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RELACIONES ENTRE CUBA Y ESTADOS UNIDOS

Frank711 de Mayo de 2015

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RELACIONES ENTRE CUBA Y ESTADOS UNIDOS

Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos han estado influidas por un mutuo interés, especialmente desde antes de las luchas por la independencia. Los planes para comprar la isla fueron puestos de manifiesto por parte de los Estados Unidos en varias ocasiones. Mientras disminuía la influencia española en el Caribe, los Estados Unidos ganaron progresivamente una posición de dominación política y económica sobre la isla, con un importante peso de la inversión extranjera, y la mayor parte de las importaciones y exportaciones, así como una fuerte influencia política.

Tras la Revolución cubana de 1959, las relaciones se deterioraron sustancialmente, y han estado marcadas desde entonces por la tensión y la confrontación. Los Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas formales con Cuba y ha mantenido un embargo por el que resultan ilegales las relaciones comerciales de empresas estadounidenses con Cuba. La representación diplomática de los Estados Unidos en Cuba la ostenta la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, como ocurre por parte de Cuba en Washington; ambas son, oficialmente, parte de las respectivas embajadas en Suiza.

Por otra parte, Estados Unidos sigue poseyendo la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, en la provincia de Guantánamo, al sur de la isla, un territorio en disputa y punto de tensión entre ambos países desde la independencia cubana en 1902.

El 17 de diciembre de 2014 ambas naciones acordaron un proceso de normalización entre las relaciones diplomáticas de estos países siendo este un hecho histórico ya que marca una nueva era de amistad entre Cuba y Estados Unidos luego de más de medio siglo de relaciones conflictivas.

Trasfondo Histórico De Las Relaciones Entre EEUU Y Cuba

Las relaciones entre el subcontinente norteamericano y la colonia española de Cuba empezaron a comienzos del Siglo XVIII mediante contactos comerciales ilegales entre las colonias europeas del "Nuevo Mundo", tratando de eludir los impuestos coloniales. A medida que el comercio legal e ilegal se incrementaba, Cuba se convirtió en uno de los puntos relativamente más próspero de la región, y un importante centro de producción de tabaco y azúcar. Durante este periodo se incrementó el flujo mercantil de Cuba a los puertos de América del Norte, estableciéndose acuerdos comerciales que duraron varios años.

La rebelión de las trece colonias norteamericanas de 1776 aumentó las posibilidades de establecer lazos comerciales entre Cuba y América del Norte. España abrió los puertos cubanos al comercio oficial en 1776 y la isla aumentó su dependencia de esas relaciones económicas.

Tras la apertura de la isla al comercio mundial en 1818, los acuerdos cubano-estadounidenses remplazaron a las conexiones comerciales con España. En 1820 Thomas Jefferson afirmó que Cuba era "la adición más interesante que se podía hacer a nuestro sistema de Estados" y le dijo al Secretario de Guerra John C. Calhoun que debía "a la primera oportunidad, tomar Cuba".

En una carta al Ministro para España Hugh Nelson, el Secretario de Estado John Quincy Adams describía las probabilidades de que los Estados Unidos "se anexionasen Cuba" en medio siglo a pesar de los obstáculos: "Pero hay leyes políticas como ocurre con la de la gravitación física; y si una manzana separada de su árbol original por la tempestad no puede elegir sino bajar a la tierra, Cuba, separada fuertemente de su propia conexión artificial con España, y carente de ayuda propia, puede gravitar solamente hacia la unión norteamericana, que por la misma ley de la naturaleza no puede echarla de su pecho."4 En 1854, una oferta secreta conocida como el Manifiesto de Ostend fue ideada por los diplomáticos de EE.UU. para adquirir Cuba de España por 130 millones de dólares. El manifiesto fue rechazado debido a las objeciones de los promotores de la abolición de la esclavitud cuando los planes salieron a la luz pública.

Antes de 1877, los Estados Unidos acaparaban el 82 por ciento de las exportaciones totales de Cuba, y desde su posición de monopsonio, podían controlar el nivel de los precios y, por tanto, el de la producción directamente.6 Fue durante este período que el viajero inglés Anthony Trollope observó que "el comercio del país está cayendo en las manos de extranjeros, La Habana pronto será tan estadounidense como Nueva Orleans". Cada vez eran más lo estadounidenses que residían en la isla, y algunos barrios en la orilla norte tenían más características de un asentamiento estadounidense que de uno español. Entre 1878 y 1898 inversionistas de EE.UU. aprovecharon las condiciones económicas cubanas, deterioradas a causa de la Guerra de los Diez Años, que permitían adquirir propiedades a muy bajo precio. Esta presencia facilitó especialmente la integración de la economía cubana en el sistema estadounidense y el debilitamiento de los lazos entre Cuba y España.

Independencia en Cuba

Mientras que la resistencia cubana al control español creció, los rebeldes que luchaban por la independencia intentaron conseguir la ayuda del presidente estadounidense Ulysses S. Grant. Grant se negó, y la resistencia fue disminuyendo; no obstante, los intereses estadounidenses en la región permanecían. El Secretario de Estado estadounidense James G. Blaine escribió en 1881 sobre Cuba: "la rica isla, la llave al golfo de México, y el campo para extender nuestro comercio por el hemisferio occidental, es, aunque en las manos de España, una parte del sistema comercial estadounidense… Si dejase de ser española, Cuba debe necesariamente volverse estadounidense y no caer necesariamente bajo cualquier otra dominación europea.

Tras algunos éxitos rebeldes en la segunda guerra de la independencia de Cuba en 1897, el presidente estadounidense William McKinley ofreció comprar Cuba por 300 millones de dólares.7 La oferta fue rechazada, y la explosión que hundió el acorazado USS Maine en el puerto de La Habana provocaría la Guerra hispano-estadounidense. En Cuba la guerra fue conocida como "la intervención de EE.UU. en la Guerra Cubana de Independencia".8 El 10 de diciembre de 1898 España y los Estados Unidos firmaron elTratado de París y, de acuerdo con el Tratado, España renunció a todos sus derechos sobre Cuba. El tratado, en el cual España demandó que los cubanos no participaran, ponía fin al Imperio español en América que marcaba el principio de la expansión de Estados Unidos y de la dominación política a largo plazo sobre la región. Inmediatamente después de la firma del tratado, se creó la "Island of Cuba Real Estate Company" para vender las tierras cubanas a los estadounidenses.

El control militar de los EE.UU. sobre la isla duró hasta 1902, en que finalmente fue concedida la independencia formal a Cuba.

Relaciones entre 1900 y 1959

Una de las condiciones convenidas entre Cuba y los Estados Unidos para asegurar el retiro de las tropas estadounidenses de la isla era la adopción por Cuba de la Enmienda Platt. La enmienda era un anexo añadido al Acta de Apropiación del Ejército, una ley federal de Estados Unidos aprobada en marzo de 1901 que fue presentada al senado de los EE.UU. por el senador republicano Orville H. Platt de Connecticut. La Enmienda Platt estipulaba que los Estados Unidos podrían ejercer el derecho de intervención en asuntos políticos, económicos y militares cubanos en caso de necesidad, y sustituyó la Enmienda Teller, menos explícita. Definía los términos de las relaciones cubano-estadounidenses para los siguientes 33 años, y era rechazada por la mayoría de los cubanos. Otra consecuencia de la enmienda supuso el uso prolongado por parte de Estados Unidos de la porción meridional de la Bahía de Guantánamo, donde una base naval de los Estados Unidos había sido establecida en 1898. El arriendo de la bahía fue confirmado por el Tratado Cubano-Americano que fue firmado por los presidentes de ambas naciones en febrero de 1903.

A pesar del reconocimiento de la transición de Cuba en una república independiente, el gobernador Charles Magoon de Estados Unidos asumió el control militar temporal tres años más tras una rebelión dirigida por Jose Miguel Gómez. En 1912 las fuerzas de EE.UU. volvieron otra vez a Cuba para calmar protestas de afrocubanos contra la discriminación racial. Sobre 1926 las compañías de los EE.UU. poseían el 60% de la industria azucarera cubana e importaba el 95% de la cosecha cubana total,10 y Washington apoyaba generalmente a los gobiernos cubanos sucesivos. Sin embargo, las confrontaciones internas entre el gobierno de Gerardo Machado y sus opositores políticos llevaron a un derrocamiento militar de los rebeldes cubanos en 1933. El embajador estadounidense Sumner Welles solicitó la intervención de las tropas de EE.UU. al presidente Roosevelt, a pesar de su promoción de la Política de Buena Vecindad hacia América Latina, envió 29 buques de guerra y a Cayo Hueso, puso en estado de alerta a los Marines, así como bombarderos por si era necesario. El sucesor de Machado, Ramón Grau San Martín asumió la presidencia y anuló inmediatamente la Enmienda Platt. En protesta, los Estados Unidos negaron el reconocimiento al gobierno de Ramón Grau San Martín, que el embajador Welles describía como "comunista" e "irresponsable".

El ascenso del General Fulgencio Batista en los años 30 al liderazgo y la presidencia de facto durante dos legislaturas (1940-44 y 1952-59) produjeron una época de cooperación cercana entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. El

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