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SOCIOANÁLISIS E INTERVENCIÓN SOCIAL


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  13.612 Palabras (55 Páginas)  •  318 Visitas

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SOCIOANÁLISIS E INTERVENCIÓN SOCIAL

ESTRATEGIAS PARA INVESTIGAR E INTERVENIR EN COMUNIDADES E INSTITUCIÓNES.-

I.- Metodología de investigación, análisis diagnóstico e intervención social en instituciones y comunidades.

Eduardo A. Vizer & Helenice Carvalho.-

En este trabajo se presentan categorías para la construcción de un modelo teórico de análisis, articulado a una metodología empírica de investigación diagnóstica y para la intervención en comunidades y organizaciones. Los procesos sociales “objetivos”, los conflictos y los problemas son abordados con una metodología participativa en comunidades y organizaciones, apoyadas en técnicas sociocomunicacionales. Tomamos en consideración también hipótesis y conceptos correspondientes a una visión relativamente crítica sobre la teoría del capital social, así como una propuesta teórica a desarrollar sobre procesos de acomodación, asimilación y transformación ecológica de las comunidades a las condiciones materiales, sociales y cultural-simbólicas de la vida social bajo la noción de “cultivo social”.

Palabras clave: Investigación diagnóstica y participativa; intervención y cultivo social.

Toda sociedad humana asienta su supervivencia en la acción transformadora que ejercita sobre su ambiente, y en la producción de los recursos para su supervivencia. La propia complejidad de una sociedad –en tanto cualquier sociedad es compleja- se asienta en la variedad y la variabilidad (dos conceptos que deben ser claramente separados) de los recursos que desarrolla una sociedad. Variedad y variabilidad de las relaciones con el entorno físico; variedad y variabilidad del grupo humano; variedad y variabilidad de los propios recursos culturales: los conocimientos, la técnica, los lenguajes simbólicos, la adecuación de los paradigmas institucionalizados, etc. Desde la perspectiva teórica del capital social, se puede concebir a la naturaleza como un capital “natural” de recursos. Se puede considerar a la calidad de las organizaciones, a los procesos y a los vínculos sociales como un capital “social”. Se puede concebir al desarrollo de la potencialidad y las competencias de las personas como un capital “humano”; a los de la cultura como capital “simbólico”; y a la técnica –y el acceso a la tecnología- como un recurso o capital tanto instrumental como “estructural”. El desarrollo de una sociedad, podría ser concebido como una forma de expresión del capital global de esa sociedad (o bien de una comunidad particular). Y su “capital propio” como producto de su capacidad para la movilización de los recursos globales que un grupo humano cultiva en los diferentes dominios.

Podemos desarrollar una propuesta sobre líneas de análisis social que faciliten la exploración de los diferentes y múltiples recursos de los que dispone cualquier sociedad. Propongo distinguir entre diferentes entornos -o topologías-, dentro de los cuales un conjunto, o un colectivo humano, desarrolla capacidades y competencias para transformar elementos del (los) entorno(s) en los objetos y artefactos que le permitan “modelizar” –u organizar- diferentes estructuras, sistemas, o dominios institucionales necesarios para su supervivencia, por medio de actividades. Estas actividades cubren y reconstruyen permanentemente los diversos dominios de realidad de toda sociedad: desde las acciones instrumentales y técnicas concebidas como trabajo, a las de reproducción de las relaciones sociales e institucionales; desde la educación a la construcción y mantenimiento de la vivienda, desde las estructuras vinculares y el sexo, hasta las expresiones de la cultura, el arte y los procesos comunicativos. La diversidad de dominios pueden concebirse como ámbitos o dimensiones en la formación de las creencias, de las certidumbres y de los sentidos sobre lo que una comunidad "construye" su habitat físico, pero también simbólico e imaginario; sus relaciones con los procesos del trabajo, la producción y la reproducción social.

Desde la perspectiva de las ciencias sociales, el desarrollo de conocimientos sobre la realidad, puede concebirse como un pasaje de lo “concreto” a lo mas abstracto (así como desde la perspectiva de la intervención social, se produce un movimiento recursivo de vuelta y re-vuelta entre la abstracción y lo concreto, y viceversa). Desde el nivel de los hechos observables empíricamente, a “hechos” construídos o interpretados por un observador (observadores que pueden ser los propios actores sociales involucrados, cuando intentan comprender una situación, un conflicto que requiere capacidad de análisis y cierto nivel de abstracción). El proceso de comprensión se realiza estableciendo relaciones entre diferentes niveles de observación y de abstracción, generalmente a partir de lo que podemos llamar un 1er. nivel de lo simplemente observable, el que aún así depende del desarrollo adecuado de dispositivos de análisis e interpretación, o sea: creencias, certidumbres, técnicas, prácticas, hasta hipótesis. A éstos dispositivos podemos considerarlos como constructos o formaciones provenientes de la cultura –cultura como proceso colectivo que llamaríamos de 3er. nivel-, así como también dispositivos estructurantes de un 2° nivel (microsocial, personal e interpersonal, como en las situaciones de interacción social en la vida cotidiana). Un dispositivo puede considerarse como un conjunto de competencias, disposiciones y atributos desarrollados a lo largo de experiencias de vida y el proceso de socialización de los individuos en diferentes contextos de vida. En este sentido, entiendo por dispositivo un mecanismo de articulación de “informaciones” sobre el funcionamiento y las actividades intersubjetivas –podríamos decir transsubjetivas- entre los seres humanos, y como un proceso de 2° nivel, intermedio entre las abstracciones culturales, los procesos cognitivos y la "realidad cruda" de los hechos.

En la vida cotidiana, los individuos pueden actuar espontáneamente en tanto actores sociales, generando relaciones intersubjetivas. Estas a su vez se “construyen comunicativamente” a partir de tres funciones: a) la autorreferenciación, -o sea la re-presentación de sí mismo ante el Otro-; b) la interreferenciación –la mutua actividad de representación entre los actores, la inter-acción mutua-; y por último, c) la actividad de referenciación, -aquello de lo que los actores hablan, lo otro. Si nos posicionamos en la posición de observadores (científicos o no) e intentamos comprender el “sentido” de un hecho de interacción social, nos vemos obligados a recurrir a conosimientos (para un científico, a proposiciones e hipótesis) sobre la situación específica, sobre el contexto social, el mundo de la experiencia, etc. En otras palabras: comprender implica un mayor nivel de abstracción, que trasciende lo observado. Para comprender, nos vemos obligados a contextualizar (“to frame”, enmarcar) lo observado como información relacionada a experiencias, vivencias, conocimientos. En este sentido se puede afirmar que comprender implica procesos de segundo y de tercer nivel de abstracción (secundidad, y terceridad según la semiótica de Peirce). Los dispositivos de interpretación contextualizan y tipifican los hechos sociales según categorías de significación ya preestablecidas por la sociedad, la cultura o los medios de comunicación social: hecho público o privado, hecho político, económico, policial, etc. Los dispositivos en juego se complejizan y refinan exponencialmente, en función de la aceleración y complejización de los propios procesos de transformación social. Para usar la metáfora de las muñecas chinas –o de las babushkas rusas-, podemos decir que las muñecas se van reproduciendo una dentro de otra, en un juego dentro del cual nos hallamos implicados y del cual no vemos límites ni escapatoria posible.

La escuela institucionalista francesa, propuso con R. Lourau y G. Lapassade (1967,1971:17) el término analizador, y sugiere al análisis no como una actividad subjetiva, o como trabajo individual del pensamiento, sino en cambio considera "la noción de analizador como un dispositivo experimental, un intermediario entre el investigador y la realidad”. Para nuestros propósitos, es válida la observación que hace éste último sobre el desarrollo del análisis institucional “En la práctica del análisis institucional sólo se puede avanzar con la condición de ubicar dentro del campo del análisis, dispositivos que deben catalizar las significaciones y permitir cercar y luego analizar lo que justo hasta entonces estaba disperso y disimulado en el conjunto del sistema. La ubicación de los analizadores ya forma parte del análisis. Es el trabajo primero y principal de aquellos a los que en las ciencias humanas de hoy se llama analistas”. Y “El analizador construido en un campo institucional con fines de análisis es como un simulador, una institución que imita a la institución real". Proponemos la investigación-acción como un método de trabajo privilegiado para la aplicación y el desarrollo de dispositivos empíricos que articulen los procesos de análisis con la intervención participativa en el seno de la vida institucional, grupal y comunitaria.

Para articular investigaciones que crucen transversalmente diferentes dominios sociales e institucionales, la metáfora del holograma que propone E. Morin, es también una sugerencia que ayuda a superar –o al menos disminuir- el efecto de disociación tajante que comúnmente se establece entre los niveles de análisis macro y microsociales. En la realidad de la vida social, es imposible disociar –como átomos- a los individuos de las estructuras, a la sociedad de la naturaleza; a la tecnología de la cultura. Ya sea que en una investigación abordemos a los sujetos, a colectivos sociales, a ambientes naturales (recordemos el ejemplo presentado de la geografía); a los procesos de la técnica; la cultura; los imaginarios sociales o las representaciones religiosas ...siempre hallaremos –implícita o explícitamente- lo macro dentro de lo micro, las formaciones colectivas dentro del sujeto –y viceversa, lo micro reflejado en lo macro-. También hallaremos tramas y urdimbres profundas, como un “soporte latente de realidades siempre complejas” que requieren interpretación, y sobre las que inevitablemente se asientan y encuadran los hechos humanos (como una expresión o una referencia correspondiente a realidades concretas y reconocibles: hechos naturales, hechos políticos, hechos culturales, etc.). Encuadrados dentro de marcos de interpretación, cada hecho y cada situación particular cobra un sentido determinado: esto se dá cuando "entendemos los hechos" como de naturaleza política, económica, de conflicto, etc. Tanto los individuos como las sociedades viven dentro de las diferentes dimensiones –fundamentalmente corporizadas como organizaciones e instituciones- en las que se produce su praxis, sus creencias, sus "universos de sentido", en tanto procesos de 2° y de 3er. nivel. Permanentemente construímos interpretaciones sobre nuestros "mundos de la vida", como sujetos actores y observadores en nuestra vida cotidiana (en un 2° nivel) y al mismo tiempo –conscientemente o nó- vivimos insertos en las formaciones e imaginarios colectivos (3er. nivel).

En términos sociológicos, podemos decir que cualquier conjunto humano debe contar con recursos básicos para sobrevivir: asentarse en un espacio natural con ciertos recursos indispensables, o bien en un medio artificial y tecnológico (como los astronautas en el espacio exterior). Esto requiere de la sociedad tanto estructuras y acciones instrumentales, como formas políticas organizadas contractualmente en forma “vertical” (poder, jerarquías) y en forma “horizontal” (normas y valores de igualdad y diferencia); vínculos de afectividad; un espacio y un tiempo determinados; y por último, procesos simbólicos e imaginarios que conforman la construcción de una especie de ecología sociocultural y comunicacional transsubjetiva. Una ecología simbólica que recrea las relaciones entre los individuos y los procesos colectivos, en cada uno de los dominios de realidad.

En los programas de planificación para el desarrollo social, cualquier comunidad puede ser descripta, analizada y diagnosticada en términos clásicos: en función de la cantidad y la cualidad de los recursos y las relaciones que ha establecido con su ambiente natural; la calidad de las relaciones entre sus miembros y sus instituciones; el acceso y el uso de tecnologías adecuadas; el mundo de las creencias, actitudes y conocimientos de la comunidad; y las estrategias que usan para desempeñarse en las diferentes escalas de tiempo y de espacio dentro de las cuales construyen sus prácticas y sus perspectivas de vida. Los planificadores del siglo XX han pretendido asentar las políticas de desarrollo social, precisamente valiéndose de teorías y metodologías que transforman los conjuntos mencionados, en hipótesis para diseños de programas de investigación y desarrollo. Todo en los términos clásicos de variables e indicadores cuantificables e interrelacionados (tipo de producción económica, acceso a recursos físicos, disponibilidad y adecuación de la tecnología, carácter de las instituciones políticas, acceso a servicios de salud, educación y conocimientos, creencias y actitudes hacia todo lo imaginable en la vida social, etc.).

Podemos pensar -por ejemplo- al trabajo humano a través de una serie de actividades y de procesos que atraviesan transversalmente a los diversos dominios: económicos, políticos, culturales, educativos, científicos, etc. Como variables analíticas vitales y generadoras de sentido y de valor para la generación de redes y de tramas sociales. En principio se pueden proponer seis dominios o topologías sociales: 1) Un dominio o eje de las prácticas y las acciones instrumentales, entendidas como técnicas asociadas a la producción y la transformación de los recursos necesarios para el funcionamiento de un “sistema u organización”; 2) un eje de organización política y normativa, una dimensión asociada al ejercicio del poder, la propiedad, el control, y las jerarquías internas, en términos de desigualdad (por ej. la relación clásica entre Estado y sociedad) 3) un eje valorativo, asociado estrechamente a normas asociativas, a las estructuras y los procesos simbólicos y paradigmáticos de organización y legitimación, o bien de crítica de un sistema de convivencia (en tanto modelo social). Corresponde al mundo de las prácticas sociales, pero –a diferencia del punto anterior- se asocia fundamentalmente a una visión particular de la igualdad o las diferencias entre los hombres, y no tanto a la desigualdad estructural, como en la dimensión anterior. 4) La dimensión espacial-temporal. La vida social construida como “realidad material y simbólica” en el entrecruzamiento –tanto estructural como histórico- de múltiples procesos temporales que “reproducen y estructuran” diferentes espacios sociales. Paradigmas institucionalizados sobre las representaciones sociales que tiene una comunidad sobre la “realidad”, como conjuntos de elementos y relaciones sociales y simbólicas, que son capaces de dar permanentemente cierto “sentido espacial al pasado” y una proyección hacia un “futuro” (con lo cual el “presente” se manifiesta como una sucesión de acontecimientos, como una forma de construcción inquietantemente "imaginaria"). 5) Una dimensión de vínculos de asociación afectiva, donde los seres humanos transforman a los objetos y a otros seres humanos en objetos del deseo (para usar un término psicoanalítico). 6) por último, una dimensión imaginaria y mítica, donde las narraciones, las ceremonias y los rituales, articulan y certifican la coherencia –o al menos cierta congruencia- entre el mundo “objetivo” y las percepciones subjetivas. Esta era la función que la sociología clásicamente atribuyó a las ideologías.

Consideremos ahora una metodología que nos permita acceder a una serie de temas/problemas y de procesos que atraviesan transversalmente a comunidades e instituciones. Podemos postular algunas variables analíticas vitales, referidas a diferentes dimensiones de la vida social. Como generadoras de sentido y de valor en la construcción de prácticas institucionales, de redes y de los vínculos que constituyen algo similar a un cultivo (una ecología espacial y temporal en el mundo de la vida social). Un tejido (invisible?) de interdependencias en las tramas sociales. Del mismo modo que en la medicina o la psicología, podremos desarrollar investigaciones dentro de encuadres metodológicos clásicos en las ciencias sociales, pero también podremos intervenir, realizando análisis críticos de modalidades y procesos de funcionamiento, de situaciones problemáticas, y de su apoyatura en creencias particulares. Podemos llegar a co-construir cuadros diagnósticos de situación con la participación de un Otro significativo (una institución, una comunidad, un grupo). Podremos abordar no sólo los "síntomas" sino también la modificación en el encuadre de problemas reales, porque contamos con un instrumento de intervención adecuado. Además se hace posible desarrollar participativa y colectivamente alternativas de acción democráticas: evaluaciones sobre la existencia de recursos materiales, humanos, culturales e institucionales; estructuras técnicas disponibles; relaciones y vínculos sociales; redes institucionales; reorganización espacial y temporal del ambiente, de los recursos y de las acciones, etc.

En principio se pueden mencionar al menos seis dimensiones o ejes de análisis:

1) Un eje de las prácticas y las acciones instrumentales, entendidas como técnicas asociadas a la producción y la transformación de los recursos necesarios para el funcionamiento de un sistema, una comunidad u organización social para el logro de sus objetivos. Debemos considerar las condiciones del medio, los recursos y la posesión y el acceso a medios de producción, de circulación y de consumo. Obviamente, la estructura productiva, los procesos económicos y el trabajo pasan a un primer plano de análisis.

2) Un eje de organización política, o dimensión formal, asociada a las estructuras y el ejercicio del poder instituído, de la toma de decisiones, el control de los recursos, las jerarquías y la autoridad –tanto internas como externas a una organización-. Corresponde a aspectos paradigmáticos de organización y legitimación de un “sistema”, una estructura de dominio social, que puede ser tanto local, como regional o bien nacional (por ej. la existencia y vigencia de legislación específica). Cabría pensar en proposiciones e hipótesis en términos de un eje de análisis "vertical" sobre estructuras y prácticas institucionalizadas de igualdad-desigualdad; concepciones y prácticas democráticas versus autoritarias. (por ej. la relación clásica entre Estado y sociedad, e instituciones como el Derecho, la división de los poderes, los mecanismos y organismos de control y procesos de legitimación, etc.).

3) Un eje valorativo, asociado estrechamente a las prácticas y normas cotidianas y sus procesos comunicativos y simbólicos. Corresponde al mundo de las prácticas sociales (instituyentes), pero –a diferencia del punto anterior- se asocia fundamentalmente a una visión más informal, espontánea y particular de ejercicio de la ciudadanía y del derecho (público y privado). Se centra el análisis y la interpretación en un sentido más "horizontal" de las relaciones sociales, en términos de igualdad, y de derechos a la diferencia: entre individuos, grupos y sectores sociales, en las diferencias de género, y culturales. Se diferencia con el eje anterior, al "oponerse" en forma radical a las prácticas cotidianas de las relaciones verticales de desigualdad estructural (vistas más bien desde las dos perspectivas de los puntos anteriores, que están asociadas a la idea de posesión y acceso a recursos: económicos, de fuerza, de poder de decisión, etc.). Por este motivo, este nivel de análisis es especialmente rico en el trabajo sobre movimientos sociales, de derechos humanos, de minorías, de género, etc. En esta línea, se puede tomar en consideración los trabajos de Holloway, y las concepciones alternativas del zapatismo, así como las críticas a la concepción clásica del poder hegemónico y el rol del Estado por sobre la sociedad.

4) La dimensión espacial-temporal. La vida social concebida como “realidad material y simbólica” en el entrecruzamiento –tanto estructural como histórico- de múltiples procesos temporales que “reproducen y estructuran” diferentes espacios y territorios sociales, tanto públicos como privados. Paradigmas institucionalizados sobre la distribución y el uso del tiempo y el espacio en los diferentes "contextos sociales” de la vida cotidiana. Los procesos de apropiación del espacio natural, transformados en espacios y tiempos “humanizados”, y culturizados como conjuntos de elementos y relaciones sociales y simbólicas, (los que son capaces de dar permanentemente cierto “sentido espacial al pasado” y una proyección hacia un futuro, con lo que el presente se manifiesta como una secuencia tanto real como imaginaria, una expresión localizada dentro de un proceso histórico continuo). La construcción social de los espacios y los tiempos puede a su vez analizarse en tres dimensiones diferentes: físico-material, simbólico-comunicacional, y por último en una dimensión imaginaria. Podemos recurrir a la noción de cultivo como una construcción topológica de espacios regulados por tiempos y actividades específicas, en las dimensiones anteriormente mencionadas (o sea; espacios y tiempos físicos, simbólicos e imaginarios). Podemos poner el ejemplo de los urbanistas, arquitectos, artistas, sociólogos, antropólogos, etc.

5) Una dimensión de vínculos de asociación interpersonal y afectiva, un "cultivo" –un “nosotros” intersubjetivo, y transubjetivo- donde los seres humanos pueden transformar y proyectar en los objetos y sobre otros seres humanos, una identificación como objetos del deseo (para usar un término psicoanalítico). Es fundamental el análisis tanto de las formas instituídas como de las instituyentes en la generación y mantenimiento de vínculos, de lazos sociales y de parentesco; teñidos por el sentimiento, las redes de protección y contención social, etc. Podemos hablar de una construcción social e imaginaria de una identidad y una identificación vivida e individual. Una experiencia subjetiva de “comunión”, de una apropiacón del Otro al mismo tiempo que uno se siente apropiado por un Otro colectivo que lo trasciende (ceremonias, rituales, acciones sociales colectivas, etc.). Es interesante observar la gran similitud que tiene con la experiencia del amor como fusión con el otro.

6) Por último, una dimensión cultural e imaginaria y mítica, donde las narraciones, las ceremonias y los rituales, articulan una identidad social (de modo similar al descripto en el punto anterior), y certifican la coherencia –o al menos cierta congruencia-, entre el mundo “objetivo” y las percepciones subjetivas. Originalmente, ésta era la función "reproductiva" que la sociología clásica atribuyó a las ideologías (distorsionando como negativa a la riqueza plural y fructífera de las manifestaciones de la cultura popular). Podemos considerar a la cultura como una ecología simbólica e imaginaria, en la que individuos, grupos y colectividades, “habitan” simbólica e imaginariamente. Cada una acomodando y asimilando los “artefactos” de la cultura como recursos para construir sus “nidos” y cultivarlos como una especie de habitat simbólico: el barrio, el club deportivo, la pertenencia a un pueblo, o una nación, etc.

Como en un holograma, todas éstas variables (instrumentales, políticas, normativas-valorativas, espaciales y temporales, culturales y afectivas) se hallan presentes en los diferentes dominios y escalas de la vida social y en el mundo de la vida cotidiana. Están presentes en cada una de las diversas prácticas sociales, tanto en una escala colectiva, como a nivel institucional; y pueden cruzarse entre sí a fin de elaborar hipótesis “blandas” de interpretación y análisis. Por último, podemos volver a insistir en la existencia de tres niveles de abstracción sobre la vida cotidiana: de lo “concreto” de un 1er. nivel de "realidad objetal", pasando por contextos sociales del 2° nivel (instituciones, sentido de vecindad, pertenencia o participación); hasta las formaciones colectivas del 3er. nivel (identificaciones más universalistas como "patria", "clase social", correligionario, etc.). Estos permiten analizar cada situación y proceso social, en cualquiera de los seis dominios mencionados, en términos de las relaciones de lo micro con lo macro, lo subjetivo y lo concreto con la objetividad, o la relación entre las estructuras culturales y cognitivas mas abstractas, con los procesos de constitución del mundo de la vida. Con respecto a la noción de cultivo, podríamos usar una metáfora: sería la actividad humana de construir una especie de nicho ecológico. Una apropiación sistemática y organizadora del entorno por parte de los hombres como organismos sociales complejos. Entornos físicos, sociales, simbólico-culturales e imaginarios transformados en habitat humano.

El trabajo humano, así como su pérdida como fuente de sustento y de sentido de la dignidad ante la familia, ante la sociedad y ante sí mismo, representa para los individuos una configuración fundamental sobre la que han construido la vida cotidiana. Los métodos de las ciencias sociales generalmente han abordado el tema del trabajo ya sea a partir de una perspectiva “objetivista” –y generalmente descriptiva-, o bien a partir de las percepciones y efectos sobre la subjetividad. Lo que se propone en este trabajo, es un instrumento que permita a la vez una descripción objetiva y subjetiva del proceso de “construcción social” de las condiciones de vida y del trabajo humano en nuestras sociedades. Un instrumento que permita realizar un análisis-diagnóstico, empleando la metodología de investigación-participativa, que incluye tanto al científico en calidad de “observador y actor participante”, como a los propios actores sociales: trabajadores, desocupados, grupos institucionalizados o nó, y hasta a colectivos sociales como una comunidad barrial. El método propone un proceso que lleva a la posibilidad de realización de autodiagnósticos realizados en común entre el investigador-coordinador y los actores sociales. Y a su vez el objetivo central se sustenta en la hipótesis

de que el diagnóstico es una forma de producción de conocimiento que permite evaluar mejor las posibles alternativas de intervención y modificación de una realidad problemática.

En el Prefacio de “Socioanálisis y Potencial Humano” (Lapassade, 1980), se cita a Morin, al señalar que “Una nueva epistemología se delinea aquí a través de la aceptación de una hipercomplejidad...En lugar de querer mutilar nuestra existencia, personal y social, simplificándola por el Método...hay que resolverse a abarcar toda su riqueza y toda su complejidad...en el rechazo de la complejidad, reside, hoy mas que nunca, la esencia de toda tiranía”. Ciertamente, toda tiranía implica un poder de restricción que exige simplificar, reducir, constreñir posibilidades y alternativas. Hay tiranías políticas y económicas, y también hay tiranías teóricas y metodológicas.

No solamente los investigadores y los intelectuales desarrollan “dispositivos de interpretación”. Todo ser humano construye –a su medida- dispositivos y “mapas”que le permiten desempeñarse en la vida. Son útiles para construir estrategias de supervivencia, acciones colectivas, instituciones y relatos (sobre la vida, la naturaleza, la sociedad, dios, el futuro, las ambiciones, los amigos y el amor). En otras palabras, los dispositivos de interpretación, y las estrategias que construye cada uno, son los que nos permiten construir la materia de la vida y la “realidad de nuestros sueños”.

Las pautas de observación (el “ que” observar) son orientativas para el investigador, y se acomodarán a las organizaciones particulares: diferentes para una escuela rural o una urbana; un centro comunitario dentro de una villa, o un barrio de clase media; una sección particular dentro de una organización o una organización en su conjunto; una agrupación barrial o un barrio. Las pautas ayudan a determinar focos de observación: contextos dentro de otros contextos, encuadres de observación, determinación y expresión de los problemas/conflictos/fortalezas/amenazas/recursos potenciales, etc.

GUÍA DE PAUTAS DE OBSERVACION SOCIAL.- Vizer. (Cátedras: Promoción y comunicación comunitaria. Universidad de Buenos Aires).

Descripciones mas “objetivas” (u “objetivables”).

Registro de datos, información formal, etc. Percepciones, hipótesis e interpretaciones sobre procesos subjetivos (o trans-subjetivos)

1) Datos formales de la institución o comunidad.

2) Organigrama (dependencia institucional, jerarquías, áreas o sectores internos.

3) Lo “escrito”:

a) La “historia”; la memoria contada, escrita (que fue y que “es” la institución o comunidad).

b) Visión/ misión/ objetivos (razón de ser de la org.).

c) Las actividades que se realizan (que se dice y que “se hace”).

d) Registros, estadísticas, documentos, encuestas, etc.

4) las condiciones espacio-temporales (descripciones del lugar y los tiempos de la organización y de las personas en el lugar). Disposición de “espacios y tiempos para” actividades específicas: reunión, deporte, juventud e infancia, etc. Grado de complejidad organizacional.

5) Los medios de comunicación propios (folletos, videos, boletines, carteleras, e-mail página web. La señaléctica; hojas informativas, etc. La “conectividad”.

6) Los canales formales/establecidos de circulación interna de la información.

7) Tipología de conversaciones predominantes: asertivas (verdad), directivas (órdenes); expresivas (lo emotivo); comisivas (promesas): declarativas( marcadores de poder del hablante).Lo kinésico y lo proxémico (lo gestual/corporal que acompaña a las palabras).

8) Recursos: materiales, humanos, financieros, de infraestructura (factibilidad física concreta).

9) Territorio donde se ubica físicamente, o lugar donde se “inscribe” la realización de tareas (el medio en que se realizan las acciones instrumentales).

10) Características de la población: beneficiarios directos e indirectos (registro, caracterización y definición de las necesidades y problemáticas por parte de los miembros de la org. o comunidad.

11) vínculos formales interinstitucionales: redes, convenios,

subsidios (en relación al estado o al sector privado o bien el “Sector Social”: ONG´s, Asoc. Vol.)

12) Consideraciones y expectativas manifiestas (de la org. y/ o de sus miembros) respecto a la tarea que debe/puede o sabe hacer el investigador.

13) Demandas manifiestas (conocidas previamente o explicitadas a los investigadores a lo largo del proceso). 1) Análisis e interpretación de los datos formales.

2) Relaciones entre los individuos de la organización. Agrupamientos. Tipos de liderazgo.

3) Lo “no escrito”:

a) Mitos fundacionales; contextos históricos; creencias, imaginarios, etc.

b) Cumplimiento de las pautas y los objetivos en relación a las prácticas declaradas.

c) Observación participante en la vida cotidiana del “colectivo”. Investigación-acción-participativa (IAP).

d) Comentarios, anécdotas, y “detalles” sobre valores individuales/compartidos, emociones, etc.

4) Grado de conformidad de los miembros con las tareas. Niveles y grado de interés y participación en diferentes actividades de “bien común” de la comunidad. Tipos y valorización de actividades.

5) Primer análisis de contenidos de los mensajes en las publicaciones, radios o web (como se “construye” a sí misma como (id)entidad y en relación al afuera).

6) Circuitos espontáneos de circulación de la información (por rumores, en lugares informales de encuentro, por fuera de la organización, etc.).

7) La org. es mas “autoritaria o democrática” y participativa, mas horizontal o “vertical”, mas fragmentada o integrada, mas abierta o mas cerrada, mas inclusiva o exclusiva, mas “instituída” o mas instituyente?.

8) Los recursos potenciales: capital social y humano en tanto motivación, educación, sinergia, redes sociales.

9) Relaciones entre los miembros de una org. y sus contextos inmediatos.

10) Participación de los “beneficiarios” en la vida de la organización, y en las tareas que se desarrollan con “el afuera”.

11) Vínculos con aspectos y entidades macrosociales (contextos mediatos: económicos, políticos, culturales, medios de comunicación). Cooperación con otras instituciones.

12) Registrar como son recibidos y tratados Uds. (los investigadores) en la org. o comunidad (y por “quienes”). Como es valorada la tarea que realizan (o que se proyecta realizar).

13) Demandas “latentes” (que se expresan de modos indirectos) y su

relación con las necesidades (percibidas o no).

Las pautas de observación (el “ que” observar) son orientativas para el investigador, y se acomodarán a las organizaciones particulares: diferentes para una escuela rural o una urbana; un centro comunitario dentro de una villa, o un barrio de clase media; una sección particular dentro de una organización o una organización en su conjunto; una agrupación barrial o un barrio. Las pautas ayudan a determinar focos de observación: contextos dentro de otros contextos, encuadres de observación, determinación y expresión de los problemas/conflictos/fortalezas/amenazas/recursos potenciales, etc.

EL DISPOSITIVO ANALIZADOR EN ACCIÓN: Investigación-acción, diagnóstico e intervención social.-

Análisis de situación utilizando el dispositivo a una Asociacion de recuperacion de poblados.

Categorías Síntesis

Conceptual. Descripción

Diagnóstica Posibilidades de intervención

1. Acciones instrumentales - producción

-Trabajo

-Función económica

-Mision

- Visión

- Objetivos

- Condiciones materiales

- Condiciones de trabajo.

- Espácio físico. La Asociación R, Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen, es una Organización No Gubernamental sin fines de lucro que se sustenta con el aporte de sus socios particulares y el apoyo de algunas empresas privadas que colaboran brindándole servicios necesarios para su funcionamiento o pequeños montos de dinero en ocasiones especiales.

Está integrada por 30 voluntarios que colaboran ad honorem. Todos son profesionales y colaboran con la institución aportando su know-how y expertise para la implementación de programas de desarrollo que permitan la recuperación de los pueblos en riesgo de desaparición de la Argentina. En la mayoría de los casos RESPONDE es una actividad secundaria en la vida de los voluntarios. En algunos casos es primaria pero mientras buscan un trabajo rentado que les de sustento económico, con lo cual, cuando encuentran trabajo dejan de concurir a la organización o sus horarios y posibilidades de asistencia se ven fuertemente acotados. Esta situación lleva a que la interacción y comunicación entre lo voluntarios sea muy difícil de concretar y, por lo tanto, se de muy esporádicamente. Resulta necesario trabajar en la búsqueda de recursos económicos que permitan rentar a un equipo de trabajo permanente para darle continuidad a las tareas de la organización y evitar la alta rotación de voluntarios.

Como ese es un proyecto de largo plazo, mientras tanto podría cambiarse el método de selección de voluntarios. Sería importante que al nuevo voluntario se le impartieran reglas claras de funcionamiento de la institución aclarándole cuál es el grado de compromiso que se espera de él y cuáles son sus responsabilidades específicas y objetivos que debe lograr para poder medir su desempeño y aporte. La organización debería fijar también los días y horarios de concurrencia a las oficinas de cada uno de los grupos de trabajo para que los voluntarios a ingresar conozcan de antemano qué grado de concurrencia se espera de ellos.

En cuanto a la información y comunciación interna, podría, por ejemplo, establecerse un sistema de reportes semanales por sectores para que el resto de la organización esté al tanto de las tareas realizadas por los demás. Estos reportes podrían ser cargados a una intranet. Es importante que los responsables de cada uno de los grupos exijan la presentación de los informes a cada uno de los integrantes para darle continuidad a la herramienta.

Como esta, es necesario implementar otras actividades que permitan una comunicación más fluida entre los voluntarios para poder lograr de manera coordinada y conjunta todos los objetivos y metas de la ONG.

2. Organización política

Lo “instituído”

Lo formal, normas y reglas.

- Organigrama

- Estructura de poder, jerarquías.

- Toma de decisiones

- Modos de representación y delegación

- Detentación de poder.

- Regulaciones

- Lo repetitivo La organización fue fundada por la persona que pensó en el proyecto de ayudar a los pueblos a salir del aislamiento y el olvido. Por ese motivo, tenía en sus orígenes un perfil unipersonal : « yo quiero hacer esto, a quién le interesa ayudarme ? ». La fundadora es la Presidenta de la ONG.

Además de la Presidenta, la organización cuenta con una Comisión Directiva que toma las decisiones acerca del rumbo de la asociación. Cada uno de los miembros de la comisión asesora a la Presidenta en una temática específica.

Los voluntarios son siempre escuchados tanto por la Presidenta como por la Comisión Directiva y muchas de las acciones emprendidas nacen de propuestas de esos voluntarios.

Al crear la organización, la Presidenta pensó en formar un grupo con especialistas en diversas actividades de manera que cada uno de ellos pudiera resolver y tomar decisiones con respecto a la temática que dominaban. De todas maneras, la fundadora cumple el rol de líder carismático. En este sentido, no habría demasiadas acciones a implementar ya que el poder está repartido y no se generan conflictos.

Todos los integrantes de la asociación son escuchados y sus sugerencias tenidas en cuenta.

3. Dimensión normativa

Lo“instituyente"

-Organización “in”formal

- Valores y normas reales.

- Lo dinámico.

Disconformidades

-Problemas y conflictos.

-Motivación al cambio. La ONG tiene distintas áreas de trabajo : Emprendimientos, Salud, Educación y Capacitación, Turismo, Arquitectura y Urbanismo, Planificación Estratégica, Redes, Recursos Humanos y Prensa y Comunicación.

Además, en base a los proyectos que se emprenden se conforman grupos de trabajo con integrantes de cada una de las áreas antes mecionadas.

Todos los integrantes son voluntarios ad honorem salvo la recepcionista que es rentada.

Se trabaja dentro de un clima cordial, donde prima la responsabilidad social y el respeto y voluntad de colaborar con el prójimo.

Existen normas de organización y funcionamiento pero, sin embargo, no siempre son respetadas y tampoco se hacen respetar para el correcto funcionamiento y desarrollo de los proyectos.

Tal como mencionado anteriormente, es importante que las autoridades de la ONG reflexionen acerca de las normas de organización establecidas, ajusten las mismas a las necesidades actuales y tomen conciencia de la importancia y necesidad de hacerlas cumplir.

4. Dimensión espacial y temporal Construcción real, simbólica e imaginaria de los espacios y los tiempos del “colectivo”.

- Distribuciones de prácticas y objetos.

- Qué, cómo, donde y cuando se realizan las actividades.

- Relaciones con el poder, el control social y las decisiones sobre tiempos y espacios.

La Asociación tiene sus oficinas en la Ciudad de Buenos Aires, en una zona de facil acceso. El espacio físico es agradable y está ambientado de acuerdo con los colores institucionales de la organización.

Sin embargo, el lugar es muy pequeño como para que todos los voluntarios puedan encontrarse al mismo tiempo y se de la interacción necesaria para llevar adelante los proyectos.

Asimismo, cuenta con poco equipamiento informático o escritorios y lugares suficientes como para que trabajen muchas personas a la vez. Como actualmente no existe la posibilidad de alquilar oficinas más grandes, se recomienda fijar horarios y días de reuniones de los distintos grupo como para que no se superpongan las personas que necesiten hacer uso de las instalaciones o de los equipos.

También podría implementarse un sistema de reservas de salas de reunión o equipos.

5. Dimensión vincular Redes afectivas de contención-social: familia,

centros de atención para enfermos, menores, desocupados, etc.

- Centros deportivos.

- Actividades grupales o colectivas.

La asociación funciona como un espacio donde los voluntarios pueden realizarse personal y profesionalmente ya que cada uno colabora desde sus conocimientos profesionales para ayudar al prójimo y al país.

A partir de allí, pueden vincularse con ese otro rural que necesita ayuda para quebrar el aislamiento y el olvido en el que vive. Uno necesita dar y el otro recibir. RESPONDE es el nexo que los vincula en la posibilidad mutua de interactuar para que ambos saquen rédito de esa situación. En general, ese otro rural solicita ayuda en cuanto a ideas que le permitan quebrar su situación actual de estancamiento y el otro de la ciudad, justamente quiere aportar ideas desde su formación profesional.

Además, la ONG cuenta en su equipo con un psicólogo y un sociólogo que brindan contención a quienes lo necesiten. Continuar la línea de acción y analizar otras posibilidades de contención que mejoren la performance actual.

Ampliar la cantidad de voluntarios y de pueblos que se beneficien con las acciones de la asociación.

6. Imaginarios sociales - Conductas y percepciones de la gente.

- Cultura(s)

- Mitos (por ej. fundacionales).

- Ceremonias.

- Rituales.

- Identidad.

- Percepciones del mundo real Uno de los mensajes que siempre se intenta reforzar desde la organización es que las personas con las que se colabora para que puedan salir adelante no son « pobres » ni « pobrecitos » como los denominan en muchos casos, como por ejemplo, algunos sectores de la prensa. En la mayoría de los casos viven más dignamente que lo que lo hacemos quienes habitamos en la ciudad. Tampoco están muertos de hambre. El problema que tienen es que han quedado aislados, están perdiendo los servicios necesarios para seguir quedándose en el pueblo donde viven y éste va perdiendo población año tras año. Es necesario transmitir este mensaje a los nuevos voluntarios, a la prensa y a todos aquellos sectores que interpreten la situación de otra manera así como reforzarlo en los ámbitos que se considere necesario.

Conclusión.-

El análisis de situación de la organización R. utilizando el dispositivo permitió pensar en algunas problemáticas y posibilidades de intervención que no se habían planteado en un comienzo del trabajo como. Solo un ejemplo: significativamente, la denominación pobres / probrecitos que algunos sectores utilizan para referirse a las personas con las que colabora la organización, revela la actitud asistencialista con la que abordan su misión.

La realización de análisis-diagnóstico de situación sobre organizaciones de barrio (como las movilizaciones y la participación de vecinos en las Asambleas Barriales de la ciudad de Buenos Aires en plena crisis del 2001/2003) y sobre comunidades urbanas o rurales utilizando el dispositivo, permitió abordar y esclarecer tanto las problemáticas “objetivas”, como las representaciones y el mundo de experiencias subjetivas –o intersubjetivas- que constituyen la trama del “mundo de la vida” de diferentes tipos de organizaciones y colectivos sociales. Como analistas y mediadores sociales, este abordaje nos permitió pensar en algunas problemáticas que son compartidas por una gran cantidad de comunidades, como otras problemáticas que solo son específicas a cada colectivo social particular. Y también nos permite conocer sus fortalezas y debilidades, los puntos de quiebre, los juegos de intereses y de fuerzas que se hallan operando tanto en el interior como desde el exterior del colectivo. Nos permite diseñar estrategias y programas de acción sobre diferentes ámbitos, y dispositivos de intervención que no hubieran podido plantearse en el comienzo de cada trabajo sin una metodología apropiada.

Adendum.- Conclusiones sobre 16 años de Políticas de aplicación del Presupuesto Participativo por parte de la Prefectura de la ciudad de Porto Alegre bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores.- Helenice Carvalho.

Hasta aquí, la versión original del trabajo tal como ha aparecido en publicaciones especializadas. Con posterioridad, he tomado conocimiento de un trabajo de tesis realizado como investigación empírica de las estrategias –de información, comunicación, conocimiento y participación ciudadanas- implementadas durante 16 años por la Prefectura de la ciudad de Porto Alegre para aplicar el Presupuesto Participativo. Considero de interés reproducir un pequeño extracto del trabajo porque presenta un ejemplo concreto sobre algunas de las ideas ofrecidas por mí consideradas dentro de un nivel de proposiciones específicamente teóricas. El “extracto” que sigue a continuación corresponde a un trabajo presentado en el año 2006 para su publicación en la Revista Perspectivas, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Su autora es la Doctora Helenice Carvalho y lleva el título de “La experiencia del Presupuesto Participativo de Porto Alegre como ejemplo de educación para la ciudadanía: análisis de las estrategias comunicativas del Partido de los Trabajadores (PT) en las cuatro gestiones frente a la Prefectura Municipal de Porto Alegre”.

…“Hoy, la gran cuestión planteada en términos de comunicación es: como construir procesos de comunicación volcados desde y hacia las preocupaciones de la sociedad y como tornar esa cuestión social y políticamente estratégica? Otra preocupación es también, definir como la comunicación puede auxiliar a la construcción de ciudadanía y fomentar la solidaridad en el conjunto de la sociedad. Fue a partir de esas cuestiones que me he preocupado en desarrollar una mirada más detallada hacia el estudio de las estrategias de comunicación del Presupuesto Participativo, en especial, hacia las estrategias de comunicación formuladas para posibilitar, -mas allá de visibilidad, credibilidad y legitimidad- la implantación y consolidación de un proyecto político-administrativo diferente a otros tradicionales”.... “Otra cuestión que merece destacarse es la “red de relaciones” que se estableció para divulgar el PP. Fueron envueltas asociaciones de barrio, asociaciones de moradores, movimientos de madres, órganos representativos del municipio, y organizaciones de la sociedad civil organizada, creando un verdadero tejido a partir de una red de divulgación horizontal. Con eso, se puede decir que la estrategia de comunicación del PP fué el resultado de entrecruzamientos de códigos, técnicas, valores, apelos simbólicos y múltiples lenguajes. No hubo apenas una comunicación política lineal, sino una comunicación integrada que acompañó la complejidad de la propria sociedad. En suma, el PP era una propuesta compleja implementada para una sociedad compleja, lo que hacía necesaria una comunicación global, y por lo tanto, mucho mas compleja que la que constituía la práctica tradicional en términos de comunicación política gubernamental, o de la comunicación institucional de gobierno”.

Por último, “Cuando se habla en comunicación política como un proceso, se quiere decir que para interactuar con la sociedad es necesario mas que la simple publicización de la política. Antes que nada, es necesario que se haga un ejercicio de comprensión y concientización sobre aquello que se propone como público. Específicamente, en el caso del PP, fué preciso establecer un proceso socio-pedagógico-comunicacional, en el sentido de “equipar” a la población para “vivenciar” la política, pues los años de dictadura se habían ocupado de alienar algunas generaciones y hecho callar otras tantas. “Equipar” a la comunidad significó implementar estrategias mediáticas de manera amplia, utilizando a los medios como elemento pedagógico, con el objetivo de proponer cuestiones para involucrarla en un proceso reivindicatorio amplio, en el sentido de hacer participar a la sociedad de las decisiones que de alguna forma les incumbían. Se destaca también aqui el papel pedagógico de la comunicación, como campo social dotado de competencias interdisciplinarias capaces de potencializar las dinámicas comunicativas y las relaciones sociales, preocupadas en estimular la “voz” de los sujetos sociales envueltos en los diversos procesos colectivos de toma de decisión, en el sentido de promover nuevas posibilidades de interacción social participativa.

Entretanto, a pesar de los avances traídos por esa nueva forma de comunicar ofrecida por el PP, hay algunas consideraciones que precisan ser hechas:

La primera es sobre la necesidad que existe de hacer a la sociedad comprender que la “verdadera” comunicación política es un proceso híbrido atravesado por muchas mediaciones, con un énfasis no excluyente de la dimensión mediática de masas, pero que no debe reducirse a los medios, y mas recientemente, a la formación de redes virtuales.

La segunda es que deben ser consideradas las estrategias de comunicación generadas por la propria sociedad, pues la democracia se efectiviza en las interacciones complejas entre la sociedad civil y el Estado, haciendo que cuando se hable de democracia participativa se hable también de una comunicación participativa, visto que la política y la comunicación son areas que se entrelaçan.

La tercera es que, a despecho de todos los avances que pueden ser verificados en las estrategias de comunicación del Presupuesto Participativo, la construcción de esas estrategias aun fué elaborada en la esfera del Estado. O sea que no hubo una incorporación significativa de estrategias de comunicación que puedan haber surgido en el ámbito de la sociedad y de los grupos sociales que interactuaban a partir de las reuniones del PP. Si estas estrategias hubiesen sido de alguna manera incorporadas, ciertamente se verificaría un avance mucho mas significativo en la calidad de la comunicación del PP.

La cuarta es que la estrategia de comunicación, aún siendo definida por el Estado, reproduce cuestiones comunicacionales presentes en los modelos conservadores. O sea, aunque el Estado tenga interés en alterar el proceso de comunicación, éste avanzó muy poco hasta el momento, por la falta de recursos y también por un “conservadorismo”, que de alguna forma impidió que una comunicación participativa genuina pudiese avanzar.

De una manera general, la sociedad del siglo XXI espera que proyectos avanzados a nivel político tengan una comunicación también avanzada, en el sentido de que contemplen la posibilidad de interación e intervención en el proceso comunicacional, calificando mejor el diálogo entre las instituciones políticas y la sociedad”…

Bibliografía.-

Helenice Carvalho, Helenice. “La experiencia del Presupuesto Participativo de Porto Alegre como ejemplo de educación para la ciudadanía: análisis de las estrategias comunicativas del Partido de los Trabajadores (PT) en las cuatro gestiones frente a la Prefectura Municipal de Porto Alegre”. Tesis doctoral, Unisinos 2004, Brasil.

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II.- Socioanálisis, acción colectiva e intervención social estratégica.-

Eduardo Andrés Vizer

Introducción.-

En nuestras investigaciones sobre comunidades (barriales, urbanas o bien rurales) y sobre organizaciones y movimientos sociales en Brasil y Argentina, nos hallamos replicando un marco conceptual de análisis que promueve la construcción y refinamiento de teoría y práctica sobre las organizaciones sociales y sus diferentes dimensiones socioanalíticas, asociadas a los procesos de formación y de transformación de colectivos sociales: en las relaciones formales e informales; en los vínculos primarios (“las redes de contención” de los individuos); las actividades instrumentales (técnica, trabajo); la apropiación y distribución tanto pública como privada de los espacios y los tiempos; y finalmente, la movilización para la apropiación de los recursos simbólicos y culturales que acompañan a los procesos de resistencia social. Por último, intentamos entender el rol estratégico que juegan las prácticas expresivas de apropiación social de las tecnologías de información y comunicación.

Política y acción colectiva en América Latina.-

A partir de los años 70, la gobernabilidad social y los procesos políticos latinoamericanos se vieron sacudidos por profundos cambios: desde el nivel de la geopolítica mundial (los acuerdos de la Trilateral), hasta las transformaciones socioeconómicas en las estructuras sociales y la aparición de diversos movimientos políticos contestatarios. En América Latina, la ebullición de una conciencia política “radical” tomó predominantemente la forma de las propuestas de acción directa por parte de "vanguardias emancipadoras” (como la guerrilla urbana y la rural). La reacción de los sectores dominantes amenazados no se hizo esperar, y se manifiesta en el auge de las dictaduras militares hasta mediados de los ochenta. Nacionalistas en el discurso, liberales en lo económico, fascistas en lo político y reaccionarios en lo social y lo cultural, una vez eliminado el “enemigo interno”, la incongruencia de posiciones y el conflicto de intereses –y en la Argentina la crisis económica y el militarismo aventurero de la Guerra de Malvinas- fueron corroyendo las bases de sustentación de los regímenes militares. La ingobernabilidad ya no era un resultado de la fragilidad de los “estados de derecho” de los regímenes civiles, sino que surgía dentro de los propios regímenes de hecho, o sea, en el seno de los gobiernos militares, incapaces de articular políticas económicas, sociales y culturales que canalizaran las demandas de una sociedad que había dejado de creer ingenuamente en líderes providenciales, o en un orden impuesto desde arriba y sin la legitimidad de un mínimo de consensos compartidos.

Con la caída de las dictaduras, en algunos casos en forma abrupta, y en otros dando lugar a una transición gradual en la forma de una “dictablanda”, fueron surgiendo los procesos de democratización latinoamericana y las modificaciones consiguientes en las expresiones políticas, en los movimientos sociales y en los abordajes teóricos de la investigación social sobre nuestras sociedades. Desde la mirada de los estudiosos –ya sean los clásicos observadores “neutrales” o los comprometidos intelectuales críticos-, los cambios repentinos de la realidad política internacional -como el fin de la Guerra Fría- el acceso a las nuevas tecnologías de la informacón y la comunicación, así como la expansión mundial y la concentración masiva y homogeneizadora en el consumo de las industrias culturales, fueron minando en el mundo académico, tanto las concepciones conservadoras de la escuela funcionalista, como también la vigencia de la escuela alternativista latinoamericana. Las visiones sobre modelos de desarrollo alternativo al capitalista, fueron cayendo -prematuramente- con el Muro de Berlín y el aggiornamiento del régimen de Pekín. Paralelamente, comenzaba a surgir una nueva derecha, que ya no miraba solamente al pasado y “a los buenos viejos tiempos”. Se embanderaba con valores y discursos caros a los sectores progresistas: cambio, libertad, proyecto de futuro, etc. En la década de los noventa, con el auge de las políticas neoliberales, el paradigma del conflicto social y la oposición violenta, comenzó abruptamente a ser suplantado o transfigurado en otros imaginarios sobre la inclusión, la integración social y el pluralismo, los derechos humanos, el reconocimiento de las minorías, las identidades y el derecho a la diferencia. El conflicto social se iba despolitizando en el sentido de renegar de las figuras de “sujeto histórico”, al mismo tiempo que tomaba nuevas formas de expresión militante (militancias sociales que paradójicamente se declaraban “apolíticas”). El cuerpo social (concebido en términos colectivos como pueblo, clase social, trabajadores, etc.) se iba fragmentando y anarquizando en grupos y sectores sociales. Muchos embanderados con el derecho a la identidad y a la diferencia, pero siempre dentro de un paradigma de integración al sistema. El derecho a la diferencia dentro de una igualdad formal, y –viceversa- la igualdad de derechos como sustento legítimo de las diferencias reales. Fueron afirmándose como valores fundamentales la libertad individual de elección (ya no solo política, sino sexual y cultural), la igualdad y el reconocimiento de derechos, el acceso a condiciones a recursos y/o medios de vida que aseguren posibilidades de inclusión social. Todo esto sustentado –y muchas veces reconocido como “políticamente correcto”, pero asimilado al discurso público -en especial al lenguaje político electoral-, pero muy lejos de las acciones y las políticas concretas.

No deja de ser irónico que estos imaginarios se fueran instalando como parte de la nueva "cultura de la democracia" al mismo tiempo que las políticas neoliberales iban produciendo precisamente una realidad social que promovía lo contrario: con la apertura y concentración económicas emergían nuevos procesos de exclusión y desintegración social, así como un "pensamiento único" y un fundamentalismo economicista que reniega de un pensamiento plural, a no ser que pueda ser transformado en alguna forma de producto de consumo.

El resurgir de las democracias en la década de los ochenta y noventa, llevó a proseguir con mayor ímpetu la tendencia de trabajar en y con las comunidades locales en un pié de igualdad para construír (en muchos casos reconstruír) las bases plurales de las formas institucionales de un régimen democrático. A la sobrevalorada idea-fuerza de la emancipación social colectiva -que había movilizado violentamente a una generación anterior fascinada con un idealismo que fué abatido por las armas, pero sobre todo por la crisis de los regímenes del “socialismo real”- se le han planteado como sucesoras nuevas ideas-fuerza sustentadas por movimientos sociales variados, con intereses y valores específicos y particulares, que buscan reconocimiento e integración dentro de espacios institucionalizados de la propia sociedad. No buscan cambiarla colectivamente, no buscan adueñarse del Estado por asalto, ni tampoco confían en las estructuras institucionalizadas, o en los políticos y los funcionarios que pretenden seducirlos con promesas incumplidas. Estos nuevos movimientos sociales se expresan en una doble dimensión argumental, por un lado la defensa y la construcción paulatina de un universo de discurso colectivo y "universalista", asentado sobre valores como Derechos Humanos, Derechos sociales, Ciudadanía, Género (y derecho reproductivo), Medio Ambiente, derecho a la identidad y a la diferencia, y alguno que otro término que expresa las ideas-fuerza de una variedad innumerable de agrupaciones del creciente y pujante Sector Social (o Tercer Sector). Todos como nuevos movimientos que expresan la diversidad actual de la sociedad civil. La segunda línea de discurso argumental que construyen aparenta ir en sentido contrario: se construye sobre las condiciones específicas de cada agrupación ("asociación voluntaria" en términos de Turner, 1999); según sus intereses, necesidades y percepciones particulares o locales, ya sean de naturaleza económica, política o cultural. Los discursos y valores particulares buscan un reconocimiento dentro de los espacios públicos de acción y de expresión (las calles, las plazas, a veces los medios de comunicación) y el acceso a los círculos de decisión del Estado (municipios o gobernaciones) mediante una práctica de expresión y de acción social, la que es evidentemente política, pero -curiosamente- rara vez reconocida como tal por las propias asociaciones o movimientos.

Consideraciones históricas y teóricas para el análisis de los movimientos sociales.-

Melucci (2001), propone como planteo teórico, descomponer los elementos que conforman la acción colectiva de los movimientos contemporáneos. Esto exige un cuadro conceptual diferente del que ha presentado el capitalismo industrial en el mundo desarrollado.

En América Latina las 3 “T” siguen siendo las banderas más dinámicas para las acciones colectivas de los MS (o sea: tierra, techo y trabajo). Contra toda previsión optimista y “posindustrialista”, centrada en la tradición del desarrollo económico por etapas (recordar a Rostow y el desarrollismo de los años 60) la globalización y las políticas de apertura indiscriminada de los mercados nacionales de los 90, profundizaron en pocos años la marginación, el desempleo y los conflictos sociales, generando inevitablemente las condiciones para una fuerte cultura urbana de la protesta y la reorganización de los movimientos de reivindicación social. Y este fenómeno de organización, protesta y reivindicación, se ha generalizado a los barrios, a infinidad de temas sociales, políticos y culturales, y se halla asociado a las representaciones sobre los derechos ciudadanos en un régimen democrático. Se ha institucionalizado una conciencia “glocal” (tanto local como global) sobre los derechos y las demandas, tanto por parte de los que se hallan sobreviviendo en las bordes del sistema como de los que conforman sus bases de sustentación mas integradas y aún privilegiadas (las que componían el amplio espectro de las clases medias, muchas de las cuales se empobrecieron, o bien conservan aún ingresos considerables, pero que ya han perdido la sensación de seguridad y la estabilidad laboral, fenómeno que ya no es solo privativo de las clases medias).

Hasta mediados de los noventa, merced al aporte de fondos públicos o la ayuda manipulativa de gobiernos, los MS se habían ido transformando de voceros de la protesta en movimientos asimilados a ONG’s, con programas específicos y “propositivos”, ajustados a la administración de proyectos en plazos determinados. Las movilizaciones pasaban a ser acciones sinérgicas de organización social para apoyar y participar en proyectos y programas de acción localizados y específicos: mujeres, jóvenes, adultos mayores, infantes, etc. Podemos decir que el militante tradicional se había ido transformando en un líder organizador de “clientelas” consumidoras de servicios que el Estado aún podía brindar (como supervivencias del Estado de Bienestar, sostenidas ahora contrayendo deuda con fondos de organismos internacionales como el Banco Mundial). Sin embargo, tras el “Tequila” de mediados de los noventa, y en especial con las crisis de la deuda externa (Argentina 2001), y por otro lado el surgimiento de movimientos sociales globales (MSG, expresados en los Foros Sociales a partir del año 2000), las movilizaciones populares resurgen con todo su dinamismo. Apoyados y realimentados desde fines del siglo XX con las posibilidades que brindan las Tecnologías de Información y Comunicación (el mismo Foro Social Mundial representa una expresión privilegiada de la asociación entre los MS y las TIC’s en este nuevo milenio).

En principio se presentan diferentes perspectivas teóricas para abordar el análisis de los movimientos sociales. Podemos decir que desde una perspectiva sociológica tradicional, la noción de acción colectiva encuadra a los MS en relación a procesos sociales e históricos de un nivel macro social (las acciones colectivas tienen un objetivo –o un blanco- exterior, hacia el cual –o contra el cual- se dirigen las acciones). Sin renegar de la importancia de los análisis macro, considero que se pueden realizar mayores avances por medio de la investigación empírica de los MS si optamos por estudiar sus formas organizativas, sus representaciones sociales y el tipo de relaciones, negociaciones y discursos que establecen con sus contextos y con los actores sociales a los que interpelan. Se hace necesario investigar las formas en que plantean las reivindicaciones, sus concepciones sobre el poder, el Estado, las modalidades de realización de acciones sociales, las prácticas de discusión y toma de decisiones, etc. Podría objetarse que este abordaje no parece aún suficientemente macro social, y que es mas apropiado a las organizaciones fuertemente estructuradas de la era industrial que a las características flexibles y posmodernas de la “sociedad en red” contemporánea que plantea Castells.

En este sentido, podemos sostener que se plantea la necesidad de un doble abordaje. Por un lado, la exigencia estratégica de estudiar los MS actuales como formas de acción colectiva que se construyen en función de las condiciones económicas, políticas y sociales críticas de este nuevo milenio superglobalizado y supercomunicado gracias a las posibilidades y las influencias de las TIC’s. Este cuadro global externo, es el que genera el contexto para la acción social de los MS (por ej. la organización de los Foros mundiales y regionales). Una segunda perspectiva de análisis, complementaria a la anterior, consiste en comprender la emergencia de nuevas y diferentes formas de organización flexibles, surgidas de las actuales condiciones de existencia social y de la vida cotidiana. En otras palabras, además de observar las condiciones políticas y económicas “externas y objetivas”, se ha hecho indispensable conocer las condiciones “internas” de los mundos de la vida que generan el contexto psicosocial en que los individuos y los grupos cultivan sus entornos sociales y culturales, sus habitus y sus modos de apropiación y organización (o cultivo) de los recursos, del espacio y del medio ambiente, de los “usos del tiempo”, de las redes sociales, políticas, tecnológicas, simbólicas, culturales. En otras palabras, tomando en cuenta la propia complejidad del medio social y cultural, de las posibilidades y los recursos crecientes que permiten a los agentes y a los movimientos sociales apropiarse y cultivar los capitales sociales, tecnológicos y simbólicos que les permitan acrecentar su capital político y humano.

Propuesta para una metodología de análisis e intervención estratégica en comunidades e instituciones de acción colectiva.-

Aunque algo extensa, considero útil extraer la siguiente cita de Movimientos sociales: nuevas tecnologías para nuevas militancias:

“Se pueden definir seis dimensiones o ejes de análisis comunes y compartidos por todos los colectivos sociales: 1) sobre las técnicas y los conocimientos y prácticas instrumentales de acción; 2) las relaciones de poder instituídas (sus prácticas y sus dispositivos); 3) las acciones de resistencia y transformación (instituyentes?); 4) las formas de apropiación de tiempos y espacios; 5) la reconstrucción de los vínculos (familia, amor, amistad, instituciones de contención); y finalmente, 6) el enorme universo de la cultura, la comunicación y las formas simbólicas.

Metodológicamente, las seis categorías se pueden considerar como variables teóricas, con dimensiones, indicadores y observables que en nuestros trabajos de campo se describen e interpretan por medio de un “Dispositivo de análisis” (al que he denominado de Socioanálisis; Vizer, 2004/2005). La hipótesis original establece que toda forma de organización social se (re)construye a sí misma como un sistema complejo sujeto a la (re)producción (cultivo) permanente de sus elementos y de la trama de relaciones de interdependencia mutua entre los individuos que constituyen la organización. “Los individuos y las poblaciones reconstruyen, modelan y cultivan sus propias ecologías (ecologías físicas, sus tiempos y espacios ambientales, sus entornos socioculturales, afectivos e imaginarios); reconstruyen –por medio del trabajo- su medio ambiente transformando a la naturaleza, a sus propias culturas, sus estructuras e instituciones sociales, sus tecnologías, y sus vínculos” (Vizer, 2004).

Los movimientos sociales representan una forma específica e históricamente diferenciada de organización social surgida hacia fines del siglo XIX, como manifestación de sectores sociales fundamentalmente urbanos que han cobrado conciencia de hallarse sujetos a condiciones de vida no solo injustas o restrictivas, sino además compartidas por un sector o grupo social identificable e identificado.

Podemos decir que los MS representan en principio la expresión dialéctica y manifiesta de la complejidad, la diversidad y la conflictividad social. Una forma de acción social que pretende justamente transformar las condiciones objetivas de su “ambiente”. Más que reconstruirlo por medio del trabajo condicionado al “sistema” o a las limitaciones de su mundo de la vida, busca formas de acción colectiva para modificar a ambos. Como se puede apreciar, los MS tienen como característica fundamental:

1. Desarrollar (prácticas y dispositivos instrumentales de acción);

2. A fin de transformar (las relaciones y las prácticas de poder instituídas: por ej. en el gobierno, el sistema legal, las formas de propiedad, etc.);

3. Por medio de la movilización (acciones de resistencia instituyentes);

4. Apropiándose conflictivamente (de tiempos y espacios) públicos (cortes de rutas, toma de edificios y empresas cerradas, etc.);

5. Motivados para cultivar (vínculos, instituciones de agrupamiento y contención);

6. Motivados e inspirados creativamente por (el enorme universo de la cultura, la comunicación y las formas simbólicas).

Las seis dimensiones que propongo pueden representar tanto a los procesos de reproducción de comunidades e instituciones tradicionales o “estables”, como a los movimientos que buscan su transformación. La articulación y la combinación de las diferentes categorías, organiza y estructura en los actores sociales la percepción, las creencias y las acciones sobre la realidad en diferentes órdenes: desde el mundo “real”, pasando por los procesos simbólicos y comunicativos, hasta movilizar los imaginarios de la vida social. Las luchas de los MS se desarrollan en las mentes y los cuerpos, pero fundamentalmente buscan intervenir en la formación de los universos de sentido de la sociedad y la cultura (creencias y mitos sobre la naturaleza, la sociedad, el sujeto, la cultura, y la técnica). La función del imaginario precisamente consiste en llenar los espacios y los tiempos de lo real y lo simbólico que aún se hallan vacíos de sentido, o bien cargados de un sentido negativo (la muerte, el futuro, las enfermedades). Las religiones, las utopías y los ideales se ocupan precisamente de “construir valor y sentido” (Vizer, 2003), en los espacios donde reina la incertidumbre. El viejo existencialismo sostenía que ante esos momentos de vacío, la conciencia de los límites nos obligaba a elegir, o sea que “estamos condenados a la libertad”.

A su vez, los procesos y los agentes sociales se constituyen mediante una doble faz de las prácticas sociales (a la que Giddens denomina “doble hermenéutica”)(1991). La práctica en tanto acción social “objetiva”, y en segunda instancia, la práctica en tanto sentido de la acción, entendida como comunicación humana y social.

Desde la perspectiva de un análisis estrictamente sociocomunicacional, he propuesto tres funciones diferenciadas en los procesos discursivos y comunicacionales: una función referencial, una inter-referencial, y por último una función autoreferencial (Vizer 1982). La primera como dispositivo de construcción discursiva de "representaciones objetales" (de qué se habla); la segunda como construcción de relaciones y vínculos entre actores sociales que se "referencian" mutuamente (cuando se habla, se habla con alguien, con un interlocutor que puede o no estar presente en la comunicación). Finalmente la tercera como proceso de presentación del sí mismo en sociedad, y como marcas de identidad –e identificación- de una organización y/o un movimiento en tanto sujeto y actor social (quién es el que habla; ya que el reconocimiento social implica la representación de un sujeto social). Las prácticas sociales se expresan entonces comunicacionalmente en tres dimensiones (funciones): a) como referenciación y construcción simbólica del mundo de los objetos (la dimensión del discurso que se refiere a la “realidad exterior”); b) como función de interreferenciación entre los agentes sociales. O sea, las modalidades de establecimiento de relaciones entre actores sociales (generalmente denominada interacción social). Y por último, c) una dimensión de autorreferencial de los propios agentes sociales, los modos, estilos y términos que emplean las organizaciones -o bien que empleamos nosotros mismos como individuos (conciente o inconcientemente)- para “presentarnos” ante los demás y ante el mundo (como las mujeres y los hombres, los políticos y los artistas que se “producen” para construir una imagen pública de sí mismos)”.

Para entender la complejidad de las relaciones que entretejen a los movimientos sociales con sus contextos políticos, sociales y culturales, hace falta no solo incluir en el análisis de sus acciones a las palabras y los escritos, sino también la sutileza y la amplitud de los procesos simbólicos en que desarrollan sus luchas y sus negociaciones internas y externas.

Podemos concebir a la comunicación en tanto proceso de construcción de sentido y de valor. Partiendo de la hipótesis de que debemos considerar estratégico el estudio de las relaciones de sentido que se “construyen” como formas de apropiación simbólica del mundo (como un “cultivo” que promueve la generación de valores sociales). Los procesos de información y de comunicación se conciben como dispositivos culturales (cualquier clase de lenguajes, imágenes, símbolos y hasta normas de acción social) a los cuales los agentes sociales recurren como recursos para “construir y cultivar” contextos y ambientes con relaciones previsibles y estables. Los procesos de socialización y adaptación ecológica de la experiencia en nuestras sociedades complejas y plagadas de incertidumbre, requieren desarrollar las competencias para manejarnos en los diversos dominios instituídos –e instituyentes- de la realidad (aunque sea una perogrullada, se debe aclarar que en el mundo real no existe una diferencia entre instituido e instituyente, sin embargo es útil aprehender el sentido simbólicamente diferenciado que adquieren estos procesos para los actores sociales). Este “trabajo experiencial” (este “cultivo”) les permite reproducir permanentemente los “mundos de la vida”. Dominios de realidad que los agentes sociales vivencian como una auténtica ecología. Una ecología –o bien topología- material del mundo físico en relación con el propio cuerpo (nuestra experiencia de la percepción del mundo que nos rodea es holística); una ecología social (sentido de pertenencia e identificación con colectivos sociales: pueblo, clase, patria, etnía, o aún “multitud”); una ecología “afectiva” de familia, amigos, grupos, religión y “hermanos en la fé”, etc. Además nuestros mundos de la vida también se configuran en una ecología simbólica de las formas culturales (arquitectura, expresiones artísticas y culturales, lenguajes y códigos, etc.).

Los procesos de comunicación se presentan como la manifestación “simbólica y cargada de sentido”, a través de la cual una comunidad construye culturalmente su ecología social. Un “cultivo” ambiental, un entorno que los propios hombres generan (cultivan) a través de diferentes formas de aprendizaje, de trabajo o de lucha, produciendo los recursos necesarios para el colectivo social. Los agentes sociales se ponen en “enacción” por medio de dispositivos culturales aprendidos y reconstruídos permanentemente. Proceso que implica a la vez un trabajo de estructuración sobre el espacio y el tiempo: trabajo físico y también social, cultural-simbólico e imaginario. Las sociedades y sus organizaciones construyen dispositivos, los que se instituyen como estructuras de un sistema a fin de ocupar, desarrollar y distribuir “racionalmente” los múltiples espacios y tiempos que les aseguren el acceso a los recursos para su supervivencia: prácticas instrumentales; normas, valores y rutinas formales e informales; estilos de vinculación y asociación social; organización espacial y temporal de sus “ambientes”; dimensiones culturales, simbólicas e imaginarias.

En conclusión, en nuestras investigaciones sobre comunidades (barriales, urbanas o bien rurales) y sobre organizaciones y movimientos sociales en Brasil y Argentina, nos hallamos replicando un marco conceptual de análisis que promueve la construcción y refinamiento de teoría y práctica sobre diferentes dimensiones asociadas a los procesos de formación y de transformación de colectivos sociales: en las relaciones formales e informales; en los vínculos primarios (“las redes de contención” de los individuos); las actividades instrumentales (técnica, trabajo); la apropiación y distribución tanto pública como privada de los espacios y los tiempos; y finalmente, la movilización para la apropiación de los recursos simbólicos y culturales que acompañan a los procesos de resistencia social. Por último, intentamos entender el rol estratégico que las nuevas tecnologías de información y comunicación desempeñan en este brave new world que nos toca vivir.

Dispositivo de análisis: Investigación-acción, diagnóstico e intervención social.-

EL DISPOSITIVO DE ANÁLISIS-DIAGNÓSTICO EN ACCIÓN: Análisis de situación utilizando el dispositivo de investigación-acción, diagnóstico e intervención social.-

El siguiente es un ejemplo reformado de aplicación del dispositivo para el análisis-diagnóstico de una Asamblea de vecinos en el barrio de San Telmo (ciudad de Buenos Aires), realizado por alumnos de la Cátedra de Promoción Comunitaria de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el segundo cuatrimestre del año 2002. De Vizer, Eduardo A., “La trama (in)visible de la vida social: comunicación, sentido y realidad”, cap. IV, 269/274. 2ª. Edic. Bs. As.: La Crujía, 2003/2006.

“ASAMBLEA 20 DE DICIEMBRE”

Organigrama de dimensiones

CATEGORÍAS SÍNTESIS CONCEPTUAL DESCRIPCIÓN DIAGNÓSTICA POSIBILIDADES DE

INTERVENCIÓN

1-Acciones Instrumentales

Producción – trabajo – función económica. Dispositivos instrumentales. La Asamblea 20 de diciembre es un movimiento que se sustenta a través de varias vertientes que concluyen básicamente en dos, el desarrollo autogestionado de sus comisiones (trueque, feria, cooperativa de trabajo y cooperativa de vivienda) y por otro lado la asistencia económica que brinda la Secretaría de promoción Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (bolsones de comida, materia prima para comedor y merendero) Encontrar los mecanismos y herramientas que

posibiliten una circulación de la información

pareja, en lo que respecta a la

comunicación interna. Esto es, que todos los

concurrentes a la Asamblea puedan difundir las

características de las actividades que

desarrollan y en las cuales están

involucrados(hora de reunión, responsables,

objetivos, novedades) y que aquellos que quieran

enterarse de esa información sepan donde y

cómo encontrarla. Con relación a la

asistencia económica recibida departe del GCBA,

si bien no esto es algo que no nos compete cambiar,

sí sugerir formas de generar

un debate democrático acerca de la

administración de esos fondos.

2- Organización política y “admi

Nistrativa”. Lo “instituído”

Lo formal, normas y reglas.

Dispositivos de toma de decisiones, modos de representación y delegación- detentación del poder. El poder está bastante claramente delimitado. Hay un líder acompañado por un número limitado de integrantes que son los que realmente intervienen en las decisiones de la asamblea y, al mismo tiempo son los promotores de las actividades que allí se realizan y de la misión que debe tener en tanto asamblea. Todo esto sostenido por un discurso ideológico muy claro y una trayectoria militante de la cual la mayoría carece. Si bien se realiza una asamblea general semanal en la que todos los asistentes pueden tener acceso a la palabra, las decisiones que finalmente se toman o los discursos que son tenidos en cuenta son los brindados por aquellos que participan de la manera que aquel líder interpreta como forma válida. Por ejemplo: para tener acceso a la bolsa de comida que otorga el GCBA se debe tener el 100% de la asistencia a la reunión de los sábados. Fomentar espacios y tiempos de discusión y

debate que no sean específicamente los días

de reunión de la asamblea general (sábados) ya

que al colmar la capacidad del lugar no es posible

que todos se escuchen entre sí. Por ejemplo, se

podrían armar talleres con temáticas referidas a

problemas cotidianos en los que se intercambien

experiencias, temores, deseos. Esto, además

de ayudar en esas inquietudes ayudaría a

gestar una conciencia colectiva y de interés

hacia la organización como un todo, como una

comunidad en la que, lentamente, el poder se

conciba como “poder hacer” entre todos,

“poder elegir entre todos”, “poder decidir entre

todos”.

Esta sugerencia viene de la mano de fomentar

la participación desde una hacer y no desde una

presencia física para “acceder a” un bolsón de

comida.

3-Dimensión valorativa y normativa alternativas Organización de la Institución. Valores, normas. Misión y visión “alternativos” a la organización tradicional La asamblea está organizada principalmente por comisiones de actividades y proyectos en la que cada una tiene un representante que formará parte de la dirección de la asamblea. Todos los integrantes deben comprometerse a trabajar en la asamblea con una asistencia mínima de una vez por semana. La dirección está trabajando en un proyecto de realización de un carnet para cada uno de los integrantes que efectivamente se comprometen en cualquiera de las actividades y además participen de los actos que organice o adhiera la Institución.

Asociado a la dimensión anterior.

Ayudar a crear conciencia de que pertenecer a

un lugar no es asistir a ese lugar y que llevar un

carnet colgado como distintivo, corre el riesgo

de acentuar el sentido de desigualdad entre los

mismos actores de la comunidad, sobre todo si

la elección de quienes pueden llevarlo son

aquellos que detentan el poder.

4- Dimensión espacial y temporal Construcción y “cultivo” real, simbólica e imaginaria del espacio y de los tiempos. Con respecto al espacio físico de reunión, la asamblea se desarrolla en un bar que no funciona comercialmente, en el cual vive el líder de la asamblea. En el lugar no hay restricciones para el ingreso. Por otro lado, hay una posición con respecto al espacio territorial del barrio, ya que es una zona muy ambigua, con clases sociales muy diferenciadas que pujan por apoderarse del espacio. Por un lado está la clase media representada por los comerciantes tradicionales de la Plaza Dorrego y sus alrededores que luchan por conservar el barrio y su casco histórico en función del turismo y de una imagen que en la realidad no representa a todos los habitantes del barrio; ya que son muchos los vecinos que viven en hoteles familiares, municipales, casas tomadas, viviendas con orden de desalojo inminente.

Este último entramado de personas son en su mayoría los concurrentes a la Asamblea 20 de diciembre. Ya que el lugar donde se desarrolla la asamblea,

funciona como merendero y comedor infantil,

sugerir el cuidado entre todas las familias de

ese espacio en lo que respecta a higienización y

sobre todo, a respetar ese espacio de los

chicos para que no se invada con las reuniones

de comisiones, etc.

5- Dimensión vincular

Instituciones y redes afectivas de contención-social.

El “cultivo”social familia,

centros de atención para enfermos, menores, desocupados, etc.

La asamblea funciona como una fuente de contención de los más necesitados del barrio, ya que se hace cargo de las demandas de las familias carenciadas ya sea, a lo que a lo alimenticio respecta, como de vivienda, o empleo. Con respecto a la salud está en contacto con la salita del barrio con la que colabora repartiendo la leche que entrega promoción social. Asimismo se compromete a conseguir medicación para quienes no tengan recursos. Todas las demandas son satisfechas siempre y cuando los vecinos tengan la participación anteriormente mencionada en la asamblea. Asociado a lo expresado sobre “participación”

6- Imaginarios sociales Cultura- mitos – ceremonias - rituales-identidad - percepciones del mundo real.

El “cultivo” de las

esferas simbólicas e imaginarias. En el acto que realizó la asamblea el 18 de octubre con motivo de la seguridad en el barrio, un orador hace mención al adjetivo “negro” en términos de “nos discriminan porque somos los negros del barrio”. Es decir, hay un imaginario muy fuerte sobre lo que la clase media y alta piensan sobre las personas de bajos recursos, aunque, expresada departe de aquellos que entienden sobre la connotación negativa de ciertos adjetivos, creo que, la insistencia a utilizarlos termina por legitimar ese discurso, además de recargar el resentimiento. Aunque pueda parecer ingenuo, reflexionar

junto a los actuales referentes de la organización

que por lo general actúan como oradores en los

actos realizados por la asamblea sobre el rol del

comunicador comunitario, en tanto productor

de sentido y formador del universo simbólico.

E. Barbosa; M. Gatto; C. Gil; C. Guardia; M Rossi. Cátedra Vizer

Conclusiones inconclusas.-

El análisis de situación utilizando el dispositivo permite pensar en algunas problemáticas y posibilidades de intervención estratégica que no se habrían planteado en un comienzo.

La realización de análisis-diagnóstico de situación sobre organizaciones de barrio (como las movilizaciones y la participación de vecinos en las Asambleas Barriales de la ciudad de Buenos Aires en plena crisis del 2001/2003) y sobre comunidades urbanas o rurales utilizando el dispositivo, permitió abordar y esclarecer tanto las problemáticas “objetivas”, como las representaciones y el mundo de experiencias subjetivas –o intersubjetivas- que constituyen la trama del “mundo de la vida” de diferentes tipos de organizaciones y colectivos sociales. Como analistas y mediadores sociales, este abordaje nos permitió pensar en algunas problemáticas que son compartidas por una gran cantidad de comunidades, como otras problemáticas que solo son específicas a cada colectivo social particular. Y también nos permite conocer sus fortalezas y debilidades, los puntos de quiebre, los juegos de intereses y de fuerzas que se hallan operando tanto en el interior como desde el exterior del colectivo. Nos permite diseñar estrategias y programas de acción sobre diferentes ámbitos, y dispositivos de intervención que no hubieran podido plantearse en el comienzo de cada trabajo sin una metodología apropiada.

. . . O . . .

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