Participación de los jóvenes en la Revolución Cultural China
luispa47Informe14 de Septiembre de 2017
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Participación de los jóvenes en la Revolución Cultural China
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Guía N° 2 para la elaboración propuesta de investigación
Participación de los jóvenes en la Revolución Cultural China.
1. Introducción
La propuesta de investigación que presentamos, florece como resultado del interés y el estimulo por conocer una de las revoluciones más trascendentes el siglo XX, de gran impacto a nivel global: la Revolución Cultural China entre 1966 y 1976, una etapa en la cual se pretendió transformar todos los ámbitos de la vida y construir nuevas estructuras organizacionales. De este suceso, uno de los aspectos que atrapan la atención es la decisiva participación de los jóvenes chinos, en este sentido, nos interesa interpelar respecto a la motivación para incorporarse a la revolución, como se constituyen y en qué medida contribuyo su situación socioeconómica para inscribirse a esta causa.
Buscamos analizar aspectos que permitan dilucidar en cierta forma el rol de los jóvenes de las guardias rojas durante la revolución cultural, para alcanzar nuestro propósito, en primera instancia es elemental predominar aspectos fundamentales de tal acontecimiento, variables políticas, sociales y económicas. A su vez, es preciso especificar la forma de poder alcanzada por su líder Mao Tse Tung. Al ser este un hecho histórico, se pueden enfrentar problemas teóricos y metodológicos en el momento de ser analizado por diversas disciplinas, en particular por la historia. No obstante, el tema ha sido documentado, discutido y teorizado por varios investigadores quienes desde la década de los 60 han presentado diversos aportes.
Hubo más de una interpretación de lo que ocurría en China y en cierto sentido, más de un maoísmo, y una parte de esta se extendió rápidamente gracias a la eficaz campaña propagandística china y sus altavoces intelectuales europeos, especialmente después de los movimientos estudiantiles de París, en 1968.
Entre los trabajos sobre el tema, decidimos destacar y sustentar nuestra empresa en autores como Philip Bridgham, en “La revolución cultural de Mao Tse – Tung” (1980), Jean Daubier, en “Historia de la Revolución Cultural Proletaria en China” (1974), Alain Badiou, en “La revolución cultural. ¿La última revolución?”.
Para consumar el ambicioso objetivo, debemos profundizar particularidades e información necesaria que puedan vislumbrar nuestros trabajo. Se utilizaran fuentes históricas primarias y secundarias, también es necesario el aporte de otras disciplinas como sociología, psicología política, y el aporte de la estadística para ampliar el estudio.
2. Marco conceptual
2.1. Presentación del tema y su relevancia.
La Revolución Cultural China entre 1966 y 1976 es uno de los eventos más extraordinarios y misteriosos del siglo, existe una visión que la considera como un fenómeno único y aislado, por tanto altamente fructífero para ser explotado política, comercial y culturalmente, se manifiesta en la imaginación popular y en innumerables críticas de los estudiosos de la época. Este intenso interés tanto regional como global por la Revolución Cultural ilustra también posiciones ideológicas diametralmente opuestas. Los postmaoístas describen la Revolución Cultural como de una calamidad que duró diez años. Ambas descripciones definen la singularidad de la Revolución Cultural como hecho histórico. No obstante, es necesario referir el contexto en el que la misma surge.
Luego de la fundación de la Republica Popular China en 1949, le sucedieron una serie de cambios radicales, ya que pasó de ser un imperio de régimen absolutista a una nación de estilo soviético y luego a un país autodenominado socialista, liderado por la figura de su líder Mao Tse Tung, quien estableció la institución de una “dictadura democrática, guiada por el Partido Comunista”[1], entre las principales acciones que emprendería la disputa de territorios perdidos como el Tíbet.
En materia económica, luego de fundarse la Republica Popular China lo apremiante fue sobrepasar la crisis que emanaba de varios años de guerra civil y extrajeras, con este motivo se formularon una serie de reformas económicas, como la nacionalización de la banca, las medidas dieron lugar a una estabilidad que le permitió a China dar paso a una nueva ciclo económico[2]. De este modo, entre 1953 y 1958 se instauro el periodo soviético, etapa de apoyos económicos por parte de la URSS, en el cual se profundizan las medidas impulsando los Planes Quinquenales, desarrollo de industria pesada y se fomento la colectivización de la agricultura.
Entre los años 1958 a 1960, Mao lleva adelante un plan económico conocido como “El Gran Salto Adelante” donde se establecieron objetivos industriales complejos de alcanzar, considerando las circunstancias en las que se había desarrollado la industria China, los esfuerzos se concentraron en campesinos y obreros, sin embargo no alcanzaron y el programa económico fracaso, el saldo fue estrepitoso que se tradujo en la muerte por inanición de decenas de personas.
El fracaso del “Gran Salto Adelante” origino la renuncia de Mao a la presidencia del Partido Comunista Chino y de la Republica Popular en 1958, abriendo camino a Liu Shaoqui, quien al siguiente año toma el poder y pretendió mejorar la gestión económica y evitar el colapso de un sistema que no podía aspirar a perpetuarse solo mediante la represión. El periodo 1960 – 1965 se vio marcado por una reconstrucción económica emprendida por el economista Chen Yun, en este sentido se planificaron fuertes reformas, como la autorización de un mercado libre, las cuales no fueron recibidas con agrado por Mao, quien las considero próximo al capitalismo. En el plano político también surgieron los cuestionamientos, el acuso a sus rivales de revisionistas y de intentar burocratizar el estado.
En este contexto surge la Revolución Cultural que determina un ataque al propio partido, impulsada por Mao para quien el objetivo era “luchar contra las personas que están tomando la vía del capitalismo y derrocarlas, para criticar y rechazar a las autoridades académicas burguesas y la ideología de la burguesía… y para trasformar la educación, la literatura y el arte y todas las otras partes de la superestructura que no se correspondan con la base económica social”[3]. También es necesario señalar que por el panorama político, otro de los objetivo fue desplazar Shoaqui del poder, para concentrarlo en Mao.
Este hecho histórico tiene una notable influencia en los jóvenes chinos, quienes participan de manera decisiva, relativo a estos, también existen diferentes lecturas, por un lado como una fuerza necesaria para reafirmar el carácter socialista de la República Popular China. Por otro lado, una fuerza responsable de acto de barbarie característico de regímenes totalitarios y Estado terroristas. No obtente, en primer término, para tener una representación más acabada de la Revolución Cultural, consideraremos algunos trabajos de autores que nos aproximen al tema.
La Revolución Cultural y la violencia desatada por ella configuraron el problema chino, tema de interés y controversia internacional, así es que el autor ingles, Philip Bridgham, trabaja en su libro “La revolución cultural de Mao Tse – Tung” el desarrollo de un proceso revolucionario y sus entretelones. Luego del fracaso del Gran Salto Adelante (1958 – 1959)[4], el autor se inserta hacia mediados de 1962, donde Mao examina la escena ideológica en China comunista, por un lado orden y disciplina, en la filas militares, por otra inquietud y disidencia en buena parte del resto de la sociedad, por ende, “resultaba deseable extender la aplicación de los métodos y técnicas más extremas de adoctrinamiento político, perfeccionados dentro del Ejercito de Liberación Popular, para que abarcasen toda la sociedad”[5]. La historia del desarrollo y surgimiento de la revolución cultural, seria la aplicación de esas técnicas militares de control de pensamiento en la sociedad.
El autor plantea el germen de la revolución y en peso en los jóvenes en la crisis de confianza, también en 1962 se lanza la campaña “educación socialista”, en palabras de Mao, “educar al hombre y reorganizar nuestras filas revolucionarias” la campaña abarcara un etapa integral de la revolución cultural. Se estaba planteando la preocupación acerca de los jóvenes, el problema generacional de cultivar sucesores leales para la revolución, “debe vigorizarse la educación clasista de la juventud, para asegurar que nuestra nación siga siendo revolucionaria durante generaciones”.[6] El autor describe la campaña en el campo como en sectores urbanos y modernos, edificando los cuadros del partido en los pueblos y ciudades, todo se oriento hacia el estudi y emulación de los métodos de aprendizajes organizativos, operativos e ideológicos del Ejercito de la Liberación Popular.
La reconstrucción de del desarrollo de la revolución cultural es trabajado por el autor en base a noticias publicadas, carteles, murales y confesiones, en este sentido interpreta la violencia desatada como parte de errores fundamentales de dirección y método, que se constituyen en una prueba irrefutable que no habían recibido una orientación clara en cuanto a la manera de dirigir la revolución. Respecto a la violencia, el autor es más enfático con el accionar de los Guardias Rojas, los describe como “grandes cantidades de jóvenes revolucionarios” y los identifica como la vanguardia para la puesta en práctica del objetivo de la revolución cultural, ya que estaban bien adaptados para sus fines, “servir como fuerza de combate”. Con ellos el ataque sistemático a individuos, instituciones, el recurso del terror a victimas impotentes e inofensivas, demuestran para el autor la evidencia de falsedad de esta revolución sintética, aun cuando Mao “determino que el desorden era esencial para el éxito de la revolución y que existen límites para el desorden”[7], el autor llega a la conclusión que la violencia provoco daños irreparables.
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