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Santa Anna


Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  2.847 Palabras (12 Páginas)  •  227 Visitas

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En el Ejército Trigarante

Su carrera política empezó en 1821, fecha en el que el Plan de Iguala de Agustín de Iturbide consagró la independencia de la Nueva España. Inició entonces una larga serie de imprevisibles adhesiones ideológicas. Enviado por el gobierno virreinal a dar auxilio a la ciudad de Orizaba que estaba sitiada por los rebeldes, los derrotó y fue condecorado por el virrey y ascendido a teniente coronel. Fue nombrado comandante del puerto de Veracruz, pero horas después se levantó en armas contra el gobierno, uniéndose a los independentistas gracias a la persuasión de José Joaquín de Herrera. Fue derrotado en esa plaza pero se hizo fuerte en Córdoba.

Bajo su mandato en Veracruz, logró que las fuerzas virreinales retrocedieran hasta el fuerte de San Juan de Ulúa, que se convirtió en su último reducto.

Como muchos otros militares, sólo como una estrategia política y para obtener apoyos personales, se unió a Iturbide, quien propuso formar un congreso con una cámara única con la representación proporcional a la importancia de clases y con elección directa, dando así predominio a los grupos privilegiados. Santa Anna y los militares estaban de acuerdo con la independencia, pero no aceptaban que el gobierno fuera oligárquico, pues, según ellos, no se eliminarían los privilegios de los peninsulares que aún quedaban en el país. La Suprema Junta Provisional Gubernativa pidió una sola cámara sin separación de clases ni representación proporcional y por medio de elección indirecta. De esta manera se conformó tanto por abogados, como por miembros del clero bajo y medio, así como aristócratas y demás gente de relevancia social y política.1

Retrato de Santa Anna.

La transformación de la Nueva España a México no iba a ser fácil. España desconoció hasta 1836 la independencia de sus dominios y esto hizo que aumentara el fervor de independencia en las principales ciudades. Luego de que Iturbide firmó los Tratados de Córdoba, en los que México se declaró independiente, empezó la polarización de políticos y militares mexicanos. Había en el recién nombrado Congreso Constituyente representantes monárquicos borbonistas e iturbidistas, así como republicanos.

Iturbide fue coronado emperador gracias a la presión de las masas afuera del Congreso Constityente, quienes la noche del 18 de mayo de 1822 pidieron la corona para él, proclamándolo como "Agustín I", y presionaron al Congreso para instituir la monarquía como nueva forma del estado. La oposición republicana no tardó en exacerbarse: en Michoacán se descubrió un complot para formar la república y, en consecuencia, se detuvieron a quince diputados, entre ellos a Servando Teresa de Mier y a Carlos María de Bustamante.2

Iturbide disolvió el Congreso el 31 de octubre por desobediencia, conjuras y falta de servicio a la nación; en su lugar, designó a cuarenta y cinco diputados que consideró adecuados. Los antiguos insurgentes Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria se sintieron traicionados; Santa Anna reapareció en la vida pública, emitió el Plan de Veracruz y poco tiempo después el Plan de Casa Mata, declarando ilegal la elección del Emperador y pronunciándose a favor de los republicanos. Los borbonistas también se unieron al levantamiento. El general José Antonio de Echávarri, quien fue designado para combatir la rebelión a Jalapa, también decidió unirse en contra del Imperio. Iturbide sólo fue apoyado por el clero y decidió abdicar.2

Desterrado Iturbide en 1823 y restaurado el Congreso, comenzaron las pugnas entre centralistas y federalistas, a los que Santa Anna se une de inmediato. En esta ocasión fracasa un levantamiento que surgió en San Luis Potosí. Santa Anna, como su principal comandante, es enviado a la Ciudad de México para ser juzgado; por influencias que tenía en la Corte, fue absuelto.

Durante los primeros años del México independiente, los acontecimientos ayudaron a Santa Anna en su imparable ascenso. Los levantamientos de 1827 le dieron la posibilidad de ponerse del lado del gobierno de forma sorprendente, puesto que la participación de su hermano Manuel del lado rebelde, hacía suponer que Santa Anna se retiraría de su hacienda en Manga de Clavo para apoyarlo. La suerte de los dos hermanos fue muy distinta a raíz de este acontecimiento: mientras Manuel era desterrado, Antonio obtenía el gobierno de Veracruz.

Poco más tarde se le brindó una nueva oportunidad. La convocatoria a las elecciones de 1828 nacía con la controversia entre las posturas representadas por Manuel Gómez Pedraza y Vicente Guerrero. Los partidarios del primero se oponían a hacer efectiva la expulsión de los españoles peninsulares restantes en el país. Apenas once días después de que Gómez Pedraza ganara las elecciones, Santa Anna se rebeló, exigiendo la sustitución del presidente electo por el general Vicente Guerrero, inaugurando con esto el inicio de las interminables guerras civiles en el país naciente.

La variedad de recursos con los que contaba Santa Anna para financiar su levantamiento fue amplia, ya fuera por las amplias arcas de su familia y sus parientes, así como por la infinidad de simpatizantes que encontraba dentro de las más altas.

Nombrado presidente Guerrero, Santa Anna tomó las riendas del ejército nacional.

En 1829, una expedición española desembarcada en Tampico, comandada por el brigadier Isidro Barradas que tenía por objetivo la reconquista de México, fue derrotada por Santa Anna, que desde entonces se hizo llamar El Héroe de Tampico.

Al ser derrocado el gobierno de Guerrero por Anastasio Bustamante, Santa Anna hizo un pacto con Gómez Pedraza (el presidente que había derrocado años atrás), para que éste alcanzara la presidencia de 1830 a 1833 mediante nuevos levantamientos. En 1833, Santa Anna alcanza por fin la presidencia.

A su regreso a Veracruz, al ser liberado por los texanos, Santa Anna fue destituido como presidente.

Cuando los ciudadanos franceses se quejaron al gobierno francés y éste exigió al gobierno mexicano una indemnización desproporcionada por los daños causados por las tropas federales años atrás en sus negocios, no hubo respuesta por parte del gobierno mexicano, así que en 1838 mandaron una expedición que bloqueó el Golfo de México, por lo que también exigían el costo del embargo, y ocupó la plaza de Veracruz hasta que sus peticiones fueran pagadas. Estas operaciones francesas estaban en conjunto a los bloqueos similares que realizaban en Argentina y Uruguay (bajo el lema del vicecónsul Aimé Roger: "Infligir a la invencible Buenos Aires un castigo ejemplar que será una lección saludable para todos

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