Periodos Económicos De México
Cachetoncito25 de Octubre de 2012
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Antecedentes
Porfiriato
El modelo “primario exportador” o de economía de enclave establecido en México desde la época colonial hasta el porfiriato ya no representaba la opción de crecimiento económico sostenido a largo plazo, de ahí que se hizo necesario su rompimiento para impulsar un proceso de industrialización y crecimiento, surge de esta manera como alternativa un proyecto nacionalista que estableció como objetivo el impulso decidido del desarrollo económico y político de la nación, con autonomía del exterior,
Revolución Mexicana
Una economía predominantemente agrícola con muy poco desarrollo industrial (la heredada de la Colonia).
Una población que apenas rebasaba los 15 millones de habitantes, casi todos establecidos en el medio rural.
Una población urbana muy reducida y centralizada.
La economía en aquel tiempo se fundamentó en un modelo de acumulación y de producción bastante parecido al feudal. En este contexto, las grandes extensiones territoriales eran propiedad de un solo hombre o de una familia (hacendados) y se les conocía como latifundios.
Díaz emprendió una campaña para industrializar al país pero con la lógica de hacerlo por la vía de la importación de capitales y bienes de capital extranjeros. De esa manera se originó otra distinción social: las clases sociales no sólo se clasificaban en urbano/rural o rico/pobre sino que ahora, además, era extranjero/nacional.
Carranza fue el primer presidente constitucional de la revolución pero las condiciones que tuvo que enfrentar eran todavía mucho muy adversas; la pacificación del país estaba lejos de ser alcanzada, muchas actividades económicas estaban seriamente dañadas por todo el conflicto bélico.
Además, por haber dispuesto del erario público para la guerra, surgieron problemas financieros derivados de la inestabilidad política como la inflación y la emisión de circulante, pues al no haber un organismo que regulara todas estas actividades, era muy difícil controlarlas. Por esta razón, Carranza se entregó a estas cuestiones dejando a un lado las promesas sociales
la Revolución Mexicana, quizá el más álgido, pues se caracterizó por la violencia, la destrucción y por los altos costos sociales
Carranza
En el Congreso Constituyente se abrieron básicamente tres flancos:
1.Los liberales radicales o “jacobinos” que clamaban por cambios muy profundos en la estructura social, económica y política en México y que se adherían a las reformas emprendidas por Juárez oponiéndose a todo lo clerical, especialmente al conservadurismo de la Iglesia Católica.
2. Los liberales moderados de corte menos beligerante que los primeros y que proponían también cambios radicales pero sin entrar en conflicto con los intereses de la Iglesia y los sectores acaudalados del país.
3. Los conservadores que querían que los cambios propuestos en dicho congreso fueran más bien cosméticos sin afectar a los intereses de ningún grupo importante.
En suma, la extracción social de los constituyentes fue heterogénea pues había civiles, militares, profesionistas, mineros, negociantes, poetas, periodistas, rancheros, profesores, trabajadores, etc., todos ellos sesionaron del 1 de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917 en la ciudad de Querétaro.
La revolución había hecho presentes nuevas aspiraciones sociales y políticas y, por ende, las antiguas leyes no servían para atender esta nueva realidad. México había cambiado y su ley principal debía cambiar también.
Esta nueva ley, dividida en nueve Títulos, le dio especial importancia al primero que habla de las garantías individuales ya que reconoció las libertades ciudadanas fundamentales, los derechos sociales y confirmó el ideal democrático de nación, el federalismo, la división de poderes y agregó tres artículos fundamentales que recogían buena parte de las aspiraciones de la sociedad: los Artículos 3, 27 y 123.
Obregón
El artículo que más molestaba al gobierno de Estados Unidos era el 27, pues consideraban que las propiedades que se habían adquirido legalmente antes de la publicación del mismo debían respetarse irrestrictamente. En el fondo, se puede apreciar el interés que tenían por la naciente industria petrolera.
Se anunció que no se afectarían propiedades obtenidas legalmente, y que el Artículo 27 no tendría aplicabilidad retroactiva; en especial, se respetarían los derechos de los estadounidenses en las tierras donde hubiera petróleo y el gobierno mexicano les otorgaría concesiones para explotarlo.
Aprovechando la situación, los norteamericanos buscaron también que se reanudara el pago de la deuda externa y el nombramiento de una comisión que revisaría las varias reclamaciones acumuladas desde 1868.
Obregón no estaba de acuerdo con fincar la creación de la pequeña propiedad sobre la base de la fragmentación indiscriminada de latifundios. Se negaba a aceptar que se lesionaran los derechos de los demás. Esto significaba que las decisiones políticas sobre la reforma agraria tenían el objeto de atender las demandas de la masa campesina que exigían tierras y a la vez de los terratenientes que se negaban a perderlas.
Se fundó el Partido Nacional Agrarista con la intención de dar cumplimiento al mandato del Artículo 27, pues se fundamentaba en la redistribución de la propiedad agraria.
Entre las relaciones que mantenía Obregón con los obreros, destaca la creación de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y del Partido Laborista Mexicano pues gracias a estas instituciones se comenzaron a lograr mejores salarios y respeto a sus derechos laborales.
Los mayores logros de la política obregonista fueron en la educación. Obregón pensaba que la reconstrucción nacional debía darse por la conciliación de las clases y para ello contemplaba un plan de instrucción pública que llegara a todos los sectores, incluido el rural.
Esta enorme empresa fue encomendada a un abogado ilustre, filósofo, pensador, escritor, educador, funcionario público con gran renombre pues, entre otras actividades trascendentales, había sido rector de la Universidad Nacional de México: José Vasconcelos Calderón.
A él le tocó crear la Secretaría de Educación Pública en septiembre de 1921 con la finalidad de aglutinar todos los esfuerzos educativos bajo un solo bando. Enarboló la noble tarea llevándola a todos los confines del país por medio de sus misiones culturales con lo cual la educación y las escuelas se expandieron de una manera que no tenía precedente en este país.
Para cumplir con estos objetivos:
Se dio fomento a la escuela rural.
Se creó la Casa del Estudiante Indígena.
Se establecieron diversas escuelas centrales agrícolas basadas en el método de escuela activa de Dewey.
Puede decirse que la obra de Vasconcelos constituyó una verdadera revolución cultural que no se había vivido desde muchos años atrás.
Calles
Integró en su gabinete al líder de la CROM, con lo que inició –de facto– la adhesión de los obreros al gobierno.
Algo quedaba muy claro: el levantamiento era algo anticuado, costoso, de alto riesgo y poco efectivo.
Fuera de los círculos revolucionarios, el mayor desafío para el presidente lo representaba la Iglesia Católica.
En 1926, se comenzó a sentir la tensión entre la jerarquía católica y el gobierno, que no olvidaba la participación del Partido Católico Nacional al lado de la contrarrevolución.
Calles siguió los pasos de Obregón tratando de limitar el poder del clero en política, lo que condujo a la nación a una nueva escalada de violencia conocida como Guerra Cristera, que duraría hasta 1929.
El presidente, más dado a resolver los conflictos por la vía de la acción directa, propuso en 1928 la creación de un gran partido político que englobara los sectores del ejército más beligerantes que se caracterizaban por su caudillismo y su caciquismo. De esa manera aglutinó a todos los sectores dándoles una cuota de poder a cada uno de ellos con la condición de que le fueran leales.
Los primeros en adherirse fueron los sindicatos y las ligas de comunidades agrarias, y después a la infinidad de agrupaciones caciquistas que no podían ser llamados partidos políticos pero que ejercían gran fuerza en sus zonas de influencia alrededor de un gran partido nacional que enarbolara los ideales revolucionarios.
Durante su gobierno, Calles sentó las bases para lo que más tarde sería una auténtica política agraria, pues México era un país donde el grueso de la población trabajaba en el campo (alrededor de 70%), la mayor parte de la cual estaba constituida por peones.
Esta situación hacía necesario el reparto de la tierra. La fórmula para resolverlo consistió en lo que Calles denominó “Solución Integral”, un conjunto de medidas con una visión técnico-económica bajo la dirección del Estado.
El ejido se continuaba considerando como un medio para parcelar el latifundio y llegar a ser un conjunto de tierras otorgadas en propiedad a un grupo de la población mediante la restitución o la dotación, pero lo fundamental estribaba en el modo individual de explotación ya que el usufructo se les asignaría a los campesinos o jefes de familia.
Finalmente era, en esencia, la misma visión de Madero y Obregón pero transformada en un ideal que habría de conducir al desarrollo capitalista de la nación.
Se promulgó la Ley de irrigación y se efectuaron importantes obras en el norte de la república donde la producción agrícola creció
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