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Una vida dedicada al ideal castrense


Enviado por   •  16 de Mayo de 2012  •  Ensayos  •  1.998 Palabras (8 Páginas)  •  594 Visitas

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Iturbide (1783-1824)

"Mexicanos, sed obedientes a vuestras leyes y resistid el ataque de las potencias europeas contra el cual yo venía a defenderos como simple soldado". Con estas palabras, Agustín de Iturbide se enfrentó al pelotón de fusilamiento, momentos antes de que una cerrada descarga pusiera fin a su vida en Padilla, Tamaulipas, el 19 de julio de 1824. Exactamente dos años antes. había sido aclamado con entusiasmo por sus conciudadanos, en Ciudad de México, con motivo de su coronación como primer emperador constitucional de la nación.

Una vida dedicada al ideal castrense

Agustín de Iturbide responde al perfil clásico del egregio militar pragmático, sin una doctrina ideológica definida, que tiene en la defensa a ultranza del orden establecido su guía de acción, lo que, en situaciones de tensión social extrema, le inclinan a elegir aquella opción conservadora que parece tener más posibilidades de triunfo. Personaje carismático, de modales distinguidos y refinada cultura, pasó de la gloria a la nada, de las intrigas palaciegas para recuperar el poder, a hallarse frente a un pelotón de fusilamiento. Su arenga a los soldados que habían de acabar con su vida muestra la otra faceta de su personalidad, la de brillante militar que se cree llamado por el destino a enderezar el rumbo maltrecho de su patria.

De coronel del ejército realista a brazo ejecutor de la Independencia, de Alteza Serenísima a traidor de la patria. Entre ambos polos discurrió la vida de este militar, hombre de buena apariencia física, pero famoso también por su valentía y crueldad, en quien recae la responsabilidad histórica de haber proclamado la independencia de México.

Nacido el 27 de octubre de 1783 en la antigua Valladolid, hoy Morelia, en el Estado de Michoacán, Agustín Cosme Damián Iturbide fue el hijo primogénito del matrimonio formado por el español, de origen navarro, José Joaquín Iturbide y Arregui y la criolla María Josefa de Aramburu y Carrillo. Tras estudiar en el seminario de su ciudad natal, siendo aún muy joven, ingresó en la milicia como alférez del Regimiento Provincial de Valladolid y, en 1805, contrajo matrimonio con Ana María Huarte y Muñiz, que le dio seis hijos.

Orden como obsesión, milicia como devoción

En los inicios de su carrera militar, Iturbide, según cuenta él mismo en sus memorias, participó de las ideas independentistas, pues tuvo algún contacto con la conspiración que encabezó Michelena en Valladolid. Pero enseguida se decantó por las fuerzas realistas, combatiendo ferozmente a los siguientes movimientos rebeldes que se produjeron en México. Por esta primera conexión con la insurgencia, parece ser que al estallar la revolución de 1810, Miguel Hidalgo le ofreció el grado de teniente general, cargo que rechazó para ponerse a las órdenes del virrey y tomar las armas en contra de los que "infestaban y desolaban el país", según sus propias palabras.

Durante todo este convulso periodo de la historia mexicana, Iturbide participó en numerosas acciones bélicas, entre las que se cuenta la famosa batalla del monte de las Cruces, y se distinguió por la particular tenacidad con que persiguió a los independentistas, lo que le valió, después de la captura de Albino Díaz, el grado de teniente coronel, y finalmente, tras la victoria sobre Rayón, el de coronel. Al frente de sus tropas se reveló como un líder eficaz, preocupado por valorizar las victorias de sus soldados y por procurarles la infraestructura necesaria. Así, se interesó por la educación de las tropas, a las que sostuvo en ocasiones con sus propios recursos, y logró así mismo involucrar a la población civil en la defensa de las localidades que tuvo encomendadas como militar. En 1816, cuando la insurgencia popular había entrado en un proceso de franco declive a raíz de la muerte de Morelos, Iturbide se vio enfrentado a un juicio por especulación y, aunque salió absuelto, fue sustituido en su cargo. Volvió entonces a Ciudad de México, donde se entregó a una vida disipada que mermó considerablemente su fortuna.

De la causa española a la Independencia

No pasaría mucho tiempo, sin embargo, para que Agustín de Iturbide volviera a ocupar un papel protagonista en la historia de su país. El triunfo de la revolución liberal en España catalizó un nuevo movimiento separatista en México, encabezado esta vez por la oligarquía criolla e, incluso, por un buen número de españoles absolutistas residentes en el virreinato que veían peligrar sus intereses.

El virrey Apodaca en nombre de los conspiradores realistas confió la realización del Plan de la Profesa a Iturbide, quien reingresó en el ejército y aceptó el cargo de comandante del Ejército del Sur, hacia donde marchó con sus tropas a fin de combatir los reductos independentistas de Vicente Guerrero. Una vez allí, sin embargo, y en vista de que no lograba someterlo, entró en tratos con éste y, el 24 de febrero de 1821, formuló el llamado Plan de Iguala o de las Tres Garantías, que proclamaba la independencia de México. Las garantías establecidas por el manifiesto fueron: Religión, Independencia y Unión. El virrey rechazó el Plan y puso fuera de la ley a Iturbide, pero éste recibió el apoyo inmediato del clero y el de los antiguos revolucionarios, que volvieron a la lucha. El virrey Apodaca tuvo que dimitir y España envió al general Juan O'Donoju para entablar negociaciones.

El libertador de las Tres Garantías

Congregando cada vez un mayor número de adeptos, Iturbide emprendió su imparable marcha hacia la capital al frente del ejército Trigarante, de tal forma que, el 24 de agosto, el representante español Juan O'Donoju, aceptó firmar el tratado de Córdoba que ratificaba, definitivamente, la independencia mexicana a cambio del reconocimiento de los derechos como monarca de Fernando VII. O 'Donoju obtuvo, además, garantía para formar parte del nuevo sístema constitucional, en el que se aseguraba la igualdad de derechos para españoles y mexicanos - Esta América se reconocerá por nación soberana e independiente, y se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano", señalaba en su artículo primero dicho tratado, que definía el sistema

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