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Victimología


Enviado por   •  3 de Febrero de 2014  •  1.803 Palabras (8 Páginas)  •  405 Visitas

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ORIGEN Y DESARROLLO DE LA VICTIMOLOGÍA

Es del máximo interés, antes de entrar en materia, conocer la forma en la que la Victimología se ha originado y desarrollado; no es posible comprender a fondo alguna materia sin haber incursionad en sus comienzos y en su posterior evolución.

La historia es, en palabras de Cervantes, "émula del tiempo depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso di presente, advertencia del porvenir".

No es nuestra intención hacer un tratado de historia de I Victimología, simplemente deseamos consignar algunos datos que puedan ser de utilidad para el posterior desarrollo de la obra.

I.2. APARICIÓN TARDÍA DE LA VICTIMOLOGÍA

Al principiar a estudiar la Victimología, llama la atención de inmediato, el desinterés general que a través de la historia han teni-do las ciencias penales por la víctima. Con la excepción, por demás explicable, de la Medicina Forense, las demás ciencias no se habían ocupado del fenómeno victimal, lo habían hecho muy superficialmente. La escuela clásica de Derecho Penal centra su interés en el delito como ente jurídico, importa básicamente el hecho delictuoso, y justa retribución al responsable del mismo. Aquí tenemos, de entrada, un problema de niveles de interpretación; a la escuela clásica le interesa el nivel conductual, y por lo tanto se desinteresa por el nivel individual, es decir se centra en la teoría del delito, dejando en un segundo plano al delincuente, y con mayor razón a la víctima.

Es justa aquella frase de que la escuela clásica (iniciada por Beccaria) le dijo al hombre "observa el derecho", en tanto que la escuela positiva (originada por Lombroso) le dijo al derecho "observa al hombre". La escuela positiva se centra así en el estudio del hombre anti- social, fundando la Criminología, pero en su esfuerzo por la integral comprensión del criminal olvida a la víctima.

No es tanto que ignoren el problema, como veremos más adelante, es más bien un caso de prioridades, en que era más urgente redondear el estudio del criminal, trabajando en un nivel básica- mente individual. Así, el criminal es estudiado, protegido, tratado, explicado, clasificado, sancionado, auxiliado, en tanto que a la víctima escasamente se le menciona.

Se organizan grupos interdisciplinarios para estudiar al criminal, se construyen instituciones especiales para su observación, trata- miento y custodia, se elaboran leyes cada vez más detalladas para regular su conducta, se escriben miles de páginas tratando de explicar su personalidad y sus reacciones. En tanto la víctima queda marginada, en el drama penal parece ser tan sólo un testigo silencioso, la ley apenas la menciona, la literatura científica la ignora, y por lo general queda en el más completo desamparo, lo que representa una sobre victimización.

Las razones por las cuales sucede este fenómeno tienen que ser profundas, no podrían explicarse simplemente como un problema de niveles de interpretación.

Una tentativa de explicación consiste en el miedo que se le tiene al criminal: el sujeto antisocial es naturalmente temido por la colectividad; es el pánico que sienten las ovejas frente al lobo.

Pero, ¿quién teme a un cordero?; es la víctima propiciatoria, es innocuo, es manso, no es peligroso. La fiera salvaje produce pánico, llama poderosamente la atención; en el zoológico son los animales más frecuentados; ¿quién va al zoológico a ver a los corderos? Pero parece haber algo más, ya que los criminales pasan a la historia, en tanto que las víctimas rápidamente caen en el olvido.

La víctima pasa excepcionalmente a la historia, y sólo lo logra en crímenes del tipo del magnicidio, o por alguna razón verdaderamente insólita. Así, Abel logra su lugar en la historia con el único mérito de ser la primera víctima. En proporción macro criminológica, los victimarios describen le hechos, esto es válido para el crimen de crímenes: la guerra.

Los vencedores escriben, por lo general, la historia (es decir s historia); el nombre de los victoriosos queda escrito en los momentos y en los libros, los vencidos no son más que víctimas. Los ejemplos son múltiples, las excepciones confirman la regí; Waterloo será siempre la derrota de Napoleón, pero Napoleones no hay muchos.

Una interpretación más puede intentarse para explicar el fenómeno de la tardía aparición de la Victimología, y ésta es que nc identificamos con el criminal y no así con la víctima. El criminal es, en mucho, un sujeto sin inhibiciones; cuando desea algo lo realiza, sin importarle la norma, la sociedad o la víctima. Es decir, en cierto aspecto el criminal es alguien que se atreva a hacer algo que él no criminal no osaría realizar, pero que desearía hacerlo.

Todos hemos deseado (y por lo menos en la imaginación realizado) cometer algún delito: robar algo, lesionar al enemigo, posee a la mujer del prójimo, evadir los impuestos, etcétera. Es por esto que existe una identificación (consciente o inconciente) con el criminal, con aquel que se atreve a ejecutar lo qu nosotros no osaríamos realizar.

No hay identificación con la víctima, se desearía ser crimina pero no víctima, nadie desea que lo roben, lo hieran, lo injuriera lo violen; cuando soñamos ser victimizados es algo horrible que se llama pesadilla.

Esta identificación con el criminal podría explicar el éxito de 1 novela negra, de la página roja en los periódicos, de las revistas amarillistas dedicadas al crimen, de las películas de gángsters, de las serie policiacas en la televisión. Y puede explicar también el porqué del interés por el criminal y el

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