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POSITIVISTAS Y CRIMINOLOGICAS


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2014  •  2.742 Palabras (11 Páginas)  •  186 Visitas

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PRINCIPALES APORTACIONES POSITIVISTAS Y CRIMINOLOGICAS

CESARE LOMBROSO:

Lombroso asienta por primera vez una clasificación de los delincuentes, diferenciando entre seis tipos diferentes, empleando para su construcción el método empírico. Su teoría del delincuente nato partió de los datos recogidos en más de cuatrocientas necropsias de delincuentes y seis mil análisis de delincuentes vivos. Por otra parte, Lombroso realizó un estudio con veinticinco mil reclusos de distintas cárceles europeas con el que relacionó estrechamente el atavismo y la criminalidad. Cesare se dedicó a observar algunos rasgos comunes entre los distintos tipos de delincuentes, gracias a los cuales se les podía distinguir físicamente. Midió sus cráneos, distinguió entre los distintos tipos frente, ojos, nariz, boca, barbilla, etc. definiendo las fisonomías características de cada tipo de delincuente y también las compartidas de manera general. En la actualidad, todas estas teorías están superadas pero tienen una importancia suprema por lo que representan históricamente. El mayor agujero de esta teoría es la desconsideración de los factores sociales y ambientales, exteriores al individuo, que ciertamente influyen en sus tendencias delictivas. El propio Lombroso reconoció con posterioridad la importancia de esos factores sociales y exógenos al sujeto que recogió en “El crimen, causas y remedios”, su obra de madurez.

El médico italiano en su teoría de la criminalidad se centra, fundamentalmente, en una tipología que define como delincuente nato, considerándolo como una especie inferior al “homo sapiens”. Se entiende al delincuente como un ser degenerado, atávico, evolutivamente inferior y producto de una degeneración. Para tal consideración, se basó en la comparación del comportamiento de estos sujetos con el de ciertos animales y plantas, algunas tribus indígenas primitivas y atroces e, inclusive, niños en edad infantil. Esta concepción es muy criticada, entre otras muchas cosas, por la carencia de base empírica –no se puede extrapolar el comportamiento de otros seres vivos al hombre, no hay pruebas irrefutables de mayores tasas de criminalidad en las tribus indígenas, etc.-. Luego, ese atavismo que Lombroso consideraba responsable de la criminalidad parece no ser tal, especialmente, porque los rasgos en que se basa para la deducción del mismo se encuentran en otras personas que no delinquen y pueden atribuírsele otras explicaciones. Entre las características físicas que atribuía al delincuente estaba la dentición anormal, la asimetría facial, las orejas grandes o los defectos en los ojos, entre otros.

Respecto a la clasificación delincuencial distingue entre seis categorías de delincuentes: el nato, el loco moral, el epiléptico, el loco, el ocasional y el pasional. En sucesivas revisiones añade dos tipos más, la dama delincuente y el delito político. En la obra “L´uomo delincuente” (1876) diferencia y define al delincuente nato o atávico como aquella persona que más se ciñe a su concepto de delincuente. Éste comete delitos por causas biológico-hereditarias. Respecto a los rasgos que lo definen están la protuberancia en la frente, pómulos y mentón salientes, labios partidos y en ocasiones microcefalia. El loco moral sufre un estado psicopatológico que le imposibilita la valoración normal de una conducta desde la perspectiva moral, a pesar de que su capacidad cognitiva y volitiva permanece intacta. El delincuente epiléptico delinque a causa del padecimiento de la epilepsia, siendo los delitos cometidos por éstos son generalmente violentos. Al delincuente loco lo define como enfermo mental, el crimen no es más que una manifestación de su patología. Era considerado inimputable y en este tipo se enmarcaba, por ejemplo, al alcohólico o al histérico. Por último el delincuente pasional tenía alterada su capacidad volitiva y la percepción de los sucesos o acontecimientos, experimentando episodios de ira y rabia. Para atender a su imputabilidad habría que analizar distintos aspectos psicológicos. Otros tipos analizados por Lombroso en esta obra son el delincuente profesional, el criminaloide, el pseudocriminal, el delincuente ocasional y el delincuente habitual, además de la criminalidad femenina.

Cesare Lombroso junto a otros autores y estudiosos como Enrico Ferri o Raffaele Garófalo conforma la conocida Escuela Positiva (“Scuola Positiva”). El positivismo sostiene la existencia de leyes naturales recogiendo este pensamiento en sus tres dogmas: la subordinación de los fenómenos sociales a las rígidas leyes naturales (sometiendo la imaginación a la observación), la naturaleza relativa de su espíritu y la previsión racional como punto final de sus leyes.

Por tanto puede decirse que Cesare Lombroso es el padre de la Criminología Científica y, a pesar de la superación de sus teorías, su trabajo constituyó el punto de partida para la actual ciencia criminológica.

“No fue una idea sino un rayo de inspiración. Al ver ese cráneo me pareció comprender súbitamente, iluminado como una vasta llanura bajo un cielo flameante, el problema de la naturaleza del criminal, un ser atávico que reproduce en su persona los instintos feroces de la humanidad primitiva y los animales inferiores. Las manifestaciones anatómicas eran las mandíbulas enormes, los pómulos altos, los arcos superciliares prominentes, las líneas aisladas de la palma de la mano, el tamaño excesivo de las órbitas, las orejas con forma de asa que se encuentran en criminales, salvajes y monos, la insensibilidad al dolor, la visión extremadamente aguda, tatuajes, indolencia excesiva, afición a las orgías, y la búsqueda irresistible del mal por el mal mismo, el deseo no solo de quitar la vida a la víctima, sino también a mutilar el cadáver, rasgar la carne y beber la sangre”

Cesare Lombroso (examinando el cráneo de un bandolero).

ENRICO FERRI:

Es el máximo representante de la escuela positivista italiana del derecho penal y está considerado como el creador de la criminología moderna. Como seguidor del positivismo imperante durante la segunda mitad del siglo XIX, aceptó por completo las implícitas actitudes deterministas de tal corriente. Consideró que las razones por las cuales el hombre es delincuente son ajenas a su voluntad, el delito para Ferri no existe, existen enfermedades que bien ha heredado o las adquirió en el transcurso de su vida.

Centrándose en el estudio de las características psicológicas, de las que creía eran las responsables del desarrollo de la criminalidad en el individuo, cuestionó enfáticamente la tipificación fisiológica de los criminales. Estas características

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