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Origen De La Abogacia


Enviado por   •  27 de Enero de 2015  •  1.510 Palabras (7 Páginas)  •  581 Visitas

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La Abogacía

La abogacía es una profesión que sólo puede ser desempeñada por aquellas personas que han estudiado la ley. El término se desprende de la etimología de la palabra “Abogado” la cual proviene del latín “Advocatus” utilizada en la antigua Roma como un “Llamado” a la defensa a aquellas personas que interactuaban en las relaciones de terceros. Es considerada como aquel factor social que usa el hombre para defenderse en sociedad a través la norma jurídica. Quien ejerce la abogacía es llamado abogado, un profesional con licencia para manipular la ley en los diferentes contextos en los que se amerite.

La abogacía, o estudios jurídicos es estudiada por las personas de todo el mundo en instituciones educativas que forman al estudiante bajo un régimen de aprendizaje caracterizado por los diferentes matices históricos de la sociedad en cuanto a leyes se refieren, es común que se estudie a fondo el marco legal de la nación en la que se vive, sin embargo, muchas instituciones toman como referencia las leyes y constituciones de otros países en los que se garantizan los valores morales y éticos de un abogado. Inclusive el estudio del Derecho Romano en muchos países es la base de la abogacía, ya que su cultura fue la que dejó todo el conocimiento para su estudio.

La abogacía es la creación de la herramienta esencial del derecho para legislar. Un abogado puede ayudar a construir todo un compendio de leyes y reglas que puedan conducir a una comunidad de personas por las buenas costumbres.

Origen De La Abogacía

El origen de esta profesión es tan antiguo como el mundo mismo, porque en todas las épocas la ignorancia ha sido patrimonio de la mayoría de los hombres y siempre la injusticia se ha enseñado en contra de ellos. Pero también en todos los tiempos algunas personas se han distinguidos, por su celo y su talento y ellos acudían los desamparados convirtiéndose en su patrones y defensores.

Cinco siglos antes de Jesucristo, en India, surge el primer codificador, que se llama MANÚ, el cual realiza las disposiciones normativas enteramente precisas en un todo jurídico, homogéneo, llamado el Código MANÚ que plasma en sus leyes una recopilación de usos ancestrales, en fórmulas concretas, ordenadas en libros y versículos.

Podemos afirmar que el Primer Jurista Legislador que se conoce es MANÚ, puesto que la India fue la primera civilización de normas jurídicas perfectamente concretadas.

Entre los hebreos había defensores caritativos, que asumían sin ningún interés económico la defensa de causas judiciales. Siempre los hubo a través de toda la historia.

En Caldea, Babilonia, Persia, Egipto, la defensa de los intereses de los particulares estaba recomendada a los sabios, quienes hablaban ante el pueblo congregado, patrocinando sus causas.

Grecia

La abogacía en Grecia, en una primera época los ciudadanos tenían que hacer valer sus derechos ante el juez por sí mismos, exponiendo sus razonamientos ante el Tribunal; sin embargo, al transcurrir el tiempo esta acción fue encomendada a personas que, con sus conocimientos de la oratoria causaba impacto ante el senado, o ante otros tribunales. Estos hombres fueron reconocidos con el nombre de oradores judiciales. Pero, posteriormente la abogacía alcanzó su verdadera entidad y status de profesión. Se señala a Pericles como el primer abogado profesional.

Roma

En Roma, el principio, la defensa no se atribuía a profesionales sino que era consecuencia de la institución del patrono, pues el patrono estaba obligado a defender en juicio a su cliente. La posterior complejidad de los Derechos Romanos, más evolucionados hizo necesaria la formación de técnicos que fueron a la vez grandes oradores y jurisconsultos. El foro adquirió su máximo esplendor durante la Republica, hasta el punto de que los Pontífices eran elegidos entre los profesionales de la abogacía quienes llegaron a organizar corporativamente en los Collegium Togatorum.

En la antigua Roma, a pesar de que la sociedad estaba caracterizada por el papel protagónico de los hombres y no se permitía a las mujeres el ejercicio de cargos públicos, hubo épocas en que pudieron ejercer la abogacía ante los tribunales. Varios autores recuerdan casos célebres en los que mujeres como Amasia Sentia y Hortensia fueron abogadas, y también consignan la historia de Caya Afrania, cuyo temperamento supuestamente originó el edicto que prohibió a las mujeres actuar por otras personas ante los tribunales. A raíz de esto se dictó una ley que prohibió a las mujeres el ejercicio de la profesión durante veinte siglos.

A los romanos se les exigía la edad de los 17 años mínimos para ejercer la abogacía y Justiniano exigió que debían estudias

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