Análisis De La Isla De Los Cinco Faros

El presente ensayo trata de analizar la teoría sobre la comunicación que Ferran Ramon-Cortés desarrolla en su libro La isla de los cinco faros. En él cuenta de manera clara y concisa el itinerario que realiza por los principales faros de la isla de Menorca y cómo cada uno de ellos le desvela una clave fundamental para conseguir una comunicación satisfactoria.

El autor comienza contando su propia necesidad de aprender a comunicar de manera efectiva, por lo que, siguiendo el consejo de un buen amigo, viaja por una semana a la isla de Menorca para aprender de los faros. Y es gracias a la observación de cada uno de ellos que encuentra las cinco claves de la comunicación, llegando a la conclusión de que la mejor manera de comunicar es provocando emociones.

Las tres primeras claves fundamentales de Ferran hablan de cómo han de ser la estructura y la construcción del mensaje, mientras que las dos últimas nos ayudan a mejorar la exposición.

La primera clave a la que llega Ferran la encuentra en el Faro de Favàritx, “un único gran mensaje”. Las personas debemos aprender a comunicar teniendo una única idea clara, como los faros.

Cuando se pretende comunicar una idea, se hace con la intención de que sea recordada. Para ello hay que centrase en ésta idea principal, estando todas las demás explicaciones a su servicio. Si esta idea no se tiene, se corre el riesgo de que el mensaje no llegue con claridad o de que no exista la coherencia, usando mucha información pero sin enlazar unos datos con otros.

Siguiendo el recorrido de Ferran, la segunda clave se la da el Faro de Artuxt, y es aquella de explicar de forma memorable, haciendo que nuestra idea destaque, como destaca la luz del faro sobre las demás.

Los mensajes se encuentran en constante competición con mucho otros, y la forma de que sean escuchados y recordados, es hacer que sobresalgan. La manera de hacer que una idea destaque es usando la imaginación. Si en lugar de dar un dato, se cuenta una historia, una metáfora o una anécdota, la idea se personaliza, fijándose en la mente del oyente y multiplicando el impacto del mensaje. De esta manera es más fácil que la idea sea recordada.

En el siguiente faro, el Faro de Punta Nati, Ferran llega a la conclusión de que para que la comunicación sea satisfactoria, se debe usar un lenguaje que conecte. Los faros conectan con los barcos gracias a que comparten el mismo lenguaje, aunque aquellos que no “pertenecen al mar” no comprendan lo que se está comunicando.

Es muy importante tener en cuenta el público al que queremos transmitir el mensaje y adaptar nuestro lenguaje dependiendo de la situación. Elegir el mensaje según nuestro público ya da por sí mismo un mensaje, y es que hemos pensado en ellos. Adaptarse al oyente ayuda a que se conecte con facilidad.

Un ejemplo sencillo de la importancia de esta clave es la diferencia que existe al explicar algo a un niño de corta edad frente a un adulto formado. Nunca serán las mismas palabras la que se usen con uno u otro, ya que el niño se aburriría al no entender las palabras dirigidas al adulto, y el adulto probablemente se ofendería al ver que se le está explicando algo de una manera demasiado simple, lo que muchas veces lleva a malinterpretar el mensaje.

La cuarta clave de Ferran la encuentra en el Faro de Cavalleria, su faro preferido. Ésta es que el mensaje que cuenta es el que capta la gente, no el que uno mismo transmite. Lo importante es cómo ven los barcos la luz del faro, no cómo el faro da el mensaje.

La manera en que se transmite un mensaje viene condicionada por los sentimientos, aunque uno mismo no sea capaz de apreciarlo. La intención que tengamos a la hora de comunicarnos no importa si el público está entendiendo el mensaje de manera diferente. Por ello, para saber cómo se está transmitiendo un mensaje, primero hay que estar en

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