Populismo en Brasil
GabrielaMontanoSíntesis10 de Septiembre de 2018
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POPULISMO- VARGUISMO EN BRASIL
Para Torcuato Di Tella el término populismo se ha generalizado, sobre todo en América Latina, para designar movimientos políticos con fuerte apoyo popular que no buscan realizar transformaciones muy profundas del orden de dominación existente, ni están principalmente basados en una clase obrera autónoma organizada. Tiene las siguientes características:
- Hay un apoyo de masas movilizadas, pero aún poco organizadas autónomamente
- Existe un liderazgo fuertemente anclado en sectores externos a las clases obreras o campesina
- La vinculación entre masa y líder es en gran medida carismática.
- Fue una experiencia típica de la etapa de sustitución de importaciones, cuando los grupos empresarios planteaban políticas divergentes a las clases dominantes agroexportadoras, por lo que buscaron la alianza popular.
- Las clases obreras o campesinas se movilizaron y eran numerosas pero escasamente organizadas
- Posteriormente a la muerte de los líderes populistas, sus partidos políticos adquirieron características más asociacionistas.
El concepto populismo hace referencia a los gobiernos de América Latina que, entre 1930 y 1960 llevaron adelante políticas de nacionalización económica, y en cuyo discurso se enfatizaba el objetivo de promover el desarrollo con proyectos industrialistas como en los casos de México, Brasil y Argentina, apoyándose en la movilización de los sectores populares; y el de mejorar sus condiciones sociales y laborales.
El populismo latinoamericano fue la respuesta de ciertos sectores sociales a la crisis del orden oligárquico, a partir de la gran depresión de 1930, cuando la industria local se expandió al contraerse el comercio exterior. En este contexto de transición de una economía agraria a una economía industrial urbana, el populismo puede considerarse como una estrategia de cierta fracción de la burguesía industrial, cuyo modelo de acumulación requirió de la distribución de ingresos y de la ampliación del consumo de las clases subalternas.
Además la ideología populista postuló la armonía y la cooperación de clases, y un antiimperialismo que más bien apuntó a reformular la relación del capital extranjero con el mercado interno. Bajo el populismo, el Estado avanzó sobre las inversiones extranjeras tradicionales vinculadas al modelo agroexportador: petróleo, minería, servicios públicos y transporte; sin embargo, no se eliminó su presencia en los nuevos sectores industriales; por ejemplo, el Peronismo en Argentina proclamó la independencia económica de los capitales británico y europeo (ferrocarriles, servicios eléctricos, tranvía) y Lázaro Cárdenas en México nacionalizó los ferrocarriles y el petróleo, pero no se cuestionó la presencia de las compañías norteamericanas ligadas a la inversión industrial: alimentos, automóviles, electrodomésticos, etc.
Las experiencias populistas generan, en el plano político, fuertes expresiones de adhesión o de crítica, tanto de las posiciones de izquierda como de la derecha. [1]Si se mira el populismo en forma de ver lo que se hizo dentro del marco del sistema capitalista que, por otro lado nunca se propuso enfrentar se puede observar que contienen un componente de cambio que a veces supera las intenciones de los actores (líderes, dirigentes políticos y pueblo) que los llevan adelante.
- El primer rasgo es la crisis como condición de emergencia. El surgimiento de populismos, ha estado ligado a una situación de crisis y cambio estructural profundo. Estos momentos parecen ser propicios para que aparezcan grandes articuladores capaces de integrar a las masas (es decir, líderes), y de introducir cambios que rearticulen el sistema político y el funcionamiento del Estado. El estilo personalizado de gestión del poder político hace que disminuyan las zonas de incertidumbre colectiva.
- Un segundo rasgo es la valoración de la dimensión participativa, sustancia de la democracia, por sobre la dimensión representativa o liberal. Esta participación no se hace por los canales democráticos ordinarios, sino que surge del ejercicio de cierto grado de libertad efectiva, completamente desconocida en las democracias tradicionales. Es un elemento espontáneo y un grado inmediato de experiencia personal. Los populismos son experiencias de democracia directa, de participación. Son antiliberales, no antidemocráticas.
- Además, como suelen irrumpir en escena en un contexto de ambigüedad política e incertidumbre, en la mirada de algunas elites está el temor a lo inmanejable. El populismo puede ser pensado como una operación de cooptación en gran escala, que entra en conflicto con el orden que quiere conservar. Pero esta visión considera los elementos de cooptación, de manipulación, como la atrofia de una posibilidad de autonomía de las clases subalternas.
Brasil, LOS GOBIERNOS DE VARGAS
Durante la República Oligárquica (1889- 1930) (República del Café con leche)[2], Brasil mantiene y agudiza su lugar en el mercado mundial dentro del esquema de la división del trabajo, exporta materias primas e importa productos manufacturados. El café es el eje de la economía originando el 70% de los ingresos y los plantadores, íntimamente ligados al capital extranjero, tienen una influencia decisiva en la vida económica, política y social del país hasta 1930. Para mantener el precio elevado del café en el mercado internacional y asegurar la ganancia de los cafetaleros se evita una oferta excesiva mediante la intervención del Estado en el mercado interno: comprando los excedentes y financiando esas compras con préstamos del exterior. Así los plantadores siempre tienen un cliente para su producto y se aseguran el buen precio, por lo que producen lo más que pueden; mientras el Estado se endeuda con el extranjero.
Las divisas originadas en las exportaciones quedan en manos del sector privado y son manejadas por la banca extranjera, la falta de control sobre los dividendos, el pago de la deuda, el envío de dividendos hacia el exterior, genera balances de pagos negativos a principios de los ’30; esto impide que haya una acumulación interna y se acreciente la dependencia externa.
De todos modos se genera una estructura industrial que tendrá gran importancia en la capacidad de reacción de Brasil frente a la crisis. La Primera Guerra al limitar las posibilidades de abastecimiento externo fue un factor decisivo en la expansión de la industria. Con el desarrollo de la industria surgen nuevas fuerzas sociales que comienzan a cuestionar la hegemonía de la oligarquía en el Estado y el consiguiente fraude electoral.
Las clases dominantes brasileñas que detentan el poder económico y político son las oligarquías vinculadas con el sector primerio exportador y tienen la posesión monopólica de la propiedad de la tierra.
Ya desde la primera guerra comienza en Brasil un proceso de sustitución de importaciones y de industrialización donde nuevas clases sociales aspiran a ocupar el principal escenario de la vida económica, social y política del país.
La débil burguesía industrial se halla en una contradicción, por un lado necesitan afirmar sus intereses particulares por los que son proteccionistas y reformistas, vinculados a través del cuestionamiento del poder oligárquico vinculado a la propiedad de la tierra y al sistema exportador; por otro lado necesita de los recursos generados por la tierra para promover el crecimiento industrial. Estas contradicciones se ven limitadas por la simbiosis entre ambos sectores, gran parte de la burguesía tiene su origen en la oligarquía agroexportadora.
El proletariado industrial estaba compuesto por campesinos desplazados de sus tierras e inmigrantes, sobre todo italianos. Las clases medias se formaban complementariamente con la expansión del sector agroexportador, y se concentraba en los núcleos urbanos; cumplían actividades burocrático- administrativas, de defensa, servicios en general, profesionales, técnicos y culturales. En la medida que la industrialización se expande, también lo hace la clase media; tienden a adoptar las perspectivas de las clases dominantes, salvo en coyunturas prerrevolucionarias o revolucionarias.
La crisis de 1930 golpeó a Brasil igual que al resto de América Latina, con mucha fuerza. Como el mercado mundial se contrajo, los exportadores de café sufrieron un enorme descenso en sus ingresos de divisas. El gobierno no ofreció ayuda a los exportadores de café; por el contrario, trató de complacer a los acreedores extranjeros. El gobierno del presidente Washington Luis entró en una crisis generalizada en la que los problemas económicos activaron antiguos problemas políticos e impone la candidatura de Julio Prestes, también paulista, con lo cual no respeta la rotación en la presidencia propia del sistema llevado hasta entonces. La violación del acuerdo encuentra la oposición de la Alianza Liberal, formada por distintas corrientes políticas y tienen como candidato presidencial a Getulio Vargas, gobernador de Rio Grande Del Sur; al ganar, por fraude electoral, el candidato oficial, se coordina un movimiento revolucionario que depone al gobernante y coloca a Vargas como presidente provisional.
La[3] revolución de 1930[4] comenzó por ser el desquite frente a las manipulaciones que le habían quitado la victoria electoral a la Alianza Liberal, pero, ya antes de tomar la vía revolucionaria, la Alianza Liberal se había pronunciado por una modificación profunda de la política brasileña basada en la eliminación de las clientelismo y la imposición de la pureza electoral, y lo que le había hecho ganar el apoyo de la oposición surgida en San pablo contra el Partido Republicano Paulista sino el de la opinión pública urbana. Su programa político era de ampliación de la base social del Estado, PERO una vez instalado en el gobierno con poderes dictatoriales, Vargas no se apuró a llevarlo adelante ya que mientras la politización avanzaba en las ciudades, la gran mayoría de la población era rural y seguía dentro de la deferencia social y la dependencia económica que habían vigorizado a las clientelas políticas dominantes y no se veían por qué deberían ser debilitadas por reformas electorales.
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