Crítica de "La Basura Que Comemos"
Fernando AguirreReseña17 de Septiembre de 2018
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Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Zaragoza
Ingeniería Química[pic 1]
Ingeniería de Procesos
ALUMNO:
Aguirre Barragán Fernando
[pic 2]
Crítica de “La Basura Que Comemos”[pic 3]
Profesor: Cresenciano Echavarrieta Albíter
Grupo: 4801
Fecha de Entrega: 2 de marzo de 2018
Rius es un escritor que se dedica a hacer historietas y publicar libros con un tono irónico y de humor negro. Este autor siempre hace críticas y denuncias en todo lo que publica. Su libro "La basura que comemos" no es la excepción, pues hace referencia a la comida chatarra y a los transgénicos, haciendo una invitación para que comamos mejor y más natural.
Vivimos en una época cómoda, pues tenemos a la mano todo lo necesario para vivir, pero, cuando de salud se trata, aumentan y aparecen nuevas enfermedades. Esto se debe a que cada día comemos peor. Desde que EU en los años 50´s nos invadió con su comida chatarra, somos el país que más consume refresco y con mayor problema de obesidad que hay en la actualidad.
Lo peor que pudo pasar para la conservación de los alimentos fue la idea de los empresarios de industrializar y procesar la comida, pues se utilizan un sinfín de químicos para poder conservarlos, darles un color, textura, sabor, tonalidad y frescura ideales. Todos estos aditivos químicos van desde colorantes, antioxidantes, emulsificadores, hasta estabilizantes, blanqueadores, edulcorantes, maduradores, separadores, etc.
Con los enlatados se tiene un problema, al ser golpeada una lata, produce plomo y es muy grave para nuestra salud. Los aditivos se producen en los laboratorios y, sin ellos, la comida tendría poco tiempo de duración, pero provocan alergias, cáncer o hiperactividad.
Entre los aditivos más peligrosos se tienen a los colorantes, por eso la OMS tiene bajo estudio 130 de ellos bajo sospecha de ser cancerígenos. En algunos países ya se están prohibiendo muchos aditivos por ser causantes de enfermedades extrañas, como las alergias o el cáncer, cada vez más agresivo. Lo peor es que en nuestro país, donde todo se vale y nada se prohíbe, no es un caso de mucha importancia.
Los dulces, las carnes frías (como las salchichas) y la pasta dental, por dar unos ejemplos, contienen colorantes, y, desgraciadamente, los niños son las principales víctimas de éstos, pues son los principales consumidores de dulces. Por ejemplo, los colorantes “rojo 3” y “rojo 40” están presentes en la mayoría de los dulces y alimentos, sin embargo, es un componente extremadamente cancerígeno, y provoca hiperactividad y diabetes prematura en niños.
El pan Bimbo es en demasía un conjunto de aditivos, los refrescos son sólo agua carbonatada con colorantes, causante de problemas renales y diabetes. El aceite de cocina es procesado y provoca tumores linfáticos y alergias. Resultado de todo esto es que nuestro cuerpo se ha convertido en un depósito de productos químicos.
Al pollo le ponen arsénico, a las carnes frías le ponen nitrato de sodio y a las harinas le ponen aluminio. El maíz, la papa, el jitomate, por ejemplo, son modificados genéticamente para tener su propio insecticida. Además, a los animales se les alimenta con químicos que, a su vez, la población consume.
Cuando no se reciben elementos nutritivos viene la anemia o el organismo queda indefenso a todo tipo de enfermedades.
Para sorpresa de todos, en México se fabrican y consumen más galletas y pastelitos que en el resto del mundo, por lo que no es de asombrarse que la leche y el huevo también son nocivos al ser industrializados para aumentar la producción, sin importar el bienestar (o, mejor dicho, malestar) que se pueda provocar en la gente.
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