Como Se Hace Un Proceso

Francesco Carnelutti señala de forma genérica como se hace un proceso, específicamente se refiere al proceso civil y al proceso penal, el autor desglosa las particularidades de cada uno y vislumbra sus semejanzas y diferencias, no obstante el autor se desenvuelve en un ámbito normativo correspondiente al ordenamiento jurídico italiano puede evidenciarse que básicamente la doctrina procesal conserva rasgos genéricos que sirven de orientación para el entendimiento de la materia procesal, a manera de introducción Carnelutti expresa como la gente se siente apasionada con los procesos jurídicos al contener elementos sumamente reales y llamativos, el autor menciona como las personas dejan de vivir su propia vida y se sienten personificados con la de los demás en los procesos valga decir procesales, a la luz de los ojos de los espectadores resulta de gran diversión asistir sobre todo a audiencias de procesos penales en los cuales se pone en juego la libertad de los sujetos, así mismo realiza una comparación de varios escenarios no precisamente del derecho con el proceso jurídico y me tomo la libertad hacer mi propia analogía para desarrollar su idea, Carnelutti expone que así como el proceso tiene sus leyes los otros escenarios en los cuales se llevan a cabo actividades deportivas por ejemplo, también tienen las suyas, de esta forma si no se conocen las “leyes de juego” no se entenderá el transcurso de la actividad ya sea procesal o no y por lo general si no se comprende el desenvolvimiento de una actividad resultará entonces tediosa participar como espectador. Lo anterior es con la finalidad de demostrar que el drama mueve las masas ya sea en el juego como en el proceso.

Carnelutti luego de referirse al drama comienza por hablar del proceso penal, en el cual se supone la idea de los delitos y de las contravenciones, se trata entonces de una alteración del orden social que necesita ser castigada a través de la pena que constituye entonces la consecuencia jurídica que viene con el cumplimiento de la hipótesis, a manera de ejemplo en el ámbito espacial colombiano quien matare a otro habrá incurrido en una conducta ilícita y por tanto debe ser castigado con la pena prevista en el código penal, el proceso penal a diferencia del proceso civil sin perjuicio de las excepciones contempladas en la ley opera de forma oficiosa, es decir, es el Estado quien tiene la facultad y el deber de promover el proceso a través del cual se dará una solución a un caso concreto del cual se merece conocer la verdad, entonces el proceso terminará con la condena o en su defecto con la absolución del imputado, Carnelutti expresa y en parte estoy de acuerdo con él en que un proceso penal el cual finaliza con la absolución del imputado es un proceso fallido, un proceso que nunca debió comenzar porque se ha causado un daño a una persona que no lo merecía, sin embargo aclaro en lo personal que este es un riesgo que en ocasiones es imposible de impedir, por lo cual el Estado simplemente ha obrado de forma preventiva, sin embargo estoy de acuerdo con el autor en la medida en que este señala que se ocasiona un daño que en ocasiones se le puede atribuir la calidad de irreparable por lo cual el Estado debe asumir su responsabilidad y tratar en primera medida de evitar dichas situaciones y en segundo lugar si no es posible echar marcha atrás y el daño está hecho sin duda debería repararse.

El proceso civil opera por petición de las partes interesadas, aquí entonces hay un actor y un contradictor que de manera regular asisten conjuntamente al proceso para pedirle al juez el cumplimiento de sus pretensiones generalmente excluyentes, deberá entonces el juez hacer uso de razón y discernimiento para escudriñar las pruebas y las razones de derecho que permitan declarar la certeza o no de un derecho, en el proceso civil salvo en pocas excepciones el juez no tiene la potestad de dar curso a un proceso sin que antes la partes interesadas así lo hayan decidido.

El papel del juez en el proceso como lo señala el autor tal cual lo pone en el lugar del “soberano”, lo hace con el énfasis de señalar que aquellos encargados de administrar justicia, de juzgar, de declarar certeza no pueden ser cualquiera por lo menos si se quiere que el servicio público de administrar justicia tenga verdadera legitimidad para los gobernados, es decir, dicho de otra forma, sacie la extrema necesidad de justicia que las personas tienen y de esta manera confíen

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