Panorama General De Las Artes Plásticas, Arquitectura Y música En Puerto Rico

Artes plásticas:

Las artes plásticas como la pintura, el dibujo, el grabado, la escultura, la fotografía, la cerámica y demás son un reflejo de la sociedad. Estas son un gran componente de la representación de la cultura puertorriqueña. Es a través de las artes plásticas y su propia perspectiva que muchos artistas logran enseñar tanto el aspecto social, como el político y el económico, del país.

El pintor José Campeche, nacido en 1751 y fallecido en 1809, es considerado el mejor retratista hispanoamericano de su tiempo, y mejor representante del movimiento Rococó en Puerto Rico. Campeche fue hijo de un esclavo liberto y una mujer canaria. Su padre, era adornista y pintor por instinto. Es por esto que, Campeche, sin haber sido educado formalmente por un artista, comenzó en el taller familiar. Una vez el pintor prominente, Luis Paret Alcázar, es exiliado de España por el rey Carlos III, y se traslada a Puerto Rico, este se convierte en el maestro formal de Campeche. Una vez Jose Campeche se convierte en la pupila de Paret, se puede observar como su pintura pasa a ser de una lineal y con cierta dureza, a una con tendencias mas coloridas y contonalidades de azul y rosado, típicas del Rococó.

Debido a la época, la mayoría de las obras que produciría serían religiosas y retratos de las personas importantes de la misma. Entre sus pinturas religiosas más famosas se encuentran: ánimas, La Sagrada Familia, Visión de San Francisco, San Felipe Vinicio, Santa Teresa de Jesús, la Virgen del Rosario, la Virgen de las Mercedes, la Virgen del Carmen, además de un sinnúmero de copias de la Virgen de Belén. Entre sus retratos más reconocidos se encuentran los de: Gobernador D. Miguel Antonio de Ustáriz, Dama a Caballo, Capitán D. Ramón de Carvajal y María de los Dolores Martínez de Carvajal. Estos son muy famosos debido al gran detalle y su carácter histórico.

Es a través de estos retratos que el artista incluye referencias y paisajes puertorriqueños. Esto y su habilidad para poseer tanta sensibilidad al detalle fue lo que hizo a Jose Campeche un artista tan reconocido y solicitado, incluso, fuera de la isla, como en Caracas, La Habana y hasta La Española.

El óleo sobre tabla, titulado Gobernador Don Miguel Antonio de Urstáriz es uno de los retratos más logrados del pintor. Esto es debido al gran paisaje de fondo que pertenece a la obra. La obra no solo es un retrato del gobernador de Puerto Rico en 1792, sino que es un retrato del desarrollo de la ciudad capitalina en ese momento. La pavimentación de las calles, los planos de la ciudad, de los edificios públicos, los esclavos adoquinando las calles de San Juan presentados en la obra convierten a la misma en una significativa dentro del arte hispanoamericano dentro del contexto histórico.

Arquitectura:

La arquitectura tiene como función principal responder a las necesidades naturales de cobijo y seguridad de toda sociedad. La arquitectura puertorriqueña ha evolucionado desde una sencilla construida de palos y tejidos hasta una monumental, de edificios en acero y cristal.

Los grabados de los europeos que arribaron a la isla describen la arquitectura de los tainos como una primitiva, con chozas de forma circular o rectangular construidas de materiales perecederos. Una vez los europeos comienzan a construir en la isla, hacen estructuras en piedra, enclavándolas en el suelo.

De igual manera, comenzaron a dividir los interiores en habitaciones especializadas por sus funciones, lo cual era ajeno a la manera de vivir en la Isla. No se conoce que los indígenas hayan adoptado esta manera de construcción para sus hogares. Sin embargo, sí se conoce que los europeos adoptaron la técnica de elevar las viviendas sobre zócalos y vigas hechas de palos. Este modo de construir perduró hasta entrado el siglo XX. Una vez la colonización se hizo más notable, se comenzaron a construir espacios públicos, edificios gubernamentales, religiosos, militares, comerciales y residenciales. Además, se comienza a amurallar la capital. El aumento en la población dentro de las murallas defensoras apiñó las estructuras, lo que obligó a utilizar el patio interior como medio de ventilación e iluminación de las habitaciones. Esta organización fue también efectiva para la defensa y protección de las calles y estructuras. En los primeros pisos, se localizaron comercios o dependencias más públicas, y en los pisos superiores, las viviendas. La residencia del capitán general se construyó cerca de la boca de la bahía, protegida por unas murallas con torres circulares. Esta es conocida hoy como La Fortaleza. La capital luego fue aún más fortificada con la construcción de las cortinas y castillos defensivos diseñados y construidos por Thomas O’Daly. Una vez se recibieron más inversiones privadas y de la Corona en el siglo XIX, estas se dedicaron a las mejoras de la estructuración de la capital. Se abieron mas puertas a las muralas que rodeaban la ciudad y se crearon mejores caminos para el acceso a la misma. Ademas,se construyeron edificaciones como: un nuevo palacio para la administración de la ciudad, un edificio para la Diputación Provincial, un teatro, una plaza del mercado, centros para el cuido de enfermos y para el amparo de los desahuciados, una cárcel, nuevas estructuras religiosas, e instituciones religiosas de enseñanza.

Para el tercer cuarto del siglo XIX los comerciantes españoles le reclamaban a la Corona la i mperiosa necesidad de demoler las murallas para facilitar la entrada de productos por el nuevo puerto al sur de la Puerta de San Justo. La corona accedió al derrumbe del paño al sur de la ciudad para abrir el puerto. Sin embargo, los planes en San Juan eran más extensos, y, con el derrumbe de otras puertas más adelante, se abrió la ciudad al resto de la Isla. Esto no solo facilito el comercio, sino que alimento el deseo de crecimiento urbano indicador de progreso y modernidad. Ya en 1893, San Juan había electrificado el alumbrado.

Más adelante, con la ocupación estadunidense, la separación de Iglesia y Estado tuvo su representación en las opciones urbanas y arquitectónicas utilizadas por las iglesias protestantes para ubicar sus templos. La localización del templo era de suma importancia. Donde era posible, se construía cerca de la plaza pública del pueblo, en contraposición a la iglesia católica. De esta manera, la población era igualmente expuesta a la religión protestante. Por otra parte, el oficio de educar recayó sobre un sistema insular de escuelas públicas que incluyó el establecimiento de una universidad del estado. La fachada de la misma fue muy parecida a las escuelas publicas estadounidenses de la época, hechas en ladrillos y gran techo. Otra prioridad del gobierno colonial fue establecer

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