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Revolución de Independencia


Enviado por   •  10 de Junio de 2021  •  Resúmenes  •  2.584 Palabras (11 Páginas)  •  117 Visitas

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La Revolución de Independencia

Primera fase del movimiento

En la media noche entre los días 15 y 16 de septiembre de 1810, Hidalgo comunicó su intención a Allende y Aldama de adelantar el movimiento revolucionario. Esa misma mañana llamó a misa más temprano que de costumbre y dirigió su ya conocida arenga. “Es muy probable que el grito de independencia se iniciara con la exaltación de la religión y en particular con la invocación a la Virgen de Guadalupe (…)

Los conspiradores de Querétaro (…) buscaban aprovechar la ausencia de Fernando VII para despojar a los peninsulares de los cargos públicos, establecer luego juntas gubernativas provisionales integradas por criollos, mientras se resolvía a crisis política en la metrópoli y regresaba el monarca de su cautiverio”. (…)

El primer contingente rebelde formado en Dolores estaba compuesto por cerca de 600 campesinos provistos de picos, machetes y azadas, y también por los militares al mando de Allende y Aldama, que constituían la única fracción disciplinada del movimiento rebelde. Conforme avanzaban (…), grandes masas de trabajadores se fueron sumando espontáneamente a la rebelión. (…) Esta circunstancia convirtió el movimiento iniciado por los criollos de la conspiración de Querétaro en una verdadera revolución popular, integrada por una turba frenética e incontrolable en muchos momentos, sobre todo cuando al ser tomada una población, las masas enardecidas se dedicaban al pillaje y al saqueo.”  (p. 17)

Este curso que tomó la revolución armada comenzó a hacer mella entre Hidalgo y Allende y desde entonces la situación entre ambos fue complicándose cada vez más. Después de tomar Celaya “Hidalgo fue nombrado `generalísimo´, en virtud de su gran influencia sobre las tropas” (p. 17) y con esto quedaba en un rango superior al de Allende, quien a pesar de ser el conocedor de las tácticas y disciplina militares, sólo obtuvo el rango de general. Posteriormente, en Guanajuato, una de las ciudades mineras más ricas del virreinato, un gran número de mineros y e indios de unieron, y el enaltecido contingente tomó la alhóndiga de Granaditas protagonizando una terrible matanza de 200 soldados realistas y 105 españoles que ahí se encontraban refugiados.  “Este hecho preocupó seriamente a los oficiales criollos, algunos de los cuales abandonaron el movimiento por considerarse que se había convertido en una insurrección popular muy alejada de los propósitos iniciales. En tanto, Allende comenzó a manifestar claramente su disgusto contra los saqueos y asesinatos de los españoles realizados por la turba y permitidos por Hidalgo, generándose así un distanciamiento entre los dos dirigentes”. (p. 18)

La siguiente ciudad importante tomada por los insurgentes fue Valladolid, capital del estado de Michoacán, que cayó bajo asalto el 18 de octubre de 1811. Un día después, José María de Anzorena, siguiendo órdenes de Hidalgo, publicó un decreto en donde se abolía la esclavitud. En Aculco los insurgentes sufrieron una gran derrota que obligó a Hidalgo a regresar a Valladolid para refugiarse, mientras Allende huía a Guanajuato, sin embargo, habían surgido ya varios focos insurgentes en otras regiones del Bajío, incluso en las provincias norteñas de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas; en el sur un caudillo llamado José María Morelos y Pavón había tomado las armas, mientras en Guadalajara José Antonio Torres hacía lo propio para liberar el paso y permitir la entrada del cura Hidalgo y su ejército.

En Guadalajara, el cura de Dolores instauró el primer gobierno insurgente y dictó disposiciones que derogaban los tributos, restituían tierras a indígenas, abolían la esclavitud  y eliminaban el monopolio del tabaco y del vino. En este punto, Hidalgo empezaba a mostrar rechazo a la idea de enaltecer la figura de Fernando VII, lo que terminó de rematar la relación entre éste y Allende, perspectiva que fue compartida por muchos criollos que no veían con buenos ojos este nuevo rumbo.

Mientras tanto, los acontecimientos se iban mostrando desfavorables para la revolución; hacia fines de ese año, Calleja [un general realista] había logrado recuperar Guanajuato y, el 17 de enero de 1811, las fuerzas de Hidalgo sufrieron una gran derrota en Puente Calderón, cerca de Guadalajara, ciudad también recuperada por los realistas. Después de este suceso, las fuerzas insurgentes, considerablemente disminuidas, se encaminaron hacia el norte y en el trayecto, los militares encabezados por Allende destituyeron a Hidalgo y ocuparon el mando de las tropas; después se detuvieron unos días en Zacatecas y de ahí se encaminaron a Saltillo, sin tener conocimiento de los movimientos antirrevolucionarios surgidos en la región. En esa ciudad, ante la amenaza de los grupos realistas, los insurgentes decidieron dirigirse hacia el noroestes, en donde (…) habían considerado acudir a Estados Unidos en busca de apoyo y ayuda material para reiniciar la guerra. (p. 19)

Lo anterior nunca logró ocurrir, pues los insurgentes fueron atacados y vencidos en un lugar llamado Acatita de Baján, en donde cientos de ellos fueron hechos prisioneros, mientras que sus dirigentes, Allende, Aldama y Jiménez, fueron conducidos a Chihuahua y posteriormente fusilados. “Hidalgo fue sometido a un proceso religioso, por el cual se le degradó de su carácter sacerdotal, y a un juicio civil que decretó su fusilamiento. Concluía de esta manera la primera fase de la revolución de independencia; mas a pesar de aquel fracaso, la rebelión popular de Hidalgo había preparado el camino a otros que lucharían por la libertad de la América Mexicana.” (p. 19)

Segunda fase del movimiento de independencia

“Tras la muerte de los jefes del movimiento insurgente, tomó la dirección del movimiento Ignacio López Rayón, abogado y antiguo secretario de Hidalgo” (p. 19), quien el 19 de agosto de 1811 creó en Zitácuaro, Michoacán, la Suprema Junta Gubernativa de América, que estuvo encabezada por él mismo y a la que se unieron José María Liceaga y Morelos. Los primeros dos, al igual que Allende, pertenecían al ala conservadora del movimiento, por lo tanto, juraban lealtad a Fernando VII; mientras que Morelos formaba parte del ala liberal y ya pensaba en una independencia total y un sistema republicano.

Desde

principios del siglo XIX se hizo manifiesta una división (…) entre criollos `europeos´ y criollos `americanos´. Los primeros (…) compartían con el grupo de peninsulares o `gachupines´ no sólo intereses económicos y políticos, sino además vínculos familiares. Por otra parte (…) los criollos `americanos´ estaría integrado por personas de clase media quienes, (…) habían incorporado la idiosincrasia americana, de tal forma que se identificaban con los intereses nativos y repudiaban el yugo que la metrópoli les imponía. (p.21)

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