasta el presente, han definido y siguen definiendo lo que es (o debe ser) el desarrollo y cuales son las vías para ese desarrollo. Definieron los conceptos, determinaron los modelos, organizaron las vías en función a su propia visión del mundo, es decir, a partir del mundo que ellos han creado. El llamado subdesarrollo es, por el lado de los que aceptarían situarse bajo ese nombre, más un estado mental que una situación objetiva”(Bansart).

Considerando semánticamente la palabra, el Desarrollo implicaría siempre un movimiento, y en tal sentido, no cabría utilizar el término en tiempo presente, sino en gerundio. El Desarrollo sería entonces “un movimiento hacia un mejor estar material y una elevación espiritual del ser colectivo y de todos sus componentes”(Bansart). En consecuencia, todos los países deberían estar siempre en desarrollo; luego, no existe ningún país “desarrollado”.

En tal sentido, al decir que un país es o está “desarrollado” se estaría viendo su situación como una situación ya definitiva e inmóvil, lo que sería una contradicción lógica, (aún dentro de la propia racionalidad moderna). Sin embargo, la consideración acerca de conducir a las Sociedades hacia una situación futura deseable de “Desarrollo”, ha justificado el cambio social planificado, a través de los Modelos de Desarrollo imperantes, a fin de subsanar el supuesto “déficit de Desarrollo”.

Pero, ya sea por razones de coherencia lógica y terminológica, o por razones de origen histórico y condiciones estructurales intrínsecas, los países con “déficit de Desarrollo” nunca llegarán a ser iguales a los países “desarrollados”, y para algunos autores no es deseable que lleguen a serlo: “La mente colectiva de los países llamados subdesarrollados está a menudo obnubilada por esta sociedad ideal (falsamente idealizada) que son los países llamados desarrollados....éstos no representan sociedades sanas..no seria lógico que fueran tomados como modelos ”(Bansart).

La concepción del Desarrollo imperante en los países de nuestro Continente, adoptada acríticamente por sus élites político-económicas, fue la establecida por las sociedades industrializadas del llamado “Primer mundo”, a cuyos parámetros “modernos” de estilo de vida nuestras sociedades del llamado “Tercer mundo” debían amoldarse:

“La conciencia del subdesarrollado es un proceso que transforma las necesidades reales en una demanda de cosas, de productos, de bienes de consumo....En estos países los mecanismos del colonialismo y el neocolonialismo han provocado la conformación de pequeños grupos de ricos que viven en función de los modelos de los países desarrollados, viven al servicio de estos países e imponen sus modelos a las demás capas sociales”. (Bansart).

En nuestro Continente se ha aceptado la idea de Desarrollo en términos sorprendentemente ahistóricos e ingenuamente universalistas. Esta visión (eurocéntrica) del Desarrollo en el capitalismo moderno, se presenta “como un proceso interno, autogenerado, de la sociedad europea, que posteriormente se extiende hacia regiones atrasadas”(Coronil). Este proceso expansionista parte también de una convención tácita, acerca de que todo otro desarrollo posterior “no necesita más que de Europa para explicar el proceso” (Dussel). En los casos que no se constituya Europa como el referente a emular, siempre el “Desarrollo” estará adscrito a los criterios seguidos históricamente por “los países del Norte”, o bien, por “las Potencias Industrializadas”. En todos estos casos, la referencia conceptual y práctica respecto al Desarrollo se encuentra siempre fuera de los países que aspiran a él o que supuestamente necesitan de él.

Sin embargo, el Desarrollo no es una descripción objetiva de la realidad, sino que es un concepto polisémico (y polémico) que determina campos de lucha, entre posiciones de distintos grupos que pugnan por futuros distintos. La explicación de su difusión cómo idea - en las Ciencias Sociales- se relaciona con la construcción histórica de dicho concepto, al evocar “una metáfora de crecimiento orgánico y de evolución”(Monreal/ Gimeno).

El concepto moderno de Desarrollo apareció en la emergencia de un nuevo orden mundial: “la expresión empezó a ser utilizada desde 1947 por la escuela económica austriaca, y luego se incorporó al uso internacional y a las mismas ciencias sociales”(Bolívar).

No obstante, aunque el termino en sí es de cercana data, no lo es el pensamiento filosófico que lo sustenta. Sus orígenes pueden encontrarse a partir del Siglo XVIII, en el Iluminismo y su visión de la Historia como una marcha “progresiva” hacia la racionalidad social; en las ideas de la “acumulación de riqueza” como promesa de Bienestar; y en la idea de la expansión geográfica de la civilización europea como garantía del acceso a formas superiores de vida para los demás Pueblos de la tierra considerados como “retrasados”.

El significado del Desarrollo como Progreso que se desarrolló en la segunda mitad del Siglo XVIII - Condorat - y se encuentra referido al adelanto y a la aplicación de la ciencia a la producción, la modernización de las instituciones y de la calidad de la vida (Bolívar).

El significado del Desarrollo como acumulación de Riqueza fue sustentado por los economistas clásicos – Adam Smith, John Stuart Mill - y se encuentra referido (Sunkel) al “potencial productivo de una comunidad que se traduciría en aquel conjunto máximo de bienes que un país puede obtener”.

El significado del Desarrollo como acceso a formas superiores de vida por mutación gradual (evolución) tiene su origen en la biología, y se deriva de las Teorías de Darwin y Lamark, coincidiendo su aparición con la expansión de la economía capitalista durante el Siglo XIX. Posteriormente, como consecuencia de la Revolución Industrial europea, también aparece el concepto de industrialización como sinónimo de Desarrollo, unido al de crecimiento, entendido como:“un proceso que se define en términos de Ingreso por habitante” como indicador o medida del nivel y ritmo de desarrollo de los países.

Como se observa, tanto la construcción histórica de la idea de Desarrollo, como los significados de termino mismo, responden a un pensamiento moderno de naturaleza unilineal.Asimismo, coinciden con procesos de expansión de tipo colonial o neocolonial.De allí, que se asuma el Desarrollo como un fenómeno global, interpretado (desde un sesgo economicista) como un acontecimiento meta- humano sobre el cual existe una “natural” inevitabilidad.

La idea europocéntrica del Desarrollo como progreso “autogenerado” a partir de ciertas condiciones productivas; es una limitación imperante en las Ciencias Sociales destinada a negar los estrechos vínculos entre modernidad y colonialismo (Castro- Gómez). Sin embargo, ya no es posible concebir la modernidad sin la colonialidad. De hecho, .”la colonialidad es constitutiva de la modernidad”(Mignolo). La colonialidad es el lado oscuro (el lado silenciado por los intelectuales, por el discurso oficial del Estado) de la modernidad. Las estrategias desplegadas en base a la concepción moderna del Desarrollo, se constituyen en una poderosa herramienta no sólo para la homogeneización cultural, sino también para la “Normalización” del mundo en los cánones del “Occidente prospero” (Lander).

Y es que – como afirma Gunder Frank – este imaginario (construido sobre la formulación tradicional/ moderno) atribuye Historia a los países “Desarrollados”, negándosela a los “Subdesarrollados”. Sin embargo, es precisamente la Historia de estos últimos lo que explica sus circunstancias actuales, revelando el papel que tuvieron los “Desarrollados” en la creación de las circunstancias de los “Subdesarrollados” (Preston)

En el periodo Post-Guerra, uno de los modos de naturalización de las dinámicas, fue mediante la construcción de la noción de “Tercer Mundo”, invención que permitiría a los autodenominados países del “Primer Mundo”, justificar formas de control sobre aquéllos; a través de la "colonización de la realidad por el discurso del desarrollo”(Lander).

El “discurso del desarrollo”, en tanto discurso justificador de dichas prácticas expansionistas e integracionistas del Capitalismo moderno, además de adolecer de vicios de logocentrismo y etnocentrismo, genera procesos de ecocidio, etnocidio, y epistemicidio (Santos).

Esto encuentra asiento en un razonamiento deslegitimador de aquéllas percepciones que entraban la lógica productivista y acumuladora del Capitalismo. Basados en una errónea interpretación de ciertos Teóricos Sociales (entre otros, Max Weber en La ética protestante), muchos autores plantean que los Sistemas de pensamiento y creencias de las Sociedades denominadas “Tradicionales”, podían considerarse como un obstáculo al Desarrollo (entendido como “evolución”), al inhibir severamente la difusión de la racionalidad económica; y no como elementos de las historias complejas regionales o locales, que cumplen una función integradora, dotadora de sentido social para dichas Sociedades.

En Europa, el interés fundamental de la teoría social clásica, era comprender el cambio de las Sociedades del régimen feudal-agrario al régimen capitalista-industrial; marco teórico-conceptual orientado hacia la búsqueda del proyecto modernista. En este sentido, podemos observar cuáles eran las premisas de trabajo de las ciencias sociales durante los siglos XVIII y XIX :

El primer esquema reconocible de ciencia social, se remonta a Saint- Simón (Siglo XVIII), quien postuló el poder de la razón humana y resaltó las ciencias positivas, haciendo hincapié en el papel de las élites científicas intelectuales. De este modo, se empezó a justificar idea de la dirección de la sociedad por expertos. Esta idea fue seguida y enriquecida por Auguste Comte, y su sucesor, John Stuart Mill. A mediados y fines del Siglo XIX aparecieron las ideas de evolución social y el análisis materialista histórico. El esquema complejo de la evolución filosófica de Herbert Spencer, fue simplificado por sus seguidores, convirtiéndolo en el darwinismo social (una celebración del capitalismo de mercado de fines del Siglo XIX).

Partiendo de la idea de evolución (dialéctica histórica) material de la Sociedad, Karl Marx, revela la dinámica fundamental del mundo social en la interconexión de la lógica del desarrollo económico, político, social institucional y cultural político. Y como herencia trasladada a las discusiones teórico-sociales en el Siglo XX, Emile Durkheim fundamenta los cambios de la sociedad contemporánea, al señalar que ésta se está apartando de los vínculos tradicionales de la comunidad para acercarse a los vínculos más informales de una sociedad individualista.

De este modo, “colectivos enteros del Norte y regiones completas del Sur han visto negada, y ven hoy negada, la posibilidad de que sus significados sean relevantes en la construcción de la historia de la humanidad” (Monreal/ Gimeno). Cabe destacar, que es precisamente en Europa donde se comenzó a cuestionar esta visión de modernización en términos de crecimiento y expansión tecnológico- industrial. Así, desde finales de los años 60 muchas “verdades” acerca del Desarrollo empezaron a ser cuestionadas: aparece la critica al industrialismo a partir del análisis de los limites del crecimiento (Club de Roma).

En la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Estocolmo, 1972), derivados del estudio de los impactos negativos del industrialismo en los países ricos, se revisaron las concepciones de “Bienestar” y “Progreso”, encargándose a la Fundación Dag Hammarskjold (Suecia) la elaboración de un Informe que planteara una alternativa al industrialismo. Producto de este Informe, en nuestro Continente un grupo de autores publicó una obra titulada Otro Desarrollo en la que se señala que ya no puede comprenderse al Desarrollo como equivalente a mero crecimiento económico, y sugiere el concepto de Ecodesarrollo. Posteriormente, en los años 80, el Informe Brundtland genera un cambio de rumbo, introduciendo el concepto de Desarrollo Sostenible, propiciando la generación de nuevos enfoques que ponen de relieve la capacidad de carga de los Ecosistemas y la gestión integrada de recursos.

Y, en tiempos más recientes, los países contraen compromisos en la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), que generan bases para una nueva mutación del Capitalismo (como “Capitalismo Verde” o Ecocapitalismo).

Se fue comprendiendo, en consecuencia, que el Desarrollo conllevaba para nuestro países no sólo consideraciones de orden estrictamente económico (crecimiento, expansión, productividad), sino que incluía también determinaciones de tipo social, política, tecnológica, ambiental y cultural. Es por ello, que aún los propios teóricos del Desarrollo (Preston) en los países industrializados admiten que:” cualquier exportación simple del modelo de Occidente, bien sea en su versión estatal o en su versión de mercado, ya no puede ser aceptada como intelectualmente plausible”(Preston).

En nuestro Continente, García Canclini también señala que:“al volverse más problemática la noción misma de modernidad y evidenciarse que los modelos metropolitanos de desarrollo no son mecánicamente aplicables a América Latina...De ahí que se presta más atención al papel a veces positivo de las diversidades culturales en el crecimiento económico”(García Canclini). En este sentido, una posibilidad de apertura a nuevos significados, la ofreció el Estado venezolano en su discurso ante la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), cuando frente a los demás países afirmó que:

“La Nación adquirió hábitos rentistas...empleando Estilos de Desarrollo copiados, altamente agresivos de la Naturaleza...todo esto coloca a Venezuela dentro de una trayectoria inercial.....la reducción del Desarrollo en armonía con el Ambiente a un problema técnico o de acceso a la modernidad...no sólo es un error, sino que puede generar un patrón de homogeneización cultural al..enterrar hábitos más favorables a la conservación con la naturaleza. En este ámbito hay necesidad de revisar muchos conceptos que hasta hace poco parecían el símbolo del progreso, pero que hoy se está en capacidad de calificar como inconvenientes para un desarrollo en armonía con el entorno”.

FUENTES:

BANSART, Andrés Autores de su propio desarrollo. La investigación acción al servicio de la comunidad; Ed. Fundambiente; Caracas, 1993

BOLÍVAR, Jorge; Hipótesis y paradigmas para el Desarrollo; en: Revista Desarrollo Indoamericano

CASTRO- GÓMEZ et al. Pensar (en) los Intersticios. Teoría y práctica de la critica poscolonial. CEJA, Bogotá 1999.

ESCOBAR, Arturo El Desarrollo sostenible: dialogo de discursos; en: Ecología Política N° 9, 1995.

GARCÍA CANCLINI, Néstor; Suburbios posnacionales: consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. Edit. Grijalbo, México, 1995.

GARCÍA- GUADILLA, María- Pilar Insostenibilidad del Desarrollo Sostenible: nuevos escenarios y viejos paradigmas; Cuadernos del CENDES N° 34, 1997.

LANDER, Edgardo (comp.) La Colonialidad del Saber: eurocentrismo y ciencias sociales; CLACSO, Buenos Aires, 2000

MIGNOLO, Walter Postoccidentalismo: las epistemologías fronterizas y el dilema de los estudios latinoamericanos de área, Rev. Iberoamericana, LXII, 1996.

MONREAL, Pilar/ GIMENO, Juan Carlos; La controversia del Desarrollo. Criticas desde la Antropología; IUDC/ UCM, 1ª. Edición, Madrid, Marzo 1999.

PRESTON, Peter; Una Introducción a la Teoría del Desarrollo, Oxford University, Siglo XXI Editores; España, 1999.

SANTOS, Boaventura de Souza Una concepción multicultural de los Derechos Humanos; Revista Memoria N° 101; México, 1997; Pgs. 41- 53.

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