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Proceso De Independencia


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  2.791 Palabras (12 Páginas)  •  226 Visitas

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Proceso de independencia

La incertidumbre que provoco la ausencia de un monarca legitimo en la metrópoli dio lugar a que comenzaran a cuestionarse el poder político y económico que tenia España sobre las colonias americanas. Para fines de 1808, existían en Nueva España dos posturas claramente diferenciales: la del “partido criollo” y la del “partido peninsular”

La discusión se centraba sobre la posición que debería tomar Nueva España ante la abdicación de los reyes y, en particular, sobre si habría de reconocerse o no la autoridad de las juntas de la península, o bien, una junta, de todo el reino español que funcionara como gobierno provisional en la Ciudad de México.

A pesar de que no se hablaba explícitamente de independizar a Nueva España de imperio, los peninsulares, entre quienes se encontraban la alta burocracia colonial, el alto clero y los comerciantes españoles, consideraron las propuestas autonomistas como un peligro para el régimen y cortaron todas las iniciativas. La noche del 15 de septiembre de 1808 un grupo de milicianos y comerciantes, dirigidos por un rico hacendado de Temixco –Gabriel Yermo- irrumpieron en el palacio del virrey Iturrigaray, lo arrestaron y lo depusieron de su cargo; igualmente fueron detenidos otros funcionarios criollos. Este golpe de estado provoco un mayor resentimiento entre los criollos y dio lugar al surgimiento de nuevos y más radicales movimientos por la autonomía y, finalmente, por la indecencia.

A partir de septiembre de 1808, la Real Audiencia recupero, el control político de Nueva España reprimiendo violentamente todo proyecto criollo de reforma. Fue entonces que la oposición entre peninsulares y criollos se agudizo. Los criollos intelectuales y políticos comenzaron a criticar fervientemente en folletos y pasquines el poder que tenían los comerciantes y mineros guachupines (usando este término para referirse a los españoles ) , al tiempo que organizaron juntas secretas o “conspiraciones” para luchar contra el régimen establecido.

En 1809 fue descubierta una conspiración en Valladolid ( hoy Morelia) en la que participaban oficiales criollos y miembros del clero bajo , quienes fueron encarcelados .Paralelamente se organizo la conspiración de Santiago de Querétaro en donde participaron el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz , el cura Miguel Hidalgo y Costilla y los oficiales Ignacio Allende y Juan Aldama , entre otros .Esta conspiración también fue descubierta pero , gracias a la advertencia de doña Josefa , los participantes escaparon antes de que las autoridades pudieran apresarlos .

Entonces se precipito el levantamiento armado que los conspiradores planeaban para diciembre , y en la madrugada del 15 de septiembre de 1810 , en la villa de dolores , el cura Hidalgo decidió convocar a sus feligreses que eran peones , campesinos , artesanos , mayordomos , indígenas y mestizos , los ánimo para dar inicio a la insurrección . A partir de ese momento, comenzó a crecer un movimiento popular y campesino cuyas dimensiones nunca imagino el grupo de criollos letrados que intentaba dirigirlo.

La primera etapa de la Guerra de independencia, que va de septiembre de 1810 a marzo de 1811, se caracterizo por la espontaneidad, desorden y violencia que tomo el movimiento. Miles de indígenas, campesinos, mineros y trabajadores de las ciudades se sumaron a las multitudes que avanzaban sobre los pueblos y campos de la zona del Bajío .Iban mal armados, con palos, machetes, hondas, instrumentos de labranza y algunas armas conseguidas en los asaltos a las guarniciones y, a pesar de los intentos de Allende para organizar a las turbas en un ejército disciplinado, el movimiento no tenia tácticas militares ni un programa revolucionario establecido previamente.

En pocos días, los revolucionarios lograron tomar las ciudades de Celaya y Guanajuato, en esta última ciudad el intendente, la guarnición local y los ricos españoles se refugiaron en la alhóndiga de granaditas parea ser, finalmente, asesinados por las huestes revolucionarias. Después de tomar Valladolid, las turbas rebeldes se dirigieron hacia la Ciudad de México; sin embargo, Hidalgo, convertido en el principal líder y guía del movimiento, decidió no entrar a la capital, quedándose en la actual delegación de Cuajimalpa. Quizá hidalgo, al anticipar una derrota ante el Ejercito Realista comandado por Félix María Calleja, decidió regresar a los revolucionarios hacia la zona del Bajío.

Para principios de 1811, la insurrección popular se había extendido por diferentes puntos del territorio .otros líderes locales organizaron sus propios ejércitos y las ciudades de Guadalajara, San Luis Potosí y Zacatecas fueron tomadas por los revolucionarios. Mientras tanto, en la costa sur del virreinato, en Michoacán y Guerrero, el cura José María Morelos se ponía a la cabeza de la insurrección armada.

La dimensión que alcanzo la insurrección popular rebaso, por mucho, las primeras intenciones que tenían los criollos de luchar por la formación de una asamblea integrada por representantes de los ayuntamientos que salvaguardara el poder para el regreso de Fernando VII. Las grandes desigualdades sociales, la explotación y la pobreza que sufría un nuevo sentido. En este contexto, Hidalgo emitió los primeros decretos que rompían con el antiguo orden virreinal: suprimió la distinción de castas y abolió la esclavitud .Además, ordeno la confiscación de bienes y tierras de los europeos y la restitución a las comunidades indígenas de las tierras que les pertenecían.

La radicalización del movimiento atemorizo, incluso, a muchos de los criollos que en un primer momento habían simpatizado con la insurrección; mientas que el alto clero, los terratenientes y ricos españoles unieron fuerzas con el Ejercito Realista para combatir a los insurgentes. Al comenzar el año de 1811, los revolucionarios comenzaron a ser derrotados por el cada vez más poderoso ejército comandado por Calleja

Después de una fatal derrota en puente Calderón, el 16 de enero de 1811, Hidalgo y Allende se desplazaron hacia el norte de <nueva España con lo que quedaba de sus tropas. En el camino sufrieron una emboscada y fueron aprehendidos para ser juzgados y ejecutados en Chihuahua. Como un brutal escarmiento, las cabezas de Hidalgo y de Allende fueron colocadas en jaulas y colgadas en las esquinas de la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato.

La revolución, sin embargo, continúo n en distintas zonas de Nueva España para entrar a una nueva etapa bajo la dirección de hombres como Ignacio Rayón y José María Morelos. A partir de entonces, el movimiento armado creció en número de combatientes y adeptos a la causa, al mismo tiempo que se definieron más claramente sus principios ideológicos, así como la idea, cada vez más evidente, de que era necesario transformar el antiguo régimen virreinal.

Los insurgentes, liderados por Ignacio López de Rayón y José María Liceaga se reunieron en Zitacuaro para establecer, en agosto de 1811, una Suprema Junta Nacional Americana que conservaría – al igual que en España – los derechos de Fernando VII y organizaría los ejércitos “para la conservación de sus derechos, defensa de nuestra religión santa e indemnización y libertad de nuestra oprimida patria”. La junta conto con el apoyo de Morelos, quien se había convertido en el principal jefe de la revolución del sur de Nueva España. Sin embargo, el ejército virreinal, comandado por Calleja, tomo la ciudad de Zitacuaro a principios de 1812 y la junta se disolvió.

Morelos, demostrando ser un gran estratega militar y líder popular, logro organizar un enorme ejército compuesto principalmente por campesinos, indígenas, esclavos, rancheros, pequeños comerciantes, artesanos, y demás miembros de los sectores más pobres de la población. A pesar de que no tenían suficientes armas (la mayoría portaba palos, piedras, lanzas y flechas), los revolucionarios obtuvieron durante los años que van de 1811 a 1815 importantes victorias sobre el Ejercito Realista. En este momento, la lucha armada consiguió el apoyo de muchos criollos ilustrados, como Fray Servando Teresa de Mier, Joaquín Fernández de Lizardi y Carlos María Bustamante, cuyos escritos sirvieron para difundir las ideas del movimiento.

Mientras que el ejército virreinal utilizaba toda su fuerza militar para acabar con las insurrecciones que surgían en todo el territorio, en España las Cortes juraban la Constitución de Cadiz el 19 de marzo de 1812. El 30 de septiembre siguiente, al pie de la estatua ecuestre de Carlos IV, en el centro de la Plaza Mayor, esta Constitución fue promulgada en nuestro territorio.

La consumación de la independencia

Mientras que el congreso reunido en Chilpancingo elaboraba la Constitución de Apatzingan, la guerra entre insurgentes y realistas continuaba, siendo cada vez mas adversa para los insurgentes. Al comenzar el año de 1814, los realistas ocuparon Chilpancingo y Oaxaca y conforme transcurrió ese año, los insurgentes, derrotados y diezmados en sus filas, se fueron dispersando. El 5 de noviembre de 1815, Morelos fue capturado, enjuiciado y fusilado.

A partir de entonces, la lucha por la independencia entro a un periodo muy difícil. Nicolás Bravo ocupo el lugar de Morelos en la dirigencia de las tropas, pero en realidad el movimiento se fragmento en pequeños levantamientos regionales cada uno de los cuales respondía a sus propios caudillos. Esta situación coincidió en el tiempo, recordaras, con el regreso a España de Fernando VII, la abolición de la Constitución de Cádiz y el restablecimiento del absolutismo, lo cual reforzó en Nueva España el poder del virrey Félix María Calleja, quien había sido nombrado como tal en marzo de 1813.

Con la firme intención de restablecer el orden en el virreinato, fue restablecido el Tribunal de la Inquisición y los insurgentes, así como todos aquellos criollos liberales que simpatizaban con las ideas de la Constitución de Cádiz (también suprimida en Nueva España) fueron perseguidos y, muchos de ellos, encarcelados y fusilados. Para el año de 1817, bajo el gobierno del virrey Juan Ruiz de Apodaca, parecía que la gran revolución popular que había iniciado Hidalgo hacia siete años había terminado.

Las leyes liberales proporcionaron cambios políticos : en pueblos, villas y ciudades mucha gente pudo elegir sus propias autoridades, más de un millar de ayuntamientos surgieron en toda Nueva España, y algunas ciudades importantes, como Puebla y Valladolid, exigieron que se les reconociera el derecho a tener su propia diputación provincial.

Gracias a la libertad de prensa se pudieron expresar ideas a favor de la Constitución Liberal de Cádiz, e inclusive algunos escritores sugirieron que para gozar de todos los derechos constitucionales era necesario romper relaciones con España.

En Nueva España muchas personas aceptaron la Constitución aunque las Cortes seguían sin dar a los americanos la representación que se merecían, pese a las exigencias de los diputados novohispanos. Por otra parte, como lo hizo notar Carlos María de Bustamante, los virreyes aplicaron las leyes liberales de manera arbitraria, según su conveniencia. En España la cosa no era diferente, en 1821 un grupo de diputados americanos presento en las cortes una propuesta para crear tres reinos independientes en América, cada uno con sus propias cortes que reconocerían a Fernando VII como monarca, pero por supuesto los diputados españoles rechazaron esta idea. En Nueva España un grupo de políticos y militares pensaba diferente: tenían un plan preparado para que el rey de España, o un miembro de la familia real, se coronara como emperador de México, lo cual implicaba pactar el fin de las hostilidades con los jefes guerrilleros independistas. Agustín de Iturbide, un militar del ejército virreinal que había combatido a los rebeldes, convenció a Vicente Guerrero –uno de los guerrilleros que aun mantenían la bandera de la independencia-para que abandonara sus armas. La consecuencia de este acuerdo fue la firma del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. En el Plan de Iguala se declaro la independencia de México, se ofreció el trono del Imperio Mexicano a Fernando VII, o a algún miembro de la familia real española, y se mantuvo vigente la constitución de Cádiz, mientras se hacia una más adecuada para el país. También se estableció que todos los habitantes, sin distinción de merito y virtudes, eran ciudadanos idóneos para optar por cualquier empleo, con lo cual se recuperaba una demanda insurgente: la desaparición de las diferencias por nacimiento. Asimismo se consagro como única religión la católica, apostólica y romana sin tolerancia de alguna otra

Un canónigo de Michoacán, Manuel de la Bárcena, un hombre muy cercano a Miguel Hidalgo y a Manuel Abad y Queipo, expreso con toda claridad los motivos de la independencia: la naturaleza había hecho de imperio Mexicano una nación rica y prospera-separada de España por un océano- con un clima y una población que exigían leyes e instituciones propias.

El Plan de Iguala fue aceptado por diferentes grupos y personas que empezaron a oponerse al poder virreinal. Como en la Cuidad de México el virrey había suprimido la libertad de prensa, la mayoría de las publicaciones a favor de la independencia aparecieron en Puebla; Antonio Pérez Martínez, obispo de esta ciudad, y el Ayuntamiento apoyaron a Iturbide a cambio de una diputación provincial. En el ejercito realista también había descontento, las tropas no estaban satisfechas con la manera en que le virrey Juan Ruiz de Apodaca llevaba la guerra, así que lo destituyeron el 5 de julio de 1821 y el dirigente de ese golpe, Francisco Novella, fue nombrado nuevo virrey, pero no obtuvo reconocimiento del Ayuntamiento de la Cuidad de México ni de la diputación provincial. Finalmente, Juan O’Donojú, el enviado de las Cortes para pacificar el virreinato, decidió negociar con Iturbide y reconocer las independencias con la firma de los tratados de Córdoba el 24 de agosto de 1821.

Poco después, el ejercito de las Tres Garantías -religión, unión e independencia- entro en la Cuidad de México y, tal como lo había propuesto fray Servando Tersa de Mier, Iturbide nombro una Junta Provisional Gubernativa que a su vez lo designo presidente de la Regencia. El 28 de septiembre de 1821 los miembros de la junta firmaron el Acta de Independencia del Imperio Mexicano en que se apelaba a los derechos naturales de los americanos-dados por dios- y rechazo el dominio de cualquier otra potencia sobre la nueva nación.

El Imperio Mexicano se constituyo con un enorme territorio que abarcaba desde Panamá hasta California y sur seria gobernado por leyes liberales. No obstante meses después lego la noticia de que España se había negado a reconocer la Independencia de nueva España, a la que consideraba una provincia rebelde.

EL MEXICO INDEPENDIENTE

Muchos compatriotas consideraron la consumación de la independencia como el inicio de un tiempo de paz y bienestar. Algunos incluso pensaron que la nueva nación estaba destinada a ser poderosa y rica; sin embargo, desde el principio el camino del país estuvo lleno de tropiezos.

La guerra entre insurgentes y realistas había causado enormes pérdidas humanas y económicas. Durante los once añosa que duro, el conflicto cobro la vida de medio millón de personas, arruino a los comerciantes y agricultores y causo la destrucción de numerosos pueblos, haciendas y minas. Debido a ello, la economía del país estaba muy debilitada.

Esta situación económica se sumo a otros graves problemas que se habían desarrollado desde los tiempos de la dominación española: México era un país muy grande y estaba mal comunicado; los caminos se hallaban en malas condiciones y en ellos abundaban los bandidos, lo cual hacia muy difícil el transporte de carga de pasajeros.

Por otro lado, la sociedad mexicana estaba dividida, pues gran parte de la población vivía pobremente, mientras que una minoría desfrutaba de abundantes riquezas. Mas d ella mitad de los mexicanos eran indígenas y padecían de los abusos y la discriminación de otros grupos sociales. Las leyes creadas después de la independencia, lejos de brindarles protección, los afectaron de distintas maneras, pues favorecieron que los hacendados y rancheros mestizos los despojaran de sus tierras. En algunas partes, como Sonora y Yucatán, se produjeron violentas rebeliones que duraron muchos años.

Además, después de la independencia, los grupos políticos del país entraron en conflicto debido a sus diferencias acerca de la forma de gobierno que habría de establecerse, la elección de presidentes y gobernadores, y las reformas sociales que algunos líderes políticos trataron de impulsar.

Durante la primera mitad del siglo XIX se produjeron numerosos conflictos políticos que acarrearon violencia y no permitieron la formación de un gobierno estable. En solo tres décadas, entre 1821 y 1851, nuestro país tuvo más de 20 gobernantes. Como resultado de esta circunstancia, también otros aspectos de la vida nacional se vieron afectados: la economía sufrió un notorio estancamiento, aumento la inseguridad en los caminos y se produjeron brotes de descontento social, sobre todo entre los pueblos indígenas.

En cuanto al territorio nacional, a lo largo de estos años se produjeron modificaciones de gran importancia cuyas consecuencias aún perduran. Una de estas fue la transformación de las antiguas provincias virreinales en estados de la republica; otra fue la incorporación de Chiapas, que se unió de manera definitiva a nuestro país en 1824. Luego vino la separación de Texas en 1836 y, finalmente, el perdido de Nuevo México y California tras la guerra con Estados Unidos en 1848.

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