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RENACIMIENTO Y BARROCO Capítulo I El Trecento Giulio Carlo Argán


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2017  •  Resúmenes  •  1.125 Palabras (5 Páginas)  •  617 Visitas

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Resumen de la lectura:

RENACIMIENTO Y BARROCO

Capítulo I

El Trecento

Giulio Carlo Argán

Por:

Andrés Sánchez E.

Giotto más conocido sólo por su nombre de pila, nació en Colle di Vespignano, Italia en 1267. Como artista prerrenacentista, purificador del estilo  y cultura “latina”. Inspirador e impulsor de muchos aspectos artísticos del gótico, buscaba limpiar de todo vestigio bizantino del arte gótico. Pudo haber sido discípulo de Cimabue, según  Vasari: “relata el modo en que el pequeño de 11 años demostró por primera vez su talento artístico: cuenta que, estando el niño al cuidado de unas ovejas, mataba el tiempo dibujando a una de ellas sobre una piedra plana con una tiza. Pasaba por aquel sitio, quien, impresionado por el talento natural de Giotto —que había dibujado una oveja tridimensional, tan natural y perfecta que parecía viva—, lo acompañó hasta su cabaña y consiguió convencer al padre de que le dejara hacer del muchacho su aprendiz. Giotto impone un arte que lo dice todo, lo divino y lo humano: la claridad del discurso supera la inercia impasible y la violencia del hombre del grito o del gesto.[pic 1][pic 2]

Hecho histórico es el que pareciera erigirse sobre un mandato divino, el representa toda la realidad con intensidad y claridad. Giotto a través de este pensamiento representa las profesiones de humildad y pobreza, y transforma el espacio a través de diversas masas compositivas que convergen en el centro del evento representado. Todos los recuadros ejecutados por Giotto, poseen una construcción en perspectiva y nunca es igual la de una obra a la de otra, ya que es el hecho representado el que  determina la construcción de la misma. Era firme en su idea sobre que el evento representado y la estructuración del espacio son una misma cosa. Independientemente de la historia o suceso, siempre hay un espacio unitario a partir del uso de azules para unificar el cielo con la bóveda como “una variación melódica” sobre una tonalidad de fondo.

Giotto no inventa nuevas técnicas de pintura, pero transforma radicalmente el proceso de operación artística. Para él, el valor del arte no reside en la perfección técnica sino, en la fuerza y novedad de la propuesta artística.

En la pintura gótica italiana tenemos dos etapas importantes, el Docento y el Trecento en el que el bizantinismo pasa a un segundo plano para dar lugar a un estilo más elegante y expresivo, rostros más expresivos y gestuales, gracias al empleo de figuras más blandas y flexibles. Este gran cambio se dio gracias a Giotto di Bondone.  La última etapa de la escuela Sienesa está representada por los hermanos Lorencetti.

Trecento

El Trecento es un periodo que contó con los primeros nombres reconocidos como genios de la cultura: Dante, Petrarca, Giotto, Duccio son algunos de ellos. Sus producciones en sus respectivos campos marcan un espíritu nuevo que pone al hombre y su voluntad en el eje de la creación. Giotto fue además el primer pintor de la historia occidental que tuvo éxito en vida. El Trecento arranca de los últimos momentos del Duocento, en la transición iniciada por los artistas toscanos que trabajan la pintura en vez del mosaico. Durante este siglo, el XIV, se van a desarrollar dos escuelas diferentes, la florentina y la sienesa, cada una ella ubicada en sendas repúblicas poderosas. Pero las dos escuelas tienen características comunes, tales como son la individualización de los personajes, lejos ya de los estereotipos practicados durante el medioevo. Esta individualización engendra una mayor expresividad de los rostros y el gesto, lo cual marca la separación de los tipos bizantinos practicados el siglo anterior, hieráticos, inmóviles en su dignidad eterna. También se presta mayor atención al cuerpo, con lo que se consigue una mayor corrección anatómica, más realista, sin idealizar. Esto implica introducir volumen y modelado en los cuerpos, que inmediatamente repercute en los objetos que lo rodean y en el fondo, que deja de ser un panel dorado para llenarse de paisajitos o interiores. En éstos se practican unas rudimentarias reglas de perspectiva, divergentes, que unifican escenas de diferentes marcos relacionándolas entre sí mediante puntos de fuga que sólo operan para las escenas seleccionadas. También se innova en la temática: la aparición de un poder civil fuerte, como son las repúblicas mercantiles, demanda unas obras que respalden su imagen del poder. El resultado fueron frescos magníficos, como los del palacio comunal de Venecia hechos por los hermanos Lorenzetti entre otros, o los del palacio de verano del papa en Avignon.

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