Concepto Actual De Salud Publica
karlabhr25 de Octubre de 2012
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INTRODUCCIÓN
¿Qué es Salud Pública? Una pregunta que no es fácil
responder. Una respuesta válida es que Salud Pública es
la actividad encaminada a mejorar la salud de la población. Ahora bien, para entender mejor esta definición
tenemos que desglosar los términos utilizados en ella, a
saber, «salud» y «población». Según. la Organización
Mundial de la Salud (OMS), «salud no es sólo la ausencia de enfermedad, sino también es el estado de bienestar
somático, psicológico y social del individuo y de la colectividad». Es una definición progresista, en el sentido
que considera la salud no sólo como un fenómeno somá-
tico (biológico) y psicológico, sino también social. La
definición reconoce, acentúa y subraya que las intervenciones salubristas incluyen no sólo los servicios clínicos
que se centran en su mayor parte en lo somático y psicológico, sino también las intervenciones sociales tales
como las de producción, distribución de la renta, consumo, vivienda, trabajo, ambiente, etc. Esta expansión salubrista, aceptada por la OMS en 1952, representó un paso
adelante. Fue redactada por especialistas en salud como
John Brotherston, y Karl Evang, profesionales progresistas que respondieron al gran optimismo generado tras la
Segunda Guerra Mundial, una guerra antifascista que
había.supuesto grandes sacrificios para las partes combatientes,. en aras de crear un mundo mejor.
Aquel entendimiento de lo que es salud proclamada por
la Asamblea General de la OMS fue.asimilada y formó
parte de un movimiento para la mejora de las condiciones
de vida de la población que afectó a todo el mundo occidental y estableció el Estado del Bienestar que mejoró la
calidad de vida en las poblaciones occidentales.
A pesar de constituir un adelanto, esta definición tiene
un problema epistemológico importante. Asume que hay
un consenso universal sobre lo que significan los términos clave de la definición, a saber, «salud», «bienestar» y
«población». Esta universalidad, sin embargo, es apolítica y ahistórica. En otras palabras: la definición de la
OMS evita el tema de quién define lo que es bienestar,
salud y población, y presupone que «salud» es un concepto apolítico, conceptuado científicamente, que se aplica a todos los grupos sociales y a todos los períodos
históricos por igual. Evita, pues, el problema epistemoló-
gico del poder.
En realidad, salud y enfermedad no son sólo categorías
científicas, sino también políticas (es decir., de poder).
Tanto el conocimiento científico de lo que es salud y
enfermedad, como lo que constituye y se define como
práctica médica y las que se reconocen como instituciones sanitarias están altamente influenciados por el contexto social y político que les rodea.
Por ejemplo, la homosexualidad e definió como enfermedad hasta mediados de los años setenta. A partir de entonces los libros de texto de medicina y psiquiatría no
la incluyen tal condición como enfermedad, sino corno
una condición normal, de mera elección sexual.
¿Cómo es que una condición humana, la homosexualidad, pasó de ser una situación prohibida por
la ley cuya expresión estaba criminalizada (todavía
hoy en día hay países donde está prohibida cualquier
expresión de homosexualidad) a ser, más tarde, una
condición enferma (aparecía como una condición
patológica en libros de psiquiatría) y por último una
condición normal?
Este cambio acto criminal condición enferma situación
sana se debió a la redefinición de la sexualidad generada por el movimiento feminista, que cuestionó
las normas de la sexualidad dominante. La profesión
psiquiátrica no lideró este cambio, antes al contrario,
se opuso hasta que finalmente hubo de aceptarlo.
Podemos ver cómo el contexto social determinó un
cambio en la noción de salud y enfermedad.
Caso similar es el reconocimiento de la silicosis como
enfermedad ocupacional. En Gran Bretaña la silicosis aparecía ya como enfermedad profesional en los
años veinte. En cambio, en Estados Unidos no se reconoció como tal hasta bien entrados los cuarenta.
¿Por qué esta diferencia de tiempo histórico en la definición de la silicosis como enfermedad laboral? La respuesta está en la fuerza del movimiento obrero en Gran
Bretaña, mucho más poderoso e influyente que en
Estados Unidos. El Partido Laborista y los Trade
Unions en Gran Bretaña tuvieron mayor peso sobre el
mundo político y científico que los sindicatos de Estados Unidos, que ni siquiera contaban con un partido laborista o socialdemócrata que defendiera sus intereses.
Estos cambios en la definición del concepto de salud ocurren también en las prácticas médicas, que
se modifica conforme a las relaciones de poder. Por
ejemplo: el aborto. Éste ha sido, y todavía es considerado en muchas partes del mundo, cono un acto criminal.
En cambio, en muchos países, como España, el aborto
es una intervención que se permite en situaciones
médicas a fin de proteger la salud de la madre entre
otras condiciones. Y en otros países, como Estados
Unidos, el aborto ha pasado de ser un acto médico a
un acto de mera elección por parte de la mujer. Efectivamente, a partir del año l979, en Estados Unidos la
mujer tiene el derecho a interrumpir su embarazo, dentro de ciertos límites relacionados con el período de
gestación. Podernos ver aquí como una práctica considerada criminal pasó a ser una práctica médica que
más tarde se convirtió en un acto social. De nuevo, estos cambios de práctica: criminal médica; sano, responden a cambios del contexto social, y en gran
medida a la presión del movimiento feminista que
forzó aquella redefinición de la sexualidad de la
que se hablaba antes, y provocó un cambio de actitud hacia el aborto en la sociedad. Aquí, de nuevo,
el grupo profesional, los obstetras y ginecólogos, no
ofrecieron su apoyo. Antes al contrario, se opusieron, si
bien finalmente tuvieron que ceder.
Podemos ver, pues, cómo la definición de lo que es
salud y enfermedad no es sólo una cuestión científica,
sino también social y política, entendiendo corno
tales las relaciones de poder dentro de la sociedad.
Veamos ahora, una vez matizada la definición de salud, cómo se ha ido definiendo «la población», es decir,
el sujeto de acción del sistema salubrista. Para entender los cambios de definición relativos a la población nos resultó útil conocer el concepto de iceberg.
Históricamente, la responsabilidad del sistema médico
(componente importante, pero reducido, del sistema salubrista) ha sido la de atender aquella porción
de la población que acude a dicho sistema, es decir, la
mortalidad y la morbilidad conocida. En realidad, incluso hoy en día la mayor parte de los países desarrollados orientan sus servicios médicos a resolver los problemas curativos de este sector, el sector enfermo conocido. De ahí que aquellos sistemas funcionen en
realidad como servicios curativos para unos pocos.
Pero los problemas de la población son mucho más
amplios. Incluyen no sólo la parte visible del iceberg
(aquellos pacientes que acuden al sistema) sino también
su parte oculta (aquellos que no acuden al sistema, así
como aquellos que, aun estando sanos, son vulnerables a
la enfermedad y cuya vulnerabilidad podría eliminarse o
reducirse con la intervención del sistema de salud). El
sujeto de intervención del sistema de salud es, pues,
todo el iceberg —toda la población— y no sólo la
parte visible.
¿A qué se debió este cambio de concepción del
sujeto de intervención? De nuevo el cambio fue generado por fuerzas sociales y políticas que promo-vieron una redefinición de dicho sujeto, es decir, de
la población. Fue sobre todo cuando, a raíz de la
Segunda Guerra Mundial, los jóvenes fueron llamados a filas para integrarse en las Fuerzas Armadas. Constituyó una sorpresa que un porcentaje
muy elevado de jóvenes (20 % en Estados Unidos
y24 % en Gran Bretaña) no pudieran tomar las armas por no estar suficientemente sanos. La población joven no reclutada fue mucho mayor de lo que
los gobiernos esperaban. Ello llevó a la consideración de que algo de lo que el sistema sanitario no
era consciente estaba ocurriendo en la población.
De ahí que inmediatamente después de la Segunda
Guerra Mundial se iniciaran campañas de detección con el objeto de buscar la parte oculta del iceberg.
En Inglaterra, por ejemplo, en estas campañas
de detección se comprobó que el médico generalista desconocía la mayoría de las enfermedades que
atendía en su práctica médica. Por cada 60 casos
de anemia que advertía, había 218 que desconoc-
ía; por cada 82 casos de hipertensión localizados,
existían 162 casos desconocidos; de cada 60 casos
de infecciones urinarias había 140 desconocidos,
etc. (Marcus, A. 1968).
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