Origen De Las Profesiones
viqthor10 de Marzo de 2013
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1. Origen de las profesiones.
La conformación de las profesiones es fruto del proceso histórico que ha vivido la propia humanidad. En este sentido, el trabajo tiene que ver con el solventar las diversas necesidades que se le presentaban al ser humano en sus primeros tiempos, el suplir las necesidades básicas de comer, vestir, resguardarse, etc. Fueron llevando a los primeros humanos sobre el planeta a trabajar cooperativamente. El mismo desarrollo evolutivo de nuestra fisiología, lleva a afirmar a Rodríguez Lozano y otros que “incluso tenemos nuestro cuerpo en cierto modo amoldado a tal necesidad, y sólo basta para ello observar la mano humana, cuyo dedo pulgar oponible tiene su claro origen en la necesidad de hacer instrumentos para el trabajo”. Posteriormente a la fase, donde el trabajo sólo tenía la función la suplir las necesidades básicas del hombre, éste haciendo uso de su inteligencia, lo elevó a mayores niveles, lo que permitió lograr la comodidad y el placer del hombre, poco a poco el trabajo se fue convirtiendo en un medio para la autorrealización del hombre. Encontramos en las grandes civilizaciones antiguas, verdaderos especialistas en diversos campos del saber, cuyos conocimientos eran puestos en práctica para el beneficio de sus pueblos, basta con citar a los arquitectos e ingenieros egipcios que construyeron obras únicas en el mundo; o sus matemáticos, cuyos cálculos permitieron una mejor comprensión de la naturaleza. Estos hombres, por el conocimiento que poseían, no sólo vivieron de los ingresos económicos que tales ocupaciones le procuraban, sino que también obtuvieron un gran reconocimiento social por su contribución al desarrollo de sus naciones. Hasta la crisis de la edad media, el hombre nacía en una profesión y posición de su familia, lo que marcabas ocupación. Así por ejemplo: el hijo del campesino sería campesino, el del artesano aprendería el oficio paterno para asegurar su subsistencia y la delos suyos, el retoño del comerciante se dedicaría al comercio, el descendiente de una familia de abolengo tendría seguramente un cargo público militar. De manera que se puede afirmar, que la profesión hasta entonces, se heredaba de padres a hijos. Ya antes de la revolución francesa hubo personajes que se preocuparon por lo referente a la enseñanza profesional, la elección de las profesiones y hasta a la orientación profesional. Leibniz (1646 – 1716) reconoció la necesidad de una preparación especial para las distintas profesiones. John Locke (1632 –1702) exigió una formación práctica y utilitaria junto a la antigua instrucción docta. Federico el grande conocía las desventajas de la organización social rígida y planteó el problema de la elección de profesiones en sus cartas con Voltaire: “una causa principal de miseria es que muchas personas no están en su verdadero sitio. Algunos comerciantes debieran haber sido labradores, algunos funcionarios estatales, caballerizos, algunos cardenales, sacristanes. Constituyen minoría los que han elegido su lugar en el mundo. Su nacimiento, o cualquier otra contingencia, determinan suposición. Por ello hay tantos malos zapateros, clérigos, ministros y príncipes”. También pascal (1623 – 1662) se preocupó por lo casual de la elección de las profesiones: “el azar decide. La costumbre hace albañiles, soldados, plomeros y la fuerza de la costumbre es tan grande que hay poblaciones enteras en que todos son albañiles, en otros todos soldados. Sin duda alguna, la naturaleza no es tan uniforme. Y agrega: “lomas importante de toda la vida es la elección del oficio”
La conformación y elección de la profesión siempre ha sido un punto decisivo tanto a nivel individual y social, ya que vincula intrínsecamente la realización de la persona como individuo y coadyuva al desarrollo de todo el colectivo social. En este sentido, las sociedades se encontrarán en mejores posibilidades de desarrollo, en la medida en que sus ciudadanos desempeñen las funciones, ocupaciones y profesiones que más contribuyan a generar mejores condiciones de vida para la persona, le permita una realización como individuo, le procure un ingreso económico justo, le facilite mejores condiciones de vida y le lleve a contribuir al bien común. Cuando el feudalismo entra en crisis (a partir de mediados del siglo XIV D.C.), entre la clase campesina y los señores feudales, comenzaron a posicionarse una nueva clase de hombres que se dedicaron al ejercicio de las “profesiones liberales” (medicina, arquitectura, abogacía, ingeniería, etc.), mismas que rompían con la noción de quien nace en una profesión u oficio debería mantenerla. Precisamente el nombre de profesiones liberales hace alusión al carácter autónomo con que la profesión era elegida y ejercida.
La evolución histórica de las profesiones parte de la división defunciones del sacerdote o chamán, que las diferentes tribus y pueblos conocieron a lo largo de la historia. Éstos, junto a sus funciones más específicamente religiosas, realizaban funciones curativas o judiciales, que con el tiempo se desprendieron convirtiéndose en nuevos roles, desarrollados por otras personas distintas al sacerdote o chamán. Siendo para algunos estudiosos, el sacerdote, el médico y el jurista, los primeros profesionales en sentido pleno. La revolución industrial, trae consigo la conformación del paradigma de la especialización para el trabajo y el rompimiento con el modelo histórico de herencia de las profesiones. El desplazamiento de un mayor número personas a las ciudades, la implantación de la máquina de vaporen las fábricas, obligó a que muchas personas optaran por desempeñar ocupaciones en este campo, esto permitió en el corto plazo, la especialización de las funciones para la ejecución de determinadas tareas, mismas que darían origen a varias de las profesiones que hoy conocemos. No obstante, ante la situación generada a partir de la especialización del trabajo que procuró la revolución industrial con la mediatización de la tecnología, existe el riesgo, de justificar la profesión a partir de la especialización cognoscitiva o activa que por lo que tiene de compromiso ético.
HISTORIA DE LAS PROFESIONES (Escobar Valenzuela, Gustavo: Ética. México. Editorial McGraw Hill, 4ta Edición, 2001)
Se remontan a la Edad Media, por lo que su origen va más allá del Estado Constitucional y del Moderno liberal. Que hayan sobrevivido hasta nuestros días desde la época medieval está estrechamente relacionado con una necesidad, la de la vertebración de la sociedad.
El liberalismo doctrinario de principios del siglo XIX entendía a los Colegios como organizaciones anacrónicas, relacionadas con los gremios, por lo que insistió en su supresión. Se apoyaban en los argumentos que estructuraban la corriente liberal imperante y su principio de no intervención del Estado.
A partir del segundo tercio de dicho siglo, la larga tradición de los Colegios en España se fue reconstituyendo poco a poco hasta terminar adquiriendo la estructura reconocible a día de hoy. Con origen en la ley Moyano de 1857, se establece entonces la correspondencia entre títulos educativos y profesiones. El caminar de los tiempos hará que la tecnología, la ciencia y en general la evolución del saber emerjan gracias a una combinación de elementos, como la educación universitaria, la formación práctica, e incluso el quehacer cotidiano.
Hubo quien sugirió que la ingeniería tuvo su origen con la aparición del primer ser humano, ya que desde el principio de los tiempos el hombre se valió de una primitiva tecnología para sobrevivir. Dieron forma a piedras para convertirlas en herramientas y utilizaron el fuego como primera energía. No olvidemos que en el principio las diferencias entre las distintas actividades de ingeniería, incluyendo la arquitectura, no estaban determinadas, sino más bien difuminadas por la amalgama de conocimientos que terminaron desembocando en el milagro primitivo que fue la civilización sumeria.
Tanto Egipto como después Grecia y Roma fueron dignos herederos de la primera civilización conocida, pero pulieron y sofisticaron sus técnicas, a la vez que evolucionaban los diferentes estilos arquitectónicos. Vitrubio, en su tratado De arquitectura (en el siglo I a.C.) establece los fundamentos en los que se cimentará la futura arquitectura occidental: Belleza, Firmeza y Utilidad, y la define como “ciencia que surge de muchas otras ciencias y adornada con muy variado aprendizaje; por la ayuda de que un juicio se forma de esos trabajos que son el resultado de otras artes. La práctica y la teoría son sus padres”.
Cicerón y su oratoria sentaron las bases de los futuros advocati romanos, profesionales especializados en la asistencia jurídica. La caída del Imperio supuso que estas artes se mantuvieran en segundo plano hasta la Edad Moderna, donde se reglamentaría de manera minuciosa esta actividad con vistas a un futuro de leyes y códigos.
Ya en el Renacimiento, se asienta la figura de otro profesional de nuestros días: el aparejador, actual arquitecto técnico. Le acompañan por estas fechas los empíricos, renacidos a la sombra del antropocentrismo de los siglos XIV y XV. No era extraño que un Da Vinci experimentara, además de con la anatomía o la óptica en particular, y la ingeniería en general, con la magia de la alquimia, como hicieran muchos de sus contemporáneos. El cambio entre la alquimia de la antigua Grecia y la del Renacimiento radicaba en que la primera se asentaba en teorías y especulaciones, mientras que la segunda se arriesgaba con la experimentación. Ejemplo de este salto cualitativo es Galileo, pionero en el uso de experiencias para validar las teorías de la física. Sin él Newton no podría haber
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