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Tarea #5 Contexto social de Roma y Arte Romano


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2014  •  Tareas  •  2.531 Palabras (11 Páginas)  •  483 Visitas

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Tarea #5 Contexto social de Roma y Arte Romano

Lee el siguiente texto y:

1. Elabora un mapa mental en PopletLlite con el contexto de la civilización romana, dividida en situación geográfica, organización económica, política y social

2. Llena el cuadro comparativo entre el arte griego y romano que se encuentra al final de la lectura.

Roma: Contexto social y Arte

Contexto natural y Sociocultural

Hacia el año 800 a.C. Italia estaba poblada por numerosas tribus pequeñas, entre ellas, los umbros, los sabinos y los latinos. La ciudad latina más importante fue Alba Longa y, al parecer, de ella salieron varios jóvenes que fundaron la ciudad de Roma, no se sabe si por falta de tierras, por ser perseguidos por la justicia o para vigilar la zona, ya que, para el siglo VIII, habían llegado nuevos grupos a la región, uno de ellos: los etruscos

Esta salida de los jóvenes de Alba Longa para fundar Roma, en el año 753 a.C. se volvió mítica con la leyenda de dos hermanos criados por una loba, llamados Rómulo y Remo. El mito romano los presenta como dos personajes heroicos por cuyas venas corría sangre real y divina, pues eran hijos del dios Marte y de una princesa latina descendiente del héroe troyano Eneas. De esta forma se justificaba la herencia griega y latina de los romanos.

La región donde llegaron los jóvenes albalonguenses estaba ya poblada por una colonia etrusca que había dado el nombre de Rumon (Roma) que significa río, a la zona de colinas cerca del río Tíber. Al parecer la ciudad de Roma se conformó con una fusión de latinos, etruscos y pequeñas colonias de sabinos.

Sin lugar a dudas los etruscos eran el grupo más evolucionado, un pueblo dedicado al comercio que había logrado enriquecerse económica y culturalmente, y de ellos, que fueron posteriormente exterminados por los latinos, los romanos tomaron muchos de los rasgos que después les caracterizarían, como la vestimenta (la toga), el uso de la moneda, el gusto por el espectáculo de gladiadores, la forma humana de los dioses, entre otras cosas.

Geográficamente el territorio influyó mucho en el desarrollo del sistema social romano. Roma está a varios kilómetros del mar -aunque comunicada por el río- y enclavada entre 7 colinas de tierra muy fértil, pero escasa de minerales. Además su topografía la hacía vulnerable a invasiones desde Europa central y desde la costa.

La lejanía del mar les impidió destacarse como comerciantes y la falta de intercambio intelectual implicó, al menos al principio, un escaso intercambio cultural con otros pueblos.

Al ser un lugar accesible a invasiones, sus contactos con otras culturas fueron violentos, lo que les obligó a militarizarse y buscar ampliar su territorio para la defensa.

Las tierras fértiles les permitieron desarrollar una rica agricultura que fue la base económica de su sociedad y de sus valores, así como la base de un grupo social que siempre tuvo mucho poder: la aristocracia.

Si bien al principio el gobierno de la ciudad se componía de un consejo integrado por los cabezas de familia de los diez barrios de la ciudad (Pater familias), al aumentar la población hubo que elegir un rey con funciones sacerdotales y ciertos poderes políticos basados en las costumbres. Sin embargo, este gobernante debía consultar al consejo de jefes de familia (Comicio Curiado).

Los cuatro primeros soberanos romanos fundaron su poder en la aristocracia terrateniente, pero el quinto de ellos fue un rey de origen etrusco y griego que cambió la fisonomía de Roma pues buscó impulsar el comercio y extender los límites del reino

Esta dinastía etrusca se enfrentó a los aristócratas latinos que al final salieron triunfantes, eliminando la monarquía e instaurando en Roma la República, una dinastía de tipo oligárquico donde gobernaban grupos de nobles (aristócratas latinos ligados a la tierra). Sin embargo, la influencia etrusca ya había dejado su huella, no sólo en la religión y las costumbres, sino también en el interés expansionista de Roma.

Así, la nueva República emprendió la construcción de una red de caminos que conectaran todo el territorio, que iba creciendo a expensas de otras ciudades etruscas.

Las conquistas de otros lugares fuera de Italia se iniciaron con el triunfo de Roma sobre Cartago, el otro gran imperio de la época, que fue derrotado definitivamente en el 202 a.C. Roma confirmó así su dominio sobre toda la Península y empezó a dominar también Cerdeña, Sicilia y parte de Hispania. A ello siguió la conquista de Grecia que, aunque vencida por la fuerza de las armas, se impuso a sus conquistadores por el poder de su enorme riqueza literaria y artística. Roma se convirtió, entonces, en heredera de la cultura helénica.

Roma transitó de la República al Imperio con Augusto, y para ese momento prácticamente toda Europa y una parte importante del norte de África le pertenecía.

Cuando comenzó el imperio de Adriano en el siglo II d.C., las tierras bajo el dominio de Roma habían alcanzado su máxima extensión. El imperio romano abarcaba los territorios que comprendían las fronteras al sur del río Rhin y el Danubio, la actual Rumania, Turquía y Armenia, Irak, Jordania y el norte de África hasta el Atlántico, abarcando una buena porción del Sahara y todas las penínsulas e islas del Mediterráneo.

El poder de Roma sobre su propia gente y la de las provincias conquistadas estaba basado en un sentimiento de superioridad y una fe ciega en el poder romano. El sustento ideológico de este poder se fundamentaba en sus demostraciones de fuerza, disciplina y riqueza.

Roma nació como una sociedad basada en la agricultura. La tierra, al principio, era la base de la riqueza y, con las posteriores conquistas, esta riqueza fue siendo acaparada en manos de la aristocracia para formar grandes propiedades de tierra (latifundios) que empezaron a trabajarse con mano de obra esclava, pues la esclavitud es otra consecuencia de las conquistas territoriales. Ello hizo que los campesinos libres emigraran a la ciudad, donde formaron un ejército de gente desocupada, la plebe, mantenida con la riqueza que los territorios conquistados enviaban a Roma.

Posteriormente la creciente riqueza que le reportaba a la capital sus numerosas conquistas trajo como consecuencia el abandono del trabajo del campo –ya no era necesaria la producción interna de alimentos, pues estos venían de fuera- y, en cambio, el surgimiento del comercio en gran escala

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