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Venta De La Bandera


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  1.264 Palabras (6 Páginas)  •  556 Visitas

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En 1892 el doctor Antonio Flores Jijón fue sucedido en la presidencia de la república por el candidato oficial doctor Luis Cordero. Hasta cierta época la libertad de prensa no había sido alterada y gozaba de garantías; pero ocurrió que en los años 1894 y 1895 el Japón estuvo en guerra con China, y la derrotó, apoderándose de Corea, Taiwán, extendiendo sus dominios hasta la gran provincia de Manchuria.

Iniciado el conflicto los grandes monopolios internacionales, para dar superioridad al Japón, le dieron apoyo financiero para la compra de armas y equipos bélicos, y como la adquisición de buques de guerra ofrecía ciertas dificultades, pues su construcción tardaba 3 ó 4 años, los financieros del trust Morgan y Japón optaron por comprarlos.

El Ecuador había resuelto que su Gobierno no se definiría ni por la neutralidad ni por la beligerancia, en tanto que Chile si declaró su neutralidad, razón por la cual quedaba impedido de vender armas a cualquiera de los beligerantes. Sin embargo, tenía interés en vender al Japón el crucero “Esmeralda”, uno de sus buques de guerra que había adquirido ese año de Inglaterra en 145.000 libras.

Para guardar las apariencias, los japoneses hicieron a Chile la propuesta oficial por la compra del crucero, Pero Chile, aduciendo su neutralidad y su preocupación por no violar las leyes internacionales, adujo no poder venderlo directamente al Japón. Fue así como cónsul ecuatoriano en Valparaíso y el gobernador del Guayas José María Plácido Caamaño, empeñados en salvar esa dificultad se comprometieron, a espaldas del Gobierno del doctor Cordero, en ceder la bandera del Ecuador para que el buque cruzara el océano sin ningún riesgo de las acciones bélicas. Y, naturalmente, el trust Morgan tuvo el camino expedito para intervenir en la negociación entre los dos países.

La patraña, que los del contubernio pretendían llevar a cabo el negociado en el más absoluto secreto, consistía en la simulación de la compra del crucero chileno por parte del Ecuador, y como éste no mantenía relaciones con los países en guerra, ni había declarado su neutralidad, procediera a revenderlo al Japón. Entonces Ecuador aparecía haciendo un favor a Chile, y supuestamente éste le compensaría con su ayuda en caso que Ecuador tuviera conflicto con Perú. El negocio empezó a evaporarse cuando don Juan Murillo Miró, quien luego de la clausura de El

Telégrafo, se hallaba exiliado en Chile como su director, intervino por encargo de sus coidearios liberales investigó y encontró la documentación que permitió hacer conocer el negociado a la prensa guayaquileña.

Enterado el país de esta grande impostura, y viendo heridos sus más profundos sentimientos patrióticos, no se hizo esperar la protesta. La ciudadanía indignada se lanzó a la lucha por reivindicar el honor nacional. Se produjo uno de los grandes movimientos populares de la época a nivel nacional, que se desarrolló cuando el país se encontraba inmerso en una profunda crisis política y revolucionaria.

El escándalo fue el punto de partida de un nuevo repunte político para las fuerzas insurgentes del liberalismo, gracias a su estallido, por el turbio episodio internacional protagonizado por el gobernador en la provincia del Guayas, José María Plácido Caamaño, quien actuó a espaldas del doctor Cordero. La opinión pública ecuatoriana se inflamó de coraje por lo que consideraba una humillación al honor nacional, que venía a sumarse a los múltiples negociados anteriores del gobierno de “La Argolla”.

Fue así que, bajo la convocatoria liberal, gentes de las más diversas tendencias empezaron a formar asambleas y juntas cívicas en varias ciudades del país, para juzgar la conducta oficial y condenar al Gobierno. En Guayaquil se formó un comité de investigación integrado por los señores Pedro Carbo, Rafael Pólit, José Domingo Elizalde Vera, Luis Felipe Carbo, José Luis Tamayo, Aurelio Noboa, Cornelio E. Vernaza, Felicísimo López y Francisco Fernández Madrid, quienes

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