BAUMAN - RETOS DE LA EDUCACION EN LA MODERNIDAD LIQUIDA
florencia30427 de Octubre de 2013
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El libro es una reflexión sobre los retos que vive la educación contemporánea frente a la sociedad líquida, capitalista, consumista y globalizada. Comenta la crisis profunda de la “educación sólida“ a partir de una mirada hacia la contemporaneidad y sus parámetros de valor y de demanda educativa. Propone la necesidad de situarse fuera de la trampa economicista para que saberes y quehaceres puedan construir una nueva ciudadanía.
El síndrome de la impaciencia
El tiempo acelerado de la sociedad contemporánea (modernidad líquida) se refleja en todo, en la producción y en el consumo. Esa aceleración genera la impaciencia, “toda demora, dilación o espera se ha transformado en un estigma de inferioridad” (p.22). ¡Se trata de obtener lo que uno quiere ahora sin pérdida de tiempo!
El conocimiento
La educación tenía su valor conectado al conocimiento duradero, en esto se basaba la buena formación de una persona culta. En la modernidad liquida lo duradero no tiene encanto, el consumismo no se define por acumular cosas sino en el breve goce de ellas. ¡Hay que librarse de las posesiones ( y de los vínculos) de larga duración! Lo duradero implica compromiso, obligación, responsabilidad, por lo tanto hay que deshacerse de las cosas (del conocimiento y de las personas), tirarlas a la basura, descartarlas, cambiarlas por nuevas.
Bajo esta perspectiva, el conocimiento debe ser algo instantáneo, acotado, ameno, ligero, circunscrito a un contexto concreto e inmediato. Esto porque es visto como una mercancía que debe aportar novedad y tiene su valor en lo diferencial respeto al conjunto de saberes. “..el destino de la mercancía es perder valor de mercado velozmente y ser reemplazada por otras versiones ‘nuevas y mejoradas’.” (p.30)
El cambio contemporáneo
De naturaleza errática e imprevisible el cambio contemporáneo ataca directamente a la cuestión de la educación y del aprendizaje. …”el mundo, tal como se vive hoy, parece más un artefacto proyectado para olvidar que un lugar para el aprendizaje.” (…) “el aprendizaje está condenado a ser una búsqueda interminable de objetos, siempre esquivos que, para colmo, tienen la desagradable y enloquecedora costumbre de evaporarse o perder su brillo en el momento en que se alcanzan.” (p.33) Todo es volátil, fluido, flexible, ambiguo, enmarañado, plástico, incierto, paradójico, de vida corta e incluso caótico. Bajo este panorama las organizaciones son estructuras fáciles de montar y de desmontar, igualmente deben ser los que trabajan en ellas. Igual lógica sirve para el conocimiento y la formación de los sujetos que se incorporan al mundo laboral: es importante no parar de moverse y ser rápido.
La memoria
…” el trabajo de memorizar produce mas desperdicios que productos útiles” (p.37)
La memoria tan fomentada en la perspectiva sólida de la educación para almacenar los conocimientos duraderos se torna inútil, incluso engañosa y vista como un obstáculo que hay que apartar. Si todo es tan volátil no hace falta fomentar la memoria lo que hace falta es mantenerse al tanto de los nuevos conocimientos. La formación permanente tiene como premisa actualizarse, estar al tanto de las últimas novedades, para “estar en lo último” e informado de las actuales modas pedagógicas.
Cada persona debe de tener “empowerment”, ser capaz de empoderarse, autocontrolarse, autorregularse y presentarse como alguien comunicativo, jovial, abierto y curioso. Debe aportar ideas insólitas, proyectos excepcionales, diferentes, novedosos. Para esto hace falta ser uno mismo, desarrollarse desde dentro y liberar sus fuerzas interiores. Hace falta saber “cómo” excavar la profundidad e su ser para sacar de allí el autoconocimiento necesario para afrontar a los retos del mundo actual.
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