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REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  1.598 Palabras (7 Páginas)  •  385 Visitas

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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN INGLATERRA Y SUS

CONSECUENCIAS PARA LOS POBRES

R. M. Hartwell

I. La economía, la historia económica y la historia de la pobreza

A lo largo de la historia ha habido, en general, un bajo nivel de productividad y, en el mejor de los casos, un crecimiento económico muy lento, junto con una distribución muy desigual del producto total. Hasta el advenimiento de la revolución industrial la capacidad productiva del hombre se hallaba en un nivel sumamente bajo, y el producto resultante se dividía de manera muy poco equitativa, puesto que unos pocos recibían la parte más sustancial, mientras que la gran mayoría compartía el –magro remanente. Ésta fue la dura realidad de la historia económica de la población mundial: casi todos los hombres, en casi todas las épocas y en casi todos los lugares, han tenido una existencia corta y miserable, con pocas esperanzas de mejorar su situación económica y ninguna noción de progreso.

Tres épocas de crecimiento económico

La historia del crecimiento económico puede dividirse en tres épocas distintas, separadas por las revoluciones agrícola e industrial. La revolución agrícola empezó en el Medio Oriente hacia el octavo milenio antes de Cristo; los comienzos de la revolución industrial se sitúan precisamente en la Inglaterra del siglo XVIII. La revolución agrícola consistió, esencialmente, en el paso de la caza, la pesca y la recolección de alimentos al estadio del cultivo de la tierra con asentamientos poblacionales permanentes, y condujo al desarrollo de la civilización urbana. La revolución industrial consistió, esencialmente, en el paso de la agricultura a la industria y los servicios, y condujo a un rápido crecimiento de la producción, la población y la urbanización. Ambas revoluciones cambiaron radicalmente la historia de la humanidad, ampliando en grado significativo la capacidad productiva del hombre y permitiendo a largo plazo el aumento de la población, en forma lenta después de la revolución agrícola, y de manera explosiva durante la revolución industrial.

La revolución agrícola produjo un crecimiento muy lento a lo largo de nueve milenios, mientras que la revolución industrial dio lugar a un rápido y sostenido crecimiento en sólo dos siglos. Como resultado de ambos desarrollos se acrecentó la participación del trabajo en el ingreso nacional. Sin embargo, antes del advenimiento de la revolución industrial el reparto distributivo se determinaba principalmente a través de decretos, de la arbitraria y autoritaria decisión de los gobernantes y de unos pocos privilegiados, de acuerdo con su poder, su status y otros criterios no relacionados con el mercado. Pero desde los comienzos de la revolución industrial la participación en el ingreso se fue modificando en grado creciente debido al poder de la clase trabajadora para influir en la distribución, y a la intervención en el mecanismo del mercado por parte de gobiernos que esperaban (o pretendían) intensificar la política de justicia social o mejorar la eficiencia económica.

La clave es el crecimiento, no la redistribución

Estudios revelaron que, sean cuales fueren las causas y los efectos de la redistribución, el principal componente del creciente ingreso per cápita, del creciente bienestar, es el crecimiento económico.

Las lecciones de la historia, que las economías subdesarrolladas del mundo actual aprendieron demasiado bien en carne propia, nos enseñan que la pobreza sólo puede remediarse con el crecimiento económico, no con la redistribución del ingreso.

Sólo la industrialización trajo consigo el principio del fin de esa pobreza extrema, debilitante y desmoralizadora, que había sido el sino de la mayor parte de la humanidad durante casi toda la historia, y que aún prevalece en tantas regiones del mundo actual. La diferencia esencial entre las economías de altos y bajos ingresos, entre los ricos y los pobres, radica en que las primeras experimentaron revoluciones industriales que modificaron profundamente sus estructuras económicas y elevaron los niveles de vida.

Por esta razón, todos los países subdesarrollados quieren y se proponen industrializarse y crecer.

II. La revolución industrial en Inglaterra y el progreso económico

La revolución industrial fue una de las grandes discontinuidades de la historia, marcó la línea divisoria entre un mundo en crecimiento lento y un mundo en crecimiento sustancial y sostenido, los historiadores no la definieron, en general, con suficiente precisión y cuidado. Podríamos definir la revolución industrial como ese crecimiento económico que se produjo desde c. 1750 hasta c. 1850 como resultado de la industrialización. Durante ese lapso de cien años tuvo lugar una revolución en la estructura y el funcionamiento de la economía que condujo a un crecimiento económico sostenido. El aumento de la productividad fue la consecuencia de tres cambios interrelacionados: 13 primero, un cambio estructural (esto es, la transferencia de recursos de una agricultura de baja productividad a industrias y servicios de alta productividad); segundo, el incremento de los factores actuantes (rápido aumento de la población y de la acumulación de capital, ampliación de las áreas de labranza y masivo incremento de la extracción de materias primas, especialmente carbón

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