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Violencia Subversiva


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  1.791 Palabras (8 Páginas)  •  312 Visitas

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Liceo Carmela Carvajal de Prat
Departamento de Historia y Ciencias Sociales
Plan II electivo
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Violencia Subversiva

Rol de los Bandidos en la Independencia de México

                                                               Nombre: Catalina Sánchez Monsalves

                                Curso: 3°B

                                                        Profesora: Carolina Farias Delgado

                   Fecha: 25 de abril 2016

Para comprender una revolución, es decir en palabras del antropólogo español Manuel Delgado “la transformación radical del orden de la sociedad y de sus valores, no sólo por un momento simbólico, sino para siempre” (citado por Hobsbawm, 1998) es preciso conocer el contexto bajo el cual nace, sus causas tanto estructurales como coyunturales y los principales actores sociales que la protagonizan. En este sentido podemos señalar que las revoluciones por la independencia hispanoamericanas se caracterizaron por ser repentinas, violentas y universales, en las cuales las colonias se dieron cuenta de su propia identidad, tomaron conciencia de su cultura y se hicieron celosas de sus recursos (Lynch, 2001).

Especial importancia toman en este proceso las Reformas Borbónicas, pues la nueva administración tenía como objetivo intensificar la dependencia colonial americana respecto a la metrópolis, intentando anular así la incipiente emancipación. Recordemos que a finales del siglo XVII bajo el dominio de la Casa de Habsburgo, existió un fuerte comercio intercolonial que naturalmente surgió para subsanar los estragos del monopolio español, lo cual estuvo estrechamente asociado a un gran crecimiento económico; consistente en la aparición de más fuentes de enriquecimiento, cosa que poco a poco fue forjando la identidad americana y junto con ésta la emersión de una nueva clase social: la élite criolla.

Sin embargo, el enfoque del presente ensayo será analizar el caso particular de México, y sus singularidades que nos permiten diferenciarlo de las demás revoluciones. En esta línea Lynch plantea que existen dos apectos vitales, en primer lugar que empezó como una violenta protesta social desde abajo; y en segundo lugar España tenía más que perder en México que en cualquier otro lugar de América (2001). En coherencia al primer aspecto, es que buscaremos determinar la importancia de los bandidos en la lucha independentista, puesto que como fenómeno social constituyeron parte esencial de dicho proceso, en tanto por medio de la violencia se refleja un sentido de justicia, la cual bajo una concepción aristotélica puede resumirse en: darle a México lo que es debido.

Por otro lado también es necesario mencionar que México para España constituía una mina de oro, o mejor dicho de plata, pues durante el siglo XVIII la producción de este metal precioso aumentó de cinco millones en 1702 a veintisiete millones en el año 1804, produciendo el 67% de toda la plata de América (Brading, 1975). Esto en parte se explica por el libre comercio instaurado en 1789, el cual terminó con el monopolio entre Cádiz y Ciudad de México, lo que a su vez fomentó el espíritu de empresa que provocó una mayor competencia, la cual trajo como consecuencia una baja de precios para los consumidores. Pero no todo era color de rosas, si no que el rápido crecimiento de la población sumado a la expansión de uno de los pilares de la economía mexicana: la hacienda, conllevó a que ya no existiesen tierras para la nueva población, por lo que principalmente el campesinado terminó condenado a depender de los terratenientes, ya no sólo en forma de trabajador, si no que también como consumidor. De esta manera cuando la escasez de maíz se hizo presente entre 1720-1810; y los precios subieron a más no poder, superando incluso los salarios otorgados por los hacendados, fue cuando el hambre azotó. Y entre sus efectos más inquietantes estaba la aparición de los bandidos, que como expresa John Lynch “en cierto modo fueron los verdaderos precursores de la independencia” (2001).

Pero, ¿Qué entendemos por bandido? Desde una perspectiva legal, tal como señala Hobsbawm (Bandidos, 2001):

Quienquiera que pertenezca a un grupo de hombres que ataque y robe usando la violencia es un bandido, tanto si arrebata de un tirón el sueldo de un obrero en la esquina de una calle como si pertenece a un grupo organizado de insurgentes o guerrilleros que no están oficialmente reconocidos como tales (pág. 32).

El problema con esta definición es que carece de las precisiones necesarias para diferenciar entre un bandido y un simple ladrón. Es por esto que debemos recurrir a una caracterización íntegra, donde podamos distinguir sus aspectos más esenciales e intrínsecos, como se sugiere a continuación:

Son campesinos fuera de la ley, a los que el señor y el Estado consideran criminales, pero que permanecen dentro de la sociedad campesina y son considerados por su gente como héroes, paladines, vengadores, luchadores por la justicia, a veces incluso líderes de la liberación, y en cualquier caso como personas a las que admirar, ayudar y apoyar (Hobsbawm, 2001).

La miseria vivida por los campesinos mexicanos dio lugar a este nuevo síntoma de animadversión contra los hacendados, poniendo en jaque la legitimidad de su poder, es decir “la capacidad de controlar a las personas y los recursos por medio de la coacción” (Bandidos, 2001). Es aquí cuando la Iglesia, más específicamente el bajo clero ligado al pueblo se dio cuenta de las profundas injusticias de la estructura social mexicana, que además de rígida era estrepitosamente desigual. Ejemplo de esto es el obispo de Michoacán, el fray Antonio de San Miguel, precursor de las ideas de Hidalgo y Morelos, quien según el historiador mexicano Enrique Florescano (citado por Lynch, 2001) “estaba convencido de que las raíces de los males rurales eran más profundas que las sequías y las heladas y de que <>”. Dichas ideas se expandieron rápidamente entre los criollos ilustrados, al mismo tiempo que la violencia, tan criticada por autores como Lucas Alamán y José María Luis Mora.

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