Valle De Colleres

Al analizar este poema como cuento podemos identificar: el principio cuando el personaje relata su angustia al despedirse de su bohío, de sus familiares y de las bellezas naturales campestres, el medio seria cuando triste recorre el camino y llega a la ciudad y el fin cuando el personaje se resiente de su vida y clama que cambiaria todo su éxito, vivencias y logros por regresar de nuevo a su campo y a su bohío en Colleres. Si te fijas con detenimiento, este poema es un cuento, determina cuál es el principio, el medio y el fin. Compara la vida en la ciudad en contraposición a la del campo. En una ciudad encuentras mucha más diversidad cultural y de gente, lo cuál te abre un abanico de posibilidades a distintas formas de pensar. También existen más formas de ocio con las que pasar el rato, sin que sean siempre las mismas actividades. La vida del campo puede ser más tranquila y de menor movimiento. Se siente la diferencia hasta en el aire que se respira. Sin mencionar que no tenemos que lidiar con el ajetreo diario que se vive en la ciudad, en su gran mayoría las personas se conocen, existe la unión y la camarería de los habitantes. El poema nos describe el momento amargo de partir. Monta en su jaquita baya, como don Quijote montó a Rocinante y la deja que siga su rumbo incierto. Mientras tanto se aleja y mira con tristeza a su madre, quien con un pañuelo ondulante lo despide. Sufre mucho, sufrimiento que la misma naturaleza comparte con él. La campestre floración era triste, opaca, mustia, y todo como una angustia me arropaba el corazón. Comúnmente, para la época, el jíbaro puertorriqueño se veía en la necesidad de irse al exilio en busca de mejores ingresos económicos, una mejor calidad de vida y oportunidades de empleos que en su tierra natal, tal vez, no tendrían. Ensimismado recorre el camino y llega a la ciudad. Aquí lleno de sueños, de esperanzas conoce a su primer amor, se casa y logra obtener poder, riquezas, un nuevo estilo de vida, nuevos planes estaba orgulloso de sus triunfos, pero no olvidaba el pañuelo blanco de su madre. Era cierto que el progreso había coronado su vida, era cierto que estaba rodeado de bienes materiales, era cierto que había puesto su nido en la mujer indicada, pero había un vacío en su vida, algo importante le faltaba, sufría en silencio de la ausencia de la tierra, de su madre, de su gente, añoraba la jaquita baya, las mayas del camino, las flores del campo, el cantar de los pájaros, extrañaba la humildad del campesino y de la paz y tranquilidad de aquellas hermosas noches de estrellas y de lunas llenas. Luis Llorens Torres, uno de los más destacados poetas puertorriqueños, nos presenta en este precioso poema, dos estilos de vidas diferentes, dos formas distintas de ver la vida, el mundo, dos experiencias opuestas. En el poema nos deja ver su angustia al tener que abandonar su tierra, su gente para ir en pos de ideales, en busca de nuevos horizontes, en busca de sus fantasías.

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