Revolucion Industrial
marelithalinda3 de Agosto de 2011
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REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
El país donde, por primera vez se produce esta acumulación de cambios, es en Inglaterra a finales del siglo XVIII; los niveles de producción y progreso alcanzados por este país serán pronto imitados por el resto de potencias europeas, pero la incorrecta o incompleta combinación de los factores no les permitirá alcanzar las cotas inglesas. Por lo que hablar de factores de la revolución industrial es hablar del caso inglés.
La vida social y las actividades económicas sufrieron cambios significativos por la aplicación de los progresos de la ciencia y la técnica en la industria.
Esta revolución viene a ser un proceso de cambio constante y crecimiento continuo donde intervienen varios factores: las invenciones técnicas ( tecnología) y descubrimientos teóricos, capitales y transformaciones sociales ( economía), revolución de la agricultura y al ascenso de la demografía. Estos factores se combinan y potencian entre sí, no se puede decir que exista uno que sea desencadenante.
Los medios de comunicación, los transportes y la metalurgia también mostraron grandes avances como consecuencia de esta revolución
Antecedentes
Algunos de los antecedentes de esta Revolución Industrial fueron:
Crecimiento de la población
Revolución agraria
Tecnología, máquina de hilar, máquina de vapor
Capital
Liberalismo económico
La revolución demográfica.
El aumento de los censos supuso el estímulo indispensable para la industrialización, porque sin demanda (mercado) suficiente no se hubiera producido la fabricación en serie. El aumento de la población se debió a varios motivos: reducción de la tasa de mortalidad, debida, no a aparición de vacunas ni de mejores medicamentos principalmente, sino a los avances en la higiene, como el empleo del jabón, el tratamiento de los abastecimientos de agua o los modernos sistemas de alcantarillado); este aumento de la población habría sido más acusado de no ser por algunos frenos poderosos: mortalidad infantil elevada ( sólo en los países que iban retrasados respecto a la revolución, que sufrían plagas de óbitos menores de 5 años); últimas hambrunas y epidemias. A pesar de estos frenos el potencial de crecimiento era indudable. Tanto, que alteró la hasta entonces existente relación población-trabajo en el campo, por lo que mucha mano de obra no pudo acceder al empleo en sus lugares de residencia (el campo está en fase de transformación y emplea menos mano de obra que anteriormente) y se vio forzada a la migración hacia las ciudades, donde las demandas de obreros y las posibilidades de mejora las atraían. El trasvase de mano de obra del campo a las ciudades ha de combinarse con las migraciones intercontinentales.
En Inglaterra el crecimiento poblacional fue espectacular durante el XVIII. (de 5,000,000 de habitantes a 10,000,000 en un siglo)
Revolución Agrícola
En cuatro pueden resumirse las aportaciones de la agricultura a la revolución: alimentos, mercado, capital y hombres. La denominada revolución agraria fue un fenómeno de progreso técnico: irrigación, rotación de cultivos, abonos, maquinaria. El aumento de la producción, especialmente del maíz, permitió el abastecimiento de las grandes urbes; el crecimiento fantástico de Londres requería comida.
Los cambios empezaron por el tipo de tenencia de la tierra: de los viejos y tradicionales openfields (tierras no cercadas, muchas veces de propiedad comunal no muy bien reglada, y con una producción destinada al abastecimiento de las necesidades de sus cultivadores o propietarios) se pasará al enclousure (campos cercados que establecen la propiedad privada demostrada legalmente y que destina su producción al comercio). Este cambio en el sistema de tenencia provocó:
los campos destinados a la ganadería desaparecen (ganadería pasa a estabulada)
Los sistemas de rotación y los cultivo cambian. Se produce un excedente de mano de obra al contratarse más por menos dinero ya que realiza más trabajo (mecanización), lo que abarata su precio y provoca el éxodo demográfico.
En segundo lugar la fuerza económica de los propietarios generó una capacidad de compra en las regiones rurales, configurando un voraz mercado interior, en una época en la que el mercado exterior resultaba inseguro,. Sin mercado no habría habido producción, pero tampoco hay producción sino hay capitales. Ahí entra de nuevo la agricultura al haber demanda, hay superávit y ese superávit se reinvierte en el campo en forma de mejoras técnicas para la propia agricultura, lo cual abarata más aún la producción de alimentos.
Una de las consecuencias en Inglaterra de estos cambios es la creación de un mercado interno al que abastecer y la desaparición de la dependencia de importaciones agrícolas del extranjero. Las grandes innovaciones técnicas que el capital permite son máquinas de sembrar, nuevos tipos de arado, bombas de drenaje, cosechadoras mecánicas. A su vez, la nueva coyuntura impone nuevos y más especializados cultivos con destino a las industrias.
Del Mercantilismo al Liberalismo económico
Desde los últimos años del siglo XVI se produjeron en Europa importantes cambios en la esfera económica: el comercio internacional, que hasta ese momento había estado controlado por España, Portugal y las ciudades de la península itálica, se desplazó hacia el norte de Europa.
En esos años surgió el mercantilismo, doctrina mercantilista o capitalismo mercantil; logró consolidarse en el siglo siguiente gracias a la alianza entre las monarquías absolutas y los comerciantes emprendedores, y continuó vigente durante parte del siglo XVIII.
El mercantilismo defendió la intervención del Estado en la economía, y proclamó que la riqueza y el poder de los países se miden de acuerdo con el oro y la plata que éstos posean.
A fines del siglo XVII, en Francia e Inglaterra comenzaron a aparecer severas críticas contra el mercantilismo. En Francia surgió la doctrina económica conocida como fisiocracia.
Debe entenderse como liberalismo económico a las ideas propuestas tanto en Francia como en Inglaterra, tendientes a sacudirse la intervención del Estado en la vida económica del país y dejar en plena libertad las acciones económicas, para que la riqueza se mantuviera en cada Estado, desde luego en beneficio de los sectores que controlaban el comercio, la industria y la banca.
En Inglaterra se puede considerar como precursor del liberalismo económico a David Hume, quien en su obra Discursos políticos establecía que el mejor camino para fortalecer la riqueza de las naciones era suprimir los frenos de cualquier tipo que pudieran detenerla; era partidario de incrementar la exportación de productos nacionales y de restringir la importación de artículos extranjeros.
El más notable defensor del liberalismo económico fue sin duda Adam Smith, quien fundamentó ampliamente esa teoría en su obra La riqueza de las naciones. Aunque aceptó muchas ideas de los fisiócratas franceses, entre ellas, la de la libertad personal, la ley natural y la desaparición del Estado como medio regulador, difería de los fisiócratas en relación con la importancia de la agricultura en la economía nacional, pues afirmaba que en la industria y en el comercio se fundamentaría la riqueza de las naciones. Sostenía que el gobierno debía evitar cualquier limitación en el comercio o industria particular. Finalmente aseguró que la riqueza de las naciones dependía de la mercancía producida, de la fuerza de trabajo necesaria para elaborarla.
Los avances tecnológicos
La creciente actividad del sector industrial crea una demanda de avances tecnológicos sin los cuales no se podría haber hecho frente al crecimiento. Los avances iniciales en labores agrícolas han de ser vistos desde esta perspectiva de demanda, lo que a su vez, al generar un desarrollo del sector puntero industrial (textil) genera nueva demanda de avances. La necesidad de producir más y más rápido genera una búsqueda de soluciones a problemas cotidianos que, a su vez, generan otras respuestas paralelas.
Los sectores más punteros del desarrollo industrial inglés son, sin duda alguna, el textil y el metalúrgico.
La máquina de vapor
El empleo de la energía producida por las calderas de vapor para mover las máquinas tejedoras y de hilar marcó el comienzo del extraordinario incremento de la producción y, al mismo tiempo, de la Revolución Industrial.
La máquina de vapor producía una corriente de vapor que permitía mover una rueda durante largo tiempo. Al principio esta máquina se utilizó en la industria textil y en las minas; más tarde se aprovechó también para el desplazamiento de algunos medios de transporte, como las locomotoras y las embarcaciones. La transformación industrial fue posible, en gran parte, gracias al uso de dos nuevas fuentes de energía: el vapor y el carbón mineral.
La utilización del vapor se dio gracias al invento de la máquina de vapor, la cual fue perfeccionada en 1769 por el inglés James Watt.
Funcionamiento de la máquina de vapor
La industria del algodón
El primer paso en la transformación del sector textil inglés fue el cambio de materia prima: de la lana al algodón; los motivos son fáciles de entender: una exportación
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