Teoría del valor en la economía clásica Alan Raymundo Rivera Rivera.
EcoAlanEnsayo27 de Febrero de 2017
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Universidad Autónoma de Coahuila
Facultad de Economía
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Teoría del valor en la economía clásica
Alan Raymundo Rivera Rivera
Saltillo, Coahuila 3 de noviembre del 2015
Tabla de contenido
Introducción2
Paradoja del agua y los diamantes4
Primeras teorías del valor5
Richard Cantillon5
Adam Smith6
David Ricardo8
Thomas Robert Malthus9
Jean Baptiste Say11
Karl Marx11
Respuesta a la paradoja del agua y los diamantes13
Conclusión15
Bibliografía16
Introducción.
En la historia de la economía se suscita una pregunta de vital importancia para los economistas, que es lo que determina el valor de las cosas. Esta pregunta ha estado presente desde la antigüedad y ha sido tratada desde las épocas tempranas del pensamiento económico.
Desde que el ser humano aprendió que no puede existir solo y que requerirá de otros para poder satisfacer todas sus necesidades, se ha preguntado qué es lo que le da el valor a las mercancías. A esta pregunta le han respondido desde la antigüedad los filósofos antes de que la economía fuera economía. E incluso ha suscitado nuevas corrientes ideológicas a partir de esta pregunta, por ello es necesario estudiar lo que en economía se llama “Teoría del valor”.
Para poder introducir el tema, tomemos por ejemplo un producto como un bote, en una ciudad como la nuestra el comprar un bote puede sonar incluso tonto, pero si nos encontramos en una ciudad que tiene un rio recorriéndola de extremo a extremo, el valor que se le da a un bote será mayor, e inclusive puede ser muchísimo mayor para una persona que requiera cruzarlo todos los días. Aunque a esta estimación del valor también se le deba añadir la disponibilidad de botes en la ciudad.
Citando incluso otros ejemplos para poder abordar la teoría del valor, y más que nada visualizar como el valor es algo tan complicado de entender, otro ejemplo más común es el de las toallas femeninas. ¿Qué valor tiene un paquete de toallas femeninas para un hombre?, ninguno podríamos atrevernos a decir, pero si nos preguntamos ¿qué valor tendría para una mujer?, veremos que empezamos a tener diferencias dependiendo del sexo del consumidor inclusive dependiendo del momento en el que se encuentre nuestro consumidor.
Y para antes de abordar el tema por las reflexiones que se le ha dado a la teoría del valor a lo largo de la escuela clásica, tomamos un último ejemplo, esta vez de mayor imaginación, imaginemos que construimos una puerta, tenemos la madera en la carpintería y la compramos, compramos herramientas necesarias y nos damos el tiempo de tallar la madera, pintarla, barnizarla, etcétera tenemos una puerta hermosa decorada por nuestras propias manos, ahora imaginemos que vamos con nuestro vecino y le preguntamos, vecino, ¿Cuánto vale para usted mi puerta?, a esto el vecino, volteara a ver la puerta, la tocara incluso y dirá “nada, no vale nada para mí”. El vecino pudo verlo todos los días trabajando en ella pero no tiene ningún valor para él.
Con estos ejemplos podemos tener una idea más clara de lo complejo que es tener una teoría para determinar el valor de las mercancías, cosa que a lo largo de la historia de la economía se ha tratado de resolver.
Paradoja del agua y los diamantes.
“Nada es más útil que el agua; pero ésta no comprará gran cosa; nada de valor puede ser intercambiado por ella. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso; pero una gran cantidad de otros bienes pueden ser frecuentemente intercambiados por éste” (SMITH, 1987).
Este análisis es importante pues a la época de la economía primitiva, se intercambiaban los productos entre los productores, y era necesario el saber cuántos productos A se necesita para tener un producto B y cuantos productos B se necesitan para un producto A.
Al ir evolucionando la economía se va complicando el problema del valor, pues al acuñarse monedas, los productos tienen valor monetario para poder ser intercambiados y poder obtener otros valores. Entra así el problema de qué precio tendrá cada producto y como se medirá su valor.
Se tenía la idea de que el valor de un producto iba a ser dictado por su utilidad, pero esto no servía en todos los casos, debido a que en algunas mercancías el valor de un producto podía tener un valor mayor a uno de mayor utilidad e incluso más necesario como es el caso de la citada paradoja del agua y los diamantes.
El agua tiene más usos que un diamante, sin embargo el valor del diamante es mayor. Pero en un desierto, el valor del agua sube, e incluso podría ser igual al del diamante, un hombre demasiado sediento a punto de morir en el desierto sería capaz de cambiar sus diamantes por agua. Esto nos trae problemas a analizar pues el valor del diamante se ha perdido, la pregunta sería porque, cosa que se ha analizado a lo largo del tiempo en la economía como se presenta en los pensadores que se mencionan a continuación.
Actualmente existen problemas por el mal uso del lenguaje donde comúnmente se toma precio y valor como sinónimos, cuando no lo son, este era un concepto que tenían muy bien diferenciado los primeros pensadores.
Primeras teorías del valor.
Los primeros filósofos-economistas hacían una distinción entre el precio de mercado de una mercancía y su “valor”. El termino valor se concebía entonces, en cierto sentido como sinónimo de importancia, esencia, o santidad. Esos conceptos eran posibles de diferir y los primeros análisis se enfocaron en sus diferencias. Por ejemplo:
Aristóteles sostuvo que todo artículo tiene dos usos. Hay uno adecuado, por ejemplo los zapatos se emplean en calzarse y otro inadecuado o secundario, por ejemplo cuando los zapatos se cambian por alguna otra cosa. Con esta teoría Aristóteles se adelantara a las nociones básicas para el estudio del valor. A este efecto es a lo que los economistas modernos han llamado valor en uso y valor en cambio. Aristóteles razonó que el valor en cambio se deriva del valor en uso, y su patrón de medida son las necesidades del hombre. El análisis de Aristóteles fue un gran avance pues estas teorías fueron base para los economistas clásicos británicos, se analizó su valor de uso y valor de cambio incluso por Adam Smith.
Santo Tomás de Aquino creía que el valor estaba divinamente determinado. Como los precios los fijaban los seres humanos, era posible que el precio de una mercancía difiriera de su valor. A una persona acusada de cobrar un precio superior al valor de un bien se le culpaba de imponer un precio “injusto”. Aquino creía que, en la mayoría de los casos, la tasa de interés “justa” era cero. Todo prestamista que exigía un pago por el uso del dinero imponía un precio injusto y podía ser procesado por los funcionarios eclesiásticos.
Richard Cantillon.
Richard Cantillon distingue el “valor intrínseco” de un bien económico de su “precio en el mercado”. Para Cantillon el valor intrínseco “es la medida de la cantidad de la tierra y de trabajo que intervienen en su producción, teniendo en cuenta la fertilidad o producto de la tierra y la cantidad del trabajo” (SCHEIFER, 1985). Cantillon reduce el valor a la tierra solamente.
El “precio en el mercado” según Cantillon depende de la oferta y la demanda, que en palabras de Cantillon era “del humor y fantasía de los hombres y del consumo que de tales bienes se hace” (SCHEIFER, 1985).
Según Cantillon no difería mucho en las ciudades bien administradas el valor del precio y reconoce que existen flujos y reflujos perpetuos en el precio de mercado.
Cantillon nota la influencia de la oferta y demanda sobre el precio pero no descubre la utilidad psicológica de los compradores y vendedores retiran del cambio, cosa que analiza Esteban Bonnot de Condillac, quien dirá “una cosa no tiene valor por que cuesta, sino que cuesta porque tiene valor” (SCHEIFER, 1985), que el atribuye a la utilidad y rareza de las cosas. Los trabajos de Condillac y de Cantillon serán de gran beneficio puesto que fueron necesarias para fomentar ideas contrarias a las de los economistas clásicos británicos, como el caso de Jean Baptiste Say, en quien estas ideas le dieron noción para formular su teoría del valor. A esta teoría se opondrán después los economistas clásicos con la teoría del valor-trabajo.
Adam Smith.
Adam Smith al igual que Aristóteles planteaba dos valores en las mercancías, el valor de uso y el valor de cambio. El valor de uso era determinado por la utilidad de la mercancía, la aptitud que esta tenia de satisfacer las necesidades humanas. El valor de cambio era la aptitud de un objeto para ser cambiado por objetos distintos. “Las cosas que tienen gran valor en uso tienen comúnmente escaso o ningún valor en cambio y las que tienen un gran valor en cambio no tienen, muchas veces, sino un pequeño valor en uso o ninguno” (Igareda, s.f.).
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