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Ricardo Bartis


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  2.212 Palabras (9 Páginas)  •  273 Visitas

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“Creo que el actor no ejecuta sino que se ejecuta. Es decir, de alguna manera, se suicida para ser otro. Lo interesante no es tanto la composición del personaje sino la descomposición de la persona”. Bartis

En la base de su trabajo está la negación del texto dramático como algo previo a la puesta en escena.

Bartis no cree en una escritura dramática previa al acontecimiento teatral, o en el predominio de la lógica del texto por sobre la materia viva y volátil de la obra

-Teatro no representativo, ni psicológico, que en vez de secuencias ligadas en términos de sentido privilegia “el instante” como acontecimiento (“tema que Badiou y el pensamiento francés toman del teatro”, interpreta Bartís) y establece su poética bajo el signo de la sustracción.

-De la idea de obra escrita, en primer lugar, en beneficio de lo performático. Sustracción del texto, por lo tanto. No importa cuán legitimada esté su escritura por la autoría de origen: Shakespeare (Hamlet), Arlt (El pecado que no se puede nombrar), Discépolo (Muñeca) o los sucesivos Donjuanes (Donde más duele), deben desaparecer para fundarse de nuevo.

No desaparece la importancia del “decir” en el teatro, sólo que ese decir no está ligado al enunciado de parlamentos sino a la combinación de distintos relatos, en tanto “escritura” que va ganando lugar a través de los actores como portadores absolutos de teatralidad. De ahí que sus definiciones insistan en la cuerda pulsional que liga actuación y sexualidad. Y sobre todo actuación y artificio. El teatro –o el cuerpo– es un campo teórico donde el valor de la mentira como elemento central en la construcción poética produce en sí una resonancia de significaciones políticas.

El montaje que Dubatti hace de estas intervenciones junto con la escritura dramática, con la “letra” de las obras, deja asomar esta voluntad política. El inventario de mitos que restituyen esas escenas (la conspiración, la debilidad, el progreso, la invención técnica, la imaginación literaria, el mandato paterno), y su relación con las ruinas de nuestra identidad más profunda y encarnada, fundan un lenguaje estallado, donde la lógica responde a la ley de la pendencia. Un lenguaje repleto de significaciones múltiples y de ecos políticos que sobrevuelan las obras y anuncian el desliz hacia otro territorio, como aquellas voces lejanas que entre la niebla anunciaban a Bartís el traspaso al sector no iluminado de la cancha.

Bartís es el director de los devenires dramáticos - del teatro de estados donde los actores experimentan con el texto- desviando la historia y extraviando el tiempo cronológico por tiempo de intensidades. La experimentación hasta el límite de lo posible, Los cuerpos son el paradigma de los nuevos desciframientos La materia de su campo de experimentación. Puro rizoma. Especie mágica del teatro del acontecimiento. Del teatro del devenir. Esa es su "singularidad específica". Su marca como creador. Su sello. Su marca. Lo necesitamos para seguir apasionándonos. Para seguir con esa maravillosa e incierta aventura que es el teatro.

Eduardo Pavlovsky

Postales es uno de los mejores textos que se han estrenado en Buenos Aires. Es, por cierto, muy diferente a lo que el difuso oficialismo del teatro llama "cultura", y es lo suficientemente bueno como para que durante un cierto tiempo no sea considerado literatura dramática [...] Es un teatro donde la actuación se proclama objeto, como modelo de la identidad perdida.

Alberto Ure

Mientras el camino alegórico es el teatro sagrado puesto en el mundo secular, en el teatro de Ricardo Bortís el texto no preexiste", preexisten las tensiones de fuerza entre los objetos dramáticos del mundo. Y así, son los cuerpos los que se descarrían ofreciendo una catarsis que es la que promete nuevas catarsis y promete la continuidad del teatro.

Horacio González

Cuando hablo de la voluntad me refiero también al deseo. No al placer: contradictoriamente el deseo puede ser doloroso, implica un cierto nivel de angustia. La voluntad sola no sirve para nada. Ni en la política, ni en el arte. Pero es necesaria para ponerse en movimiento, para ponerse en estado de disponibilidad con el fin de fundar el territorio poético que nos va a sostener. Si no hay voluntad de confrontación, la situación va a derivar hacia la representación, es decir al ensayo de algo dado, movimientos burocráticos que no toman riesgos y donde nada sale, dónde el lenguaje es una porquería Evitar la idea de confrontación es estúpido y en el teatro vemos estupideces de una intensidad sin igual.

ya comprendíamos que la actuación era superficie pura, distante de discursos emocionales, rítmicos y energéticos que tienen tanto valor como la palabra. Es eso lo que los espectadores vienen a ver, no que le cuenten el cuento, la historia, que es una excusa. El juego produce varios discursos. Los de la narración o del personaje o de la historia pero estamos obligados a producir otro discurso, poético. Soy el autor. ¿Pero de qué? Palabras, réplicas y situaciones. Pero luego hay otro proceso, a mi juicio mucho más interesante, que es que alguien actúa.

El grotesco nació de la confrontación de las culturas italianas, españolas y alemanas, las de todas las inmigraciones. Se desarrolló entonces un tipo de expresividad muy jugada, para que pudiéramos entendernos entre nosotros. Eso constituyó en una referencia que devino en el grotesco criollo. Bajo la influencia de la comedia italiana hasta se hizo un género, con sus autores…

El existir establece dinámicas más directas en el trabajo del actor. La existencia obliga a más presencia, obliga a mantener el lazo con otro más bien que a obligarlo a ser el espectador de una introspección. La actuación argentina esta más preocupada por su existencia y por existir en la escena, que por el ser.

Ricardo Bartís reflexiona sobre su obra Postales argentinas de 1988:

Los núcleos temáticos eran: finales de los ochenta, una sensación muy clara de ‘tener’ que decir algo y al mismo tiempo sentirnos muy vacíos (…) La conferencia remite a una idea de pasado, de algo que tuvo valor y se rescata. Buenos Aires a fines de los ochenta ya se hundía definitivamente.

Apuntes sobre Ricardo Bartís creador

por Jorge Dubatti *

1. Desde su primer trabajo de dirección en 1985, hace más de veinte años, Ricardo Bartís ha estrenado apenas una docena de espectáculos, todos ellos fundamentales en la historia

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