Palacio Cousiño

Anticuario

El primoroso Palacio Cousiño

Subyuga su selecta arquitectura inspirada en Versalles y ofrece hermosos paisajes, salones, un jardín de invierno y una decoración pomposa de finas maderas, baldosas, brocatos, terciopelos y sedas. Lujoso, imponente, magnífico. Silencioso. Un oasis en pleno centro de la Capital de Chile.

El Palacio Cousiño fue construido entre 1870 y 1878 para don Luis Cousiño y su esposa doña Isidora Goyenechea. La familia Cousiño era acaudalada; dueña de las minas de plata de Chañarcillo, de carbón de Lota, haciendas, fundos y su propia flota de barcos, además de la Viña Cousiño – Macul, propiedad que aún conservan sus descendientes.

Era una época de gran influencia francesa en las familias adineradas del país, por eso la moda era construir mansiones al estilo de los grandes palacios galos. El arquitecto francés Paul Lathoud, siguiendo el estilo Neoclásico que imperaba en Santiago, fue el encargado de diseñar y construir el majestuoso Palacio Cousiño.

Encanta y seduce desde la entrada. En el acceso se aprecia el monograma de la familia. Las puertas son de cedro y están talladas a mano. El piso es de mayólica italiana, decorado y esmaltado a mano. La entrada principal al Palacio cuenta con una mampara de caoba con vidrios tallados al ácido. Los jarrones son de la famosa dinastía china Ming, tienen alrededor de 400 años de antigüedad, están hechos de bronce trabajado a mano; sobre pedestales de ébano, también tallados a mano. Podríamos seguir describiendo y faltarían adjetivos para detallar el lujo y fastuosidad del Palacio.

El Hall Central era el salón de las reuniones familiares. Es de estilo neoclásico francés con columnas jónicas abajo y corintias en la zona de los balcones del segundo piso. “No conserva todo el mobiliario original pero si son originales el piso y la jardinera ambos de mayólica italiana. Destaca la lámpara de cristal de Bohemia (checoslvaco) de 60 luces y media tonelada de peso que cuenta con un sistema de polea para bajarla, limpiarla y cambiarle las ampolletas, labor que se hace 4 veces al año. Junto con el invernadero son los espacios más luminosos del Palacio diseñados como jardines interiores”, describe la Periodista y Administradora del Palacio Cousiño Carmen Roba.

Durante todo el recorrido, usted estará maravillado por la elegancia de los espacios. En el Salón de Música el tapiz de los muebles de estilo Regencia Francesa es una original seda bordada a mano en claustros franceses. El diseño se repite en el gobelino de las cortinas.

Tiene dos ambientes, una zona semicurva especial para la acústica, donde originalmente había un proscenio de dos gradas con atriles para una orquesta de 12 músicos. Hoy es posible ver el piano “Erard” de origen francés y un ambiente para quienes se sentaban a escuchar la música. Espacio ideal para las tertulias propias de la época.

Carmen Roba detalla que uno de los gabinetes que más impresiona a quienes visitan el Palacio es el Salón de Música, “les asombra la distribución, pues tiene un sector ovalado para la acústica, donde está el piano y otro para sentarse y disfrutar de ella. También les sorprende la decoración y los instrumentos musicales tallados en madera, casi de tamaño natural muy bien trabajados”.

Desde este salón es de donde mejor se aprecia el efecto de amplitud, si se mira hacia la escalera, al fondo, hay un gran espejo que refleja parte de la lámpara central del Hall y parte de la baranda de la escalera, dando la sensación de que el Palacio continúa. Al detenerse en la baranda y mirar desde el segundo piso, se ve doble la escalinata, el Hall Central y la Sala de Música. Simplemente deslumbrante.

Este hermosísimo Palacio, fue habitado por tres generaciones

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