Turismo En El Peru
POLCHIS6 de Mayo de 2014
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Políticas públicas de turismo en el Perú
Norma Fuller
El Turismo es una de las actividades que mas creció durante la última década en el Perú . Más aun, esta industria se presenta como una opción para el desarrollo de las zonas rurales y comunidades campesinas y nativas porque ofrece recursos que ya existen –restos, paisajes, historia, cultura. Sin embargo, las ciencias sociales no se han interesado mayormente en este fenómeno y lo han dejado en manos de la empresa privada y de las instancias burocráticas.
El presente trabajo es un intento de dar cuenta de la historia de esta actividad a través de la revisión de las políticas públicas dirigidas a este sector. Nos interesa identificar la manera en que las diferentes concepciones sobre el papel del Estado, la industria privada y las poblaciones locales definieron las políticas públicas y el impacto de las fluctuaciones de nuestra vida política y económica en el desarrollo del turismo. Finalmente intentaré dar cuenta de la versión del patrimonio cultural que guiaron estas políticas y su influencia en el tipo de turismo que propiciaron y propician en la actualidad.
Primera etapa: Expansión de trasportes e infraestructura.
La historia del turismo en el Perú corre paralela al desarrollo de esta industria en el mundo. Durante las primeras décadas del siglo XX la expansión de los medios de comunicación terrestre (carreteras y ferrocarriles) y aérea y la consolidación de las clases medias asalariadas facilitaron un cierto desarrollo del turismo interno especializado en vacaciones y salud. Dado lo costoso del transporte ultramarino y, que el Perú está lejos de los países industrializados, durante la primera mitad del siglo XX el turismo receptivo fue incipiente y limitado a viajeros de altos recursos.
Durante la primera mitad del siglo XX el turismo no formó parte de las políticas públicas porque no era considerado como un sector que generase divisas o trabajo. Sin embargo, se observa un lento crecimiento de esta actividad que va paralela a la expansión de vías de comunicación que facilitan la movilidad de la población y al crecimiento y consolidación de las clases medias asalariadas con suficientes ingresos estables para emprender viajes de descanso, recreación y salud. La construcción de vías férreas iniciada a mediados del siglo XIX y concluida a inicios del siglo XX (1851- 1910) sería la primera gran revolución de los transportes en la medida en que unió a las regiones norte, centro y sur. Esta amplia red ferroviaria permitió la circulación segura y cómoda de pasajeros .
El periodo que va desde 1911 a 1930 se caracterizó por la gran expansión de los capitalismos norteamericano, europeo y japonés. Como consecuencia, los países latinoamericanos vivieron un ciclo de crecimiento económico gracias a la demanda creciente del mercado internacional por materias primas. Esta fase prosperidad, llevó a que casi todas las ciudades capitales de la región doblaran, e incluso, triplicaran su población y se modernizaran. Dentro de este clima, el gobierno de Leguía (1919-1930) invirtió fuertemente en la modernización y expansión del aparato estatal. En este contexto los sectores medios crecieron notablemente y cambiaron de fisonomía debido al crecimiento de la burocracia estatal y al surgimiento de una capa de comerciantes y ejecutivos de las nuevas empresas nacionales y extranjeras. El Estado asumió el papel de impulsor de la economía a través de la inversión en obras públicas para atraer a la inversión privada. Se amplió significativamente la red vial con la construcción de carreras, líneas férreas y aeropuertos. Se inició la construcción de la Carretera Panamericana lo que abrió la posibilidad de realizar viajes en automóvil entre las ciudades de la costa. También se construyeron tramos de la Carretera Central que une a la capital, Lima, con la sierra central. La edificación del aeropuerto internacional de Lima permitió recibir vuelos del exterior y facilitó la comunicación con el interior. Este clima de bonanza propició el desarrollo de un cierto turismo interno hacia las ciudades de provincias, balnearios y centros medicinales. Ejemplo de ello son los complejos hoteleros de los balnearios de Huacachina en Ica y los Baños de Boza en Huaral, dos de los puntos mas concurridos por las clases altas y medias iqueñas y limeñas hasta la década de los cincuenta. Asimismo, por el Aniversario de 100 años de Independencia, se emprendieron grandes obras para embellecer y modernizar a la ciudad de Lima. Ello incluyó la construcción de parques, plazas, hoteles, museos y monumentos .
La crisis económica de fines de los años veinte supuso una violenta contracción de la economía nacional. Este periodo se caracteriza por el descontento popular y el control militar del aparato estatal hasta fines de la década de 1930. El primer gobierno de Manuel Prado (1939-1945) significó el retorno a la democracia y una conducción de la economía según la cual el Estado debe asumir un rol protagonista en la tarea de modernizar el país en alianza con la inversión privada (Ob.cit.: 272) El mercado interno creció debido a la expansión demográfica que se inició en la década de los cuarenta y a la política estatal de control de precios y aumento de salarios. Durante este periodo se creó la Escuela de Cicerones (1940) para la instrucción en la actividad turística, que luego se convertiría en CENFOTUR. También se establecieron las primeras corporaciones de desarrollo a través de las cuales el Estado buscaba apoyar y potenciar las iniciativas privadas de expansión económica. En 1942, se inauguró la cadena de Hoteles de Turistas propiedad de la compañía Hotelera del Perú S.A. y se culminó la construcción, de la carretera Panamericana que une a toda la costa. Ello facilitó la comunicación y ofreció servicios de hospedaje adecuados a los turistas.
El corto gobierno de Bustamante y Rivero (1945-1948) se caracterizó por un mayor control e intervención estatal en la economía. Dentro de esta tónica, en 1946 se creó la Corporación Nacional de Turismo a la que se adjudicó la administración de la cadena de hoteles de turistas. Esta entidad continuó con la construcción hoteles . La expansión del papel del Estado y los planes de inversión se vieron frenadas por una grave crisis económica acompañada de un aumento del costo de vida, con el consiguiente descontento general y la caída del gobierno debido al golpe militar del general de ejército Manuel Odría (Ob. Cit.: 290-291).
Los años 50 marcaron el inicio de un nuevo periodo de industrialización, modernización y urbanización. El impacto de la Guerra de Corea sobre los precios de las materias primas y algunas inversiones extranjeras en minería y manufactura dieron nueva vida a la economía nacional. Las finanzas del Estado se expandieron y el gobierno ejecutó diversas obras públicas. La inversión privada se expandió y las clases medias urbanas crecieron y consolidaron. Ello se expresó en una mayor capacidad de gasto en viajes destinados a vacaciones y al cuidado de la salud.
El ochenio de Odría (1948-1953) supuso el retorno al esquema liberal según el cual el Estado cumple un rol subsidiario de la inversión privada y se estimula la inversión extranjera (Garaycochea, 2007). Dentro de esta tónica, el gobierno devolvió la propiedad de la cadena de hoteles de turistas a la Compañía Hotelera del Perú S.A. que expandió significativamente la capacidad hotelera nacional. Asimismo, el Estado, junto con la empresa privada emprendió obras de infraestructura que ampliaron la red de carreteras y el sistema de transportes. Ello supuso la ampliación de las instalaciones necesarias para el desarrollo turístico. El segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1960) continúo con las políticas iniciadas por el régimen previo.
Segunda etapa: El Estado inversor
La década de los sesenta significó un giro en el turismo mundial. Este creció explosivamente gracias al abaratamiento de los medios de transporte y a la expansión de las clases medias y se convirtió en una industria de masas. Los países del tercer mundo ingresaron al mapa turístico como receptores de visitantes del primer mundo. Se trata de un periodo de euforia durante el cual diferentes organizaciones internacionales promovieron esta industria como una vía alternativa al desarrollo. Se incentivó el endeudamiento público y privado para implementar obras de infraestructura y promoción de esta actividad. En consecuencia el turismo ingresa dentro de las políticas públicas como una posible vía de desarrollo. Dentro de este contexto, el primer mandato de Belaúnde (1963-1968) fue un punto de inflexión, por primera vez se diseñaron políticas públicas destinadas a incrementar el flujo de turistas internos e internacionales. Se buscó promover el turismo interno con el eslogan: “Conozca el Perú primero” y con incentivos tales como conceder a los funcionarios públicos adelantos de su fondo de pensiones para que pudieran usarlo en vacaciones.
Este periodo se caracterizó por el interés en expandir la infraestructura vial e integrar todo el territorio nacional. Se emprendió grandes obras de infraestructura vial (Contreras y Cueto, 2004) entre ellas la carretera marginal de la selva que abrió la posibilidad de integrar la región amazónica a los circuitos turísticos. Se construyó aeropuertos en diversas ciudades el interior.
En 1964 se creó la Corporación de Turismo del Perú (COTURPERU) para promover la restauración del patrimonio monumental y el desarrollo de infraestructura hotelera. En 1969 COTURPERU asumió la administración de
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