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xiony17 de Julio de 2013

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Literatura y modernidad (El Indigenismo)

Síntesis

El presente texto es un capítulo del libro inédito Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitalista.

En las culturas primigenias (antiguas), los elementos del arte y la literatura se confundían con otros elementos, formando parte de los rituales mágicos religiosos, que servían de mediación en la acción humana sobre la naturaleza. Cuando el arte y la literatura adquieren cohesión y autonomía de esos rituales, proceso que llega a su culminación en la sociedad capitalista, tendremos un arte y una literatura moderna, al margen que de que los artistas y literatos aún puedan tener en su mentalidad elementos mágico religiosos, pero su producto, su creación, ya no es mediadora de la acción de la colectividad (sociedad) sobre la naturaleza.

El indigenismo como movimiento o escuela de arte y cultura emerge en el devenir de la sociedad peruana (ecuatoriana y boliviana), como expresión de la cultura y mentalidad andina, a veces con veracidad, otras veces con fantasía. Desde sus orígenes (con la conquista española) hasta hoy, tiene continuidad, pero en esa continuidad, cuyo trasfondo es el devenir andino inmerso en el conjunto de la sociedad, han existido cambios, por lo que es congruente decir que hay diversidad en la continuidad. Si bien la continuidad está garantizada por la reivindicación de lo andino, la diversidad consiste en el cambio de visión y perspectivas a través de los tiempos.

En primera instancia, en la conquista y parte de la colonia, los símbolos del indigenismo eran las elites sobrevivientes de la nobleza inca (exterminados al ser derrotada la revolución acaudillada por Túpac Amaru en 1780), y en el siglo veinte, como ruptura en la continuidad, el indigenismo está inmerso en las conflagraciones de clases en lo social (político), y en el arte y literatura es contemporáneo de las vanguardias, a las cuales pertenecen muchos de sus integrantes.

Una corriente o escuela, por lo general se ciñe al arte y cultura, cohesionándose en base a manifiestos y caudillos. El indigenismo sobrepasa a una simple escuela o corriente de arte porque, como diría Mariátegui, representa el devenir de una nacionalidad, de una cultura. Aquí está la raíz de su larga duración y su proyección futura porque la formación de la nacionalidad se está construyendo sobre "cimiento andino".

LITERATURA Y MODERNIDAD (EL INDIGENISMO)

a.- Sobre el arte

Trotsky1 decía que en el arte, el hombre busca plenitud a la existencia que las sociedades, sobre todo las basadas en clases sociales, lo niegan. Y es que el hombre por naturaleza, es artista o esta condenado a ser artista, si se entiende como fundamento del arte, a la creación, a la imaginación e invención, a la proyección de un mundo diferente. Desde esta perspectiva, el arte es rebelde por naturaleza, buscando un nuevo horizonte, que unos lo proyectan al porvenir, y otros lo encuentran en el pasado, condenando de una u otra manera al presente.

Pasado y futuro rondan en la perspectiva del arte buscando plenitud a la existencia. Se añora del pasado la unidad perdida, los lazos comunales (de "parentesco") entre semejantes y entre el hombre y la naturaleza del tiempo de los orígenes, y a la vez se vislumbra un futuro diferente, aunque no se tenga plena conciencia de ello.

Los ancestros del hombre actual, a la vez que parte integrante de la naturaleza, la parte más activa, “dialogaban” o se “comunicaban” con ella, en su mentalidad panteísta-animista, del modo más "normal" y cotidiano, inmersos en el sometimiento y la enajenación, de la cual atrevidamente intentaban a la vez compenetrarse y sacudirse, al inicio por mediación de los rituales mágico religiosos, donde ya aparecían elementos de lo que posteriormente serían las artes, la ciencia y la técnica, intentando compenetrarse y someter a la naturaleza, buscando mejorar su condición de vida, en armonía con ella.

Aun hoy, los hombres (modernos) del siglo veintiuno, “rememoran” -sin darse cuenta- el pasado primigenio, particularmente mediante la música y canciones, donde hacen referencia a la naturaleza -cielo, estrellas, luna, sol, mar, flores, ríos, animales, plantas, etc.-, como si se tratara de seres vivos y como si entendieran su mensaje.

El ser humano se resiste, inconscientemente, a romper definitivamente su cordón umbilical con la naturaleza, de la cual había sido parte pasiva, transformándose luego en la parte más activa. El parentesco en tiempo de los orígenes no era solamente entre semejantes (humanos), sino también con el universo (naturaleza) en su conjunto. La tierra era la madre y todo lo que existía en ella -animales y cosas- guardaba relaciones de parentesco con el hombre. (Por ejemplo existían relaciones de "hermandad" entre una persona y un árbol o un animal).

Todo ser humano tiene contacto con el arte desde las canciones de cuna, y aun antes, en el vientre materno, donde los estudiosos consideran que (el no nacido) puede percibir cotidianamente estímulos de diversa índole, entre ellos los artísticos.

Lo que hoy se considera arte, no siempre ha tenido la misma acepción y el mismo lugar en la sociedad. En sus inicios, cuando no era arte propiamente dicho (si lo comparamos con el arte actual), sus elementos se confundían en el mundo de la magia y la religión, siendo su función principal, mediante ritos y ceremonias, acrecentar su relación de “parentesco” con la naturaleza, intentando "domesticarla" para su bienestar utilizando sus recursos. Todos los hombres tenían o podían tener aptitudes artísticas, pero no existía arte propiamente dicho ... ni ciencia propiamente dicha, que van surgiendo y cohesionándose, diferenciándose entre sí paulatinamente, proceso que culmina con la aparición del capitalismo y de la sociedad moderna.

El arte surge con la vida, pero no todos los seres humanos tienen las mismas cualidades artísticas, por lo que, debido a diversas circunstancias, que van desde la predisposición natural, a las oportunidades que encuentran en la sociedad, ocupan un lugar determinado, de manera activa o pasiva en el hacer o percibir el arte.

Por su mismo carácter de creación que integra lo racional con el subconsciente, el espíritu de un pueblo, la identidad de un pueblo, vive o supervive y se proyecta, principalmente por sus artes, particularmente en sus creaciones más líricas, más íntimas, entre ellas la música, la poesía, las canciones.

En las culturas primigenias, las diversas actividades, entre las cuales estaban latentes los elementos artísticos, por ejemplo los rituales con danzas y canciones, tenían carácter colectivo, y las “creaciones” eran hechas las más de las veces, por diversas generaciones. El autor individual no sobresalía aún del ente comunal al cual pertenecía, ya que sólo existía en tanto parte de la totalidad hombre naturaleza.

Cuando surge la división social del trabajo y posteriormente hacen su aparición las clases sociales, el mundo de la colectividad se va desmoronando y van sobresaliendo individuos, entre ellos los brujos o hechiceros, que hacen de intermediarios entre la colectividad y la naturaleza, de la que a la vez forman parte, temerosos de sus fuerzas (lluvias, terremotos, movimientos de los astros, animales, montañas, ríos, etc.) a las que pretenden conjurar con sus rituales mágico religiosos, esperando literalmente lo que hoy conocemos como milagro: que cambien las cosas por mediación de poderes sobrenaturales y mágicos. Este elemento mágico, de esperar el milagro, sobrevive en rituales de las religiones actuales, sobre todo en los creyentes más ingenuos. Así, en la religión católica, se dice que el sacramento del bautizo, “borra” el “pecado original”, o sino, el que confiesa sus pecados, luego de cumplir con alguna "penitencia" ordenada por el sacerdote, se purifica de ellos.

Ya con el establecimiento de sociedades claramente diferenciadas en clases, el arte se va no sólo diferenciando del quehacer cotidiano del conjunto social, sino también especializándose e individualizándose y el anonimato en las creaciones persiste en el conjunto social, como una tradición y recreación por ejemplo en festividades colectivas, pero sobre ellos surge el creador, el autor personificado en un individuo, que sigue siendo un crítico en potencia, progresivo o retrógrado respecto del orden imperante.

b.- La literatura peruana

La literatura, un arte basado en la palabra, oral o escrita, no escapa a los criterios expuestos, entre otras cosas, en que hubo una época donde no era literatura propiamente dicha, sino que elementos de lo que sería la literatura, estaban entrelazados con otras actividades y elementos en los rituales mágico religiosos, de los cuales fue emergiendo hasta alcanzar cohesión intrínseca propia, al igual que otras artes, en las sociedades modernas.

Mariátegui en su estudio de la literatura peruana hizo la distinción entre la “literatura propiamente dicha” que trajeron los conquistadores, y la literatura anterior aborigen, que se confundía con la religión y los rituales mágicos. Como se sabe, hasta hoy, su propuesta no ha tenido fortuna en los medios académicos, y al contrario la crítica, (incluyendo de “mariateguianos”), lo ha acusado no solamente de negar la existencia de las artes y literaturas orales precolombinas, sino de negar la cultura aborigen en general. En realidad una crítica sin ningún sentido, ya que Mariátegui, más que nadie en su tiempo, reivindicó a las culturas aborígenes en todas sus vivencias, elevándolas al grado protagónico del cambio al socialismo, en la revalorización

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