EL PEREGRINO
trujillocruz20 de Junio de 2013
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Paulo Coelho
INTRODUCCIÓN
Paulo Coelho Peregrina a través del Camino de Santiago para llegar a Santiago de Compostela, empezando su recorrido en Francia para terminar en España, un recorrido de setecientos kilómetros que atraviesa por diferentes lugares sagrados y poblados con historias de leyendas religiosas como también de maldiciones y demonios, el guía que lo lleva por el camino le enseña las Prácticas del Ram. Que le ayudan a descubrir el secreto de su espada, pero para esto tuvo que conocerse asimismo y el verdadero significado de la vida común, además de enfrentar y vencer sus propios temores y demonios que encuentra en el Camino de Santiago.
RESUMEN
El Maestre levantó mi nueva espada, era mi ordenación como Maestre de la Orden de RAM. Enterré mi antigua Espada y el Maestre colocó mi nueva espada frente a mí y con sus poderes genero una luz extraña alrededor de nosotros, con su espada toco mis hombros y mi cabeza mientras decía: -Por el Poder y el Amor de RAM, yo te nombro Maestre y caballero de la Orden. Cuando salga de su vaina, jamás las regreses sin antes haber hecho un bien. A partir de ese momento ya no era necesario ocultar lo que había aprendido en el camino de la tradición. Ya era un Mago. En el momento que me disponía a tomar mi Espada, me piso los dedos, yo no entendí lo que pasaba, llamo a mi mujer y le entrego la Espada, después me dijo, -¡Aleja la mano que te engaña! Debías haberla rechazado, de haberlo hecho se te hubiera entregado, por que tu corazón estaba puro, pero resbalaste y por culpa de tu avidez, deberás caminar nuevamente en busca de ella-. Me encontraba atónito, mi espada vieja estaba enterrada y la nueva no me fue entregada, tenía que comenzar, estaba de vuelta en el mundo del Odio y de la tierra. Cuando nos retiramos, nadie se despidió de mí, no podía tocar la Espada sin la autorización del Maestre. -El Maestre dijo que no eras el primero que le ocurría eso –dijo mi esposa en el camino- y que la Espada te estaría esperando a una cierta hora, en una cierta fecha y en un punto de un camino que deberás recorrer. Me dijo donde debo esconderla y que la buscaras en una antigua ruta medieval
LA LLEGADA
Yo iría a Francia al encuentro de Mme Lawrence en San Juan Pied-de-Port. Mi esposa cumpliría el encargo del Maestre y después regresaría a Brasil. Así como los musulmanes tienen que ir por lo menos una vez en su vida a La Meca, En el primer milenio los cristianos tenían que recorrer un de las rutas sagradas. Aunque no descubriera mi Espada, la peregrinación por el Camino de Santiago haría que me descubriera a mí mismo.
SAN JUAN PIED-DE-PORT
Llegué donde me estaría esperando Mme. Lawrence. Sin siquiera preguntar que quería me condujo al segundo piso de la casita. Colocó un manto sobre mis hombros y un sombrero en mi cabeza, llevaban veneras cosidas, me entregó un cayado en el que amarro una pequeña cantimplora, colocando sus manos sobre mi cabeza realizó unas oraciones y me hizo jurar obediencia total a mi guía. El sombrero me protegería del sol y los malos pensamientos. El manto, de la lluvia y las malas palabras. El cayado de los enemigos y las malas obras, me dio las contraseñas y me dijo que mi guía me esperaba a 2 Km. de allí. Saqué de la cajuela del carro mi mochila y un saco de dormir y salí de la ciudad siguiendo las instrucciones. Ya estaba pisando el Camino de Santiago, apresuré mi paso hasta llegar al antiguo pozo, me esperaba un gitano que dijo ser mi guía, me propuso que si yo quería él buscaría la Espada por mí, cuando estaba por contestarle detrás de mí apareció un hombre como de cuarenta años, cabellos grises y piel quemada por el sol, se presento como Petrus y comenzó a darme la contraseña, entonces me di cuenta que el otro hombre era un impostor, tomo su mochila y se alejó, le pregunte que quien era el otro hombre, me dijo que nos habíamos encontrado con un demonio y que encontraríamos más en el camino, según él, el encuentro había sido un presagio favorable, pues el demonio se había revelado demasiado pronto. Dijo que en el camino me enseñaría algunos ejercicios y algunos rituales conocidos como las Prácticas del RAM. Entonces me enseño El Ejercicio de la Semilla.
EL CREADOR Y LA CRIATURA
Durante seis días hice el Ejercicio de la Semilla. -Estoy muy contento de estar aquí, -me dijo- el trabajo que deje de hacer ya no importa, y los trabajos que realizare después de esto serán mucho mejores. El séptimo día, mientras realizaba el último ejercicio de la semilla, permanecí quieto, con una bofetada me despertó Petrus y dijo en tono furioso -¡No te olvides de tus objetivos! Todavía tienes mucho que hacer entes de encontrar la espada.- Dijo que eso le pasaba a las personas que se fascinaban con los detalles y se olvidaban de lo que buscaban. Cuando nos aproximábamos a un pueblecito, Petrus me detuvo y dijo que era momento de enseñarme la segunda practica del RAM. nos sentamos en el suelo, yo me encontraba impaciente, ya quería llegar, Petrus fumaba su cigarro tranquilamente, miraba la planicie y después de un rato me preguntó, -¿Qué tal la travesía por los pirineos? Muy bien -respondí-. Debe haber estado muy bien -comenzó a decir- puesto que nos tardamos seis días en hacer lo que se pudo haber hecho en sólo uno. Me explico que en mi afán de encontrar mi Espada, nunca me preocupe por el camino, habíamos estado dando vueltas, era mi obligación notarlo, - Eso te pasó por que tu acto de caminar no existía, sólo tu deseo de llegar-. Dijo. Estaba tan sorprendido que me olvide del frió y del pueblecito, por eso era importante la segunda Práctica del RAM: extraer de lo que estamos acostumbrados a mirar todos los días los secretos que no logramos ver debido a la rutina. Petrus me enseño “El ejercicio de la Velocidad. Respire profundo y trate de no pensar en nada, el mundo estaba allí en torno a mí, me di cuenta que pocas veces la había prestado atención. Al otro día muy temprano nos dirigimos a buscar a un brujo, entramos a una iglesia, me presento con el padre Jorge, -un brujo vestido de padre-, me condujo hasta un cuarto alejado y comenzó a decirme que la ruta de Jacobea era el camino de la Espada, podría traerme poderes, pero eso no era suficiente, ¿dónde están tus veneras? -me preguntó-, le entregué las conchas, las puso sobre de una mesa, colocamos las manos sobre ellas y comenzó ha hacer unas oraciones, de las conchas salió una luz brillante, retiro las manos y las conchas dejaron de brillar, dijo que podía irme con la bendición de la Virgen de Ronces valles a Santiago de la Espada, dijo que sí nos perdíamos que siguiéramos las marcas amarillas. Me dijiste que me llevarías con un brujo no con un cura, -le pregunté cuando salimos- ¿qué tiene que ver la magia con la iglesia católica?-. -Todo- me contestó-
LA CRUELDAD
Llevábamos caminando cinco días. Yo ya no pensaba en el trabajo, mis preocupaciones habían desaparecido. -El camino que estas haciendo -dijo- es el camino del poder, el camino que era una tortura se empieza a transformar en placer. Con esto estas alimentando algo muy importante, tus sueños. El sueño es el alimento del alma, cuando vemos nuestros sueños frustrados es preciso continuar soñando, si no nuestra alma muere y Ágape no penetra en ella. Lo importante es librar un buen combate. El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo, cuando las personas se sienten cansadas y se quejan de que el día es muy corto. El segundo síntoma son nuestras certezas, nos creemos sabios, justos y correctos con lo poco que le pedimos a la vida. El tercero y último síntoma, es la paz, la vida ya no nos pide grandes cosas, dejamos a un lado las fantasías de la infancia. Pero en realidad en lo más intimo de nuestro corazón, sabemos que renunciamos a luchar por nuestros sueños, a librar el Buen Combate-. Se detuvo y permanecimos en silencio algunos minutos, me entrego un alfiler de oro. -Se llama el Punto de la Crueldad -dijo-. Todos los días vemos el mejor camino por seguir, pero sólo andamos por el camino al que estamos acostumbrados. La única manera de salvar nuestros sueños es siendo generosos con nosotros mismos. Cualquier intento de auto castigo debe ser tratado con vigor-. Y me enseño el Ejercicio de la Crueldad.
EL MENSAJERO
Nos detuvimos en Puente de Reina, dos niños jugaban con una pelota a orillas de río, bajamos para acercarnos, cuando la pelota callo cerca de Petrus la tomo y me la arrojo, uno de los niños se acerco y me la pidió, retuve la pelota por un momento, entonces se agacho y cogió una piedra. Si no me la das te la arrojó -dijo-, lo amenace con darle una paliza si me la aventaba, entonces prometió entregarme un relicario que estaba enterrado debajo del puente, pero me negué. -Señor -comenzó a decirme- usted no necesita la pelota, es fuerte ha viajado y conocido el mundo. Yo solo conozco las márgenes de este río y mi único juguete es esta pelota. Devuélvamela por favor. La sensación de que ya había leído o vivido aquella situación hizo que resistiera una vez más. De pronto el paisaje en torno a mí se transformo, me sentí transportado a un largo y terrorífico desierto, sólo yo y el niño frente a mí, era mayor tenía facciones simpáticas y amigables, pero en sus ojos brillaba algo que me daba miedo, la visión no duro más de un segundo, Petrus tomo la pelota y se la dio al niño. Media hora más tarde llegamos a otro puente, ¿Para qué querías la pelota? me preguntó, le dije que había actuado así por que pensé que la pelota era algo importante para él, -De hecho si lo fue. -comenzó a decir- Hizo que establecieras un contacto victorioso con tu demonio personal. ¿Mi demonio personal? -pregunte-.
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