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Paul Ricoeur


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2014  •  4.911 Palabras (20 Páginas)  •  266 Visitas

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS TEXTOS EN PAUL RICŒUR

Me pide Carmen Sofía que, con motivo de la muerte de Paul Ricœur, proponga algunas tesis de Ricœur para su discusión. También estos días algunos colegas me han preguntado por qué es importante Ricœur. Así las cosas he preparado un documento casi copiando y pegando cosas antiguas. Creo que, quizás con algún error de coherencia, presenta de modo condensado el pensamiento de Ricœur. Creo que a los lectores de P&C les interesa lo que copio en la segunda y en la tercera parte, pero me parece difícil entenderlo sin los puntos que apunto en la primera.

1. LA FILOSOFÍA DE PAUL RICŒUR

Afirmar que un resumen de la filosofía de Ricœur es una tarea muy difícil, si no imposible, no es un tópico ni una concesión para poner de manifiesto la amplitud de su pensamiento. Un volumen bibliográfico sobre su obra publicado no hace mucho ocupa más de quinientas páginas , y basta con consultar el índice onomástico de cualquiera de las obras mayores del fenomenólogo francés —La metáfora viva, Tiempo y narración, La memoria, la historia, el olvido, etc.— para darse cuenta de que los autores con los que Ricœur dialoga a la hora de proponer sus propias tesis son tantos que hacen casi imposible un estudio crítico entre Ricœur y sus fuentes. De hecho, muchas veces los estudios sobre un aspecto determinado de la obra de Ricœur, si no son citas del pensador francés, acaban por ser paráfrasis.

A la hora de caracterizar en un trazo a Ricœur habría que hablar, probablemente, de unidad de pensamiento y pluralidad de acción y de intereses. Él mismo ha dicho más de una vez que es imposible negar cierta unidad en su pensamiento, pero, por otra parte, al mirar hacia atrás, piensa que sus obras tienen un carácter discontinuo y fragmentario, pues, en realidad, cada una de ellas nació de cuestiones que no habían sido resueltas en la precedente . La unidad de pensamiento hay que buscarla en lo que podría denominarse una fenomenología hermenéutica que desemboca en la comprensión de sí mismo ; la pluralidad de acción se puede observar más fácilmente en un repaso sumario de algunas etapas de su vida.

a. Los comienzos

Ricœur nace en 1913 y recuerda dos convicciones que recibió de sus profesores de filosofía en su etapa escolar y que después han estado siempre presentes en su tarea filosófica : Una actitud realista ante el mundo —con la consiguiente sospecha hacia la tradición del Cogito— y la compatibilidad entre la fe y la razón. De ambas convicciones, Ricœur deriva una conclusión: Hay una autonomía del pensamiento filosófico, pero esta autonomía no tiene por qué negarle el lugar a Dios y a la revelación como fuentes de verdad y como estímulos del pensamiento. Este contacto primero con la filosofía se enriqueció después en los estudios superiores. De esos años Ricœur recuerda su conocimiento de Jean Narbert y la tradición reflexiva francesa y su contacto con Gabriel Marcel, de quien recibe el método de la “reflexión segunda” que, como indica su misma formulación, consiste en retomar en un segundo momento las experiencias vivas que la reflexión primera, en su objetivación reductiva, podía haber dejado de lado. De esos años también viene su conocimiento de Husserl y su fascinación por la fenomenología descriptiva. Estamos ya a finales de la década de 1930-1940, Ricœur ha acabado los estudios superiores, ha obtenido su plaza de profesor y está preparando su tesis doctoral. Entonces viene la segunda guerra mundial, que el filósofo francés pasa en un campo de concentración donde estudia meticulosamente a Karl Jaspers. Después de la guerra publica dos volúmenes: Karl Jaspers et la philosophie de l’existence (1947, en colaboración con M. Dufrenne) y Gabriel Marcel et Karl Jaspers. Philosophie du mystère et philosophie du paradoxe (1948).

Al repasar estos comienzos en la tarea filosófica, Ricœur descubre tres movimientos que le marcan filosóficamente: La tradición realista de los primeros estudios, la tradición reflexiva francesa que recibe de Narbert y Marcel, y la tradición de la fenomenología de Husserl. Estos tres motores están presentes de una u otra manera en el decurso de sus obras. Por ejemplo, si se examina una de sus obras tardías, Soi-même comme un autre (1990), se descubre enseguida el proceder que gobierna la reflexión. Como se puede deducir del mismo título, esta obra es un trabajo de fenomenología hermenéutica que persigue describir el conocimiento de sí. Ahora bien, la comprensión de sí mismo, dice Ricœur, no se realiza según la intropatía que se sigue de la tradición del Cogito sino que se alcanza a través de rodeos: Los que resultan de marcar la identidad del yo frente al tú, las acciones y afirmaciones entendidas en el marco de los actos de habla, etc. Probablemente, el lugar más privilegiado de esa mediación en la comprensión de nosotros mismos es la narración, pues para entendernos hacemos una especie de narración autobiográfica en la que se hace patente lo que somos al compararlo con lo que podíamos haber sido . De esa manera acaba por reconstruirse la identidad personal que, al fin y al cabo, al ser de acciones, es narrativa . En este breve resumen, queda manifiesta la sustitución del Cogito por una teoría realista que acepta la realidad y la intenta explicar antes que crearla con el pensamiento; en segundo lugar, aunque esto sólo se descubre con claridad en la lectura de la obra, está presente la fineza de análisis del método reflexivo; en tercer lugar, es claro el planteamiento fenomenológico de la cuestión, aunque, a decir verdad, desde una perspectiva en la que la fenomenología recibe una mediación hermenéutica. Pero en este resumen aparecen también elementos novedosos —como el uso de la mediación narrativa— que entran en el universo conceptual de Ricœur unos años más tarde. Son los que tratamos ahora.

b. La madurez

El segundo momento intelectual importante en la obra de Paul Ricœur nace de su tesis sobre la filosofía de la voluntad —Le volontaire et l’involontaire (1950)— y desemboca en los dos volúmenes de 1960 que componen Finitude et culpabilité, 1. L’homme faillible; 2. La symbolique du mal. El problema que se aborda en estos trabajos es el del origen del mal. Con sus estudios, Ricœur quería mostrar que el mal no debía entenderse como una situación implicada por la finitud de un ser condenado a obrar y a sentir, sino que era una contingencia histórica que acontecía en la fragilidad del hombre: la desproporción entre un polo de infinitud y otro de finitud descubría la fragilidad de la mediación humana entre esos extremos. En el primer volumen Ricœur analiza el tema desde

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